Capítulo 2: Nokam, el temido.

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Los años pasaban con tranquilidad, el joven Nokam ahora era un adolescente de dieciséis años, y hacía varios que había abandonado su ambición de convertirse en el rey de Goldencrown. Sin embargo, su odio seguía ahí, ya que al entrar al instituto se dio cuenta de que las cosas no eran tan fáciles. Era en esta época en la que los muchachos buscaban pareja, y era tradición que esa pareja fuera para siempre. Si no escogías pareja, no tendrías jamás. No obstante, los sabios consejeros del país recomendaban que en estos casos las damas serían enviadas a sitios de culto para favorecer al crecimiento intelectual del reino, y los varones servirían en la corte real, o a las planificaciones del futuro.

Aunque esta edad era la perfecta para Nokam de integrarse con los demás, las chicas no se acercaban a el por miedo a que les hiciera algo, y los chicos simplemente abusaban de él física y mentalmente.

Las sirvientas del orfanato decidieron que ya era hora de que el muchacho abandonara el hogar, ya que no podían hacerse responsable de un futuro adulto como él, y mantuvieron una pequeña charla sobre su destino en el mundo y que ya no podían mantener obligaciones con él. Nokam estaba destrozado por aquellas palabras tan terribles, ya que debía partir al alba, el día de su decimoséptimo cumpleaños.

El adolescente con lágrimas en los ojos fue al baño de la habitación y fue recapitulando episodios de su vida, haciendo pros y contra: "Pros: había sido encontrado y criado por dos amables mujeres que servían a un orfanato. Contras: Al nacer sus padres le abandonaron ,fue abusado por el color de sus alas, tuvo ideas horribles de matar a todo el mundo, estaba cerca de la mayoría de edad y no encontraría pareja, y debía partir al amanecer por culpa de que ninguna familia quería tenerle en sus vidas". Nokam se miró en el espejo con los ojos rojos de llorar, se miró con asco las alas, las tocó y notó que jamás serían blancas y puras como las de los demás, esos atributos fueron su condena, y estaba dispuesto a cumplirla deshaciéndose de ellas.

Tomó una cuchilla de afeitar del cajón y acto seguido las puso en su muñeca, sabía como debía hacer el corte ya que había tenido ataques de ansiedad y lo único para consolarse era provocarse más dolor. Cerrando los ojos con fuerza y un acto de cobardía y valor al mismo tiempo, hizo un corte limpio desde la muñeca hasta la mitad del antebrazo, siguiendo la ruta de sus venas. Nokam, se iba a suicidar. Calló al suelo a los pocos segundos por el mareo y la falta de sangre, moriría en ese lugar, sin nadie que le consolara, sabiendo que siempre ha sido alguien odiado y asqueado por los demás, sabía que esto era lo mejor. No obstante, el ruido al caer alertó a una de las sirvientas y subió corriendo hacia la habitación y vio sangre salir desde el interior de la puerta del baño, y gritando llamó a su compañera la cual ascendió con más prisa que la anterior. Ambas encontraron al joven en el suelo desmayado y pálido, con un gran corte en el brazo y sangre en el suelo.

Nokam despertó en un lugar blanco y limpio, sobre una superficie muy suave y blanca. Al instante pensó que estaba en el paraíso, y por fin podría llevar una vida eterna normal. Pero, justo cuando sonreía el joven, abrió la puerta un hombre de alas un poco desgastadas y una bata blanca, en ese instante el muchacho comprendió que no estaba muerto, sino ingresado en un hospital. A duras penas giró la cabeza y vio una de sus plumas negras; cerró los ojos decepcionado y miró al doctor. El hombre con una calvicie notoria le contó que sus cuidadoras le encontraron al borde de la muerte en el baño, y corriendo le trajeron aquí con unas vendas mal puestas al rededor de la herida, y que gracias a los dioses habían llegado a tiempo y pudieron salvar su vida.

Antes de que el doctor fuera a abandonar la habitación, el débil joven le agarró del brazo y le suplicó que le matara, que no quería vivir con la condena que llevaba por alas. A lo que el médico le contestó "yo no quito vidas hijo, yo las salvo", y ahora si, el hombre abandonó la habitación. Nokam solo suspiró y miró por la ventana, habían niños, ancianos, hombres y mujeres hablando y volando, todos aparentemente felices y en plena armonía, y eso lo detestaba, así que miró enfrente de su cama, no había nadie. Habían sillas para los familiares pero recordó que su familia tampoco lo quería. Ni siquiera aquellas mujeres a las que consideraba sus madres no estaban ahí. ¿De verdad estaba tan solo?, suspiró.

Las aventuras de Jim: El reinado de Nokam.Where stories live. Discover now