Capítulo 7: Bajo tierra

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Pasaron unas horas desde que Jim y Derek encontraron la salida del reino. Ambos caminaban exhaustos, pues a pesar de estar en júbilo, el sol era constante y penetraba en las raíces de sus plumas, lo cual les agotaba, necesitaban agua.

Hacía ya una hora que el río había desaparecido de su vista, pues tomó otro camino diferente al de los muchachos. Derek paró un momento y Jim se giró. Su amigo se sentó en el suelo.

-Me arrepiento mucho de no haber cogido mas agua del río.- se lamentaba Derek. Jim le observaba de pie, suspirando- pero, mira a tu alrededor, todo es libre, es precioso.- Ambos estaban en un tipo de prado verde y fresco, Jim se sentó y se tumbó mirando al cielo.

-¿Nunca habías pensado en huir?.- Le preguntó Jim a su compañero, el cual se había tumbado también.- Solo, piensa en todas estas posibilidades, ser libres, hacer lo que queramos. Mira el cielo Derek, es azul, un color que me encanta. Mi madre solía cantarme una canción sobre el mar, la cual le cantaba mi abuela. Dicen que es un lago enorme, sin final alguno, y por lo que recuerdo, me dijo que era azul. Debe ser hermoso.- Jim paró un momento.- No quiero volver.- Dijo de repente.

Derek se incorporó sorprendido por las palabras de su amigo.

-¿No volver? pero, ¿Qué pasaría con mi padre?, ¿Nuestra ciudad?.- Preguntó Derek un tanto molesto. Jim se integró, apoyando sus manos es sus rodillas, mirando a su compañero.

- ¿NUESTRA ciudad?.- Expresó Jim un tanto enfadado, marcando la palabra NUESTRA como importante.- Ya no nos pertenece Derek, Nokam nos ha mentido a todos nosotros, a nuestros padres, a los niños, y no solo eso, ¡ha sembrado la oscuridad en todo el reino!.- Exclamó muy indignado mientras se levantaba y hacía gestos con las manos.

- Lo sé... pero, es mi hogar también, estoy tan enfadado como tú pero, no podemos dejar que todos se pierdan esto, quiero que prueben la libertad, por eso debemos volver.- Dijo Derek mientras se alzaba y se acercaba a Jim apoyando su mano en su hombro. Derek le miró a los ojos.- Por favor, no quiero que ellos vivan en una mentira también.

Jim le miró a los ojos, nunca se fijó en lo bonitos que eran, a la luz del sol brillaban, le transmitían paz y confianza. No podía decepcionar a su mejor amigo, y a toda su gente, sabiendo que él debía liberarlos como el heredero perdido. Le agarró la mano, agachó la cabeza y no pudo evitar volver a observar sus ojos. "De acuerdo, volveremos, pero antes quiero ver el mundo" dijo Jim con una sonrisa. Derek sonrió también y caminó delante de él.

-Creo que he visto algo al final de este prado, ¿vamos?.- Derek le extendió la mano a su amigo, el cual aceptó encantado. "¡VAMOS!" exclamó Jim con sumo entusiasmo

Mientras tanto, en el castillo de Nokam, el monarca había secuestrado a unos cuantos espíritus del área Alquimista. Obviamente no fue él quien salió del reino, sino su consejero y fiel ayudante Yubian, el cual tubo que camuflarse e ir con un conjuro que el rey pronunció para él. Los espíritus estaban asustados, hacía años que no recibían noticias del reino de la luz, que ahora era oscuridad.

-¿Quién sois vos?.- Preguntó el espíritu más experimentado, los de su especie eran unos seres pequeños con una forma humeante y brillante de algún color en concreto, el cual representaba en que sección se especializaban en el alquimismo. Nokam fue inteligente y decidió secuestrar a los alquimistas especializados en la transformación y creación de pócimas y animales. El color de esta sección era de un color marrón verdoso con el centro amarillo.

-Soy el rey de este lugar, amo y señor de la oscuridad y el dolor. Derroté a aquellos que me hicieron daño, y pienso derrotar a todos los que decidan interferir en mi camino. Soy Nokam, el Temido.- Respondió el monarca con aires de grandeza. Poco a poco se fue acercando a los espíritus.- Sé de lo que sois capaces, y también sé en lo que tu y tus compañeros aquí presentes sois expertos en crear. Sois mis invitados, pero si no acatáis mis órdenes, seréis mis prisioneros, y no pienso retenerme en aniquilar a quien no me obedezca. Éste es mi reino, mis normas, ¿Entendido, majestad?.- El espíritu le miró atemorizado, por el bien de su pueblo y de si mismo, debería acatar sus órdenes.

Las aventuras de Jim: El reinado de Nokam.Where stories live. Discover now