Las aventuras de Jim: El reinado de Nokam.

Capítulo 8: Camuflados

     Pasaron unas tres horas después de que Jim y Derek abandonaron Terrium. A pesar de escuchar las indicaciones que les dio la reina a seguir para no perderse, el bosque era demasiado grande y acabaron extraviados.  Derek no entendía el mapa y Jim estaba tan distraído con el ambiente que no pensaba por dónde ir. 

     Jim decidió parar un momento y así descansar para comer. Ambos acordaron compartir la comida en pequeñas cantidades para así tener más reservas. Tras unos minutos Derek propuso el echar una pequeña siesta y recobrar fuerzas, pues necesitarían encontrar algún refugio que les resguardara por la noche y Jim aceptó encantado.

     Ambos sacaron de sus mochilas unos sacos que usaron anteriormente, recogieron la comida y se tumbaron. Sin que Jim lo notara, Derek pegó un poco más sus sacas para poder estar más cerca de él. Se acostaron, y miraron al cielo.

     -El cielo de aquí es tan azul... No me hace sentir tan deprimido como el de Goldencrown...- Dijo Jim de repente.- A ti, ¿no te hace sentir vivo también?.

     -Bueno, para alguien que se ha criado toda su vida en el centro de ese reino, se le hace de lo más normal.- Derek hizo una pausa. Miró a Jim serio, con una expresión de tristeza en sus ojos mientras ponía sus manos entrelazadas en el pecho.- Desde pequeño vi la oscuridad en el cielo y lo que ello le provocaba al mundo, no éramos del todo felices. Podíamos tenerlo todo, mis padres se querían, un trabajo estable y yo aun así no me sentía completo. Un día hubo un accidente.- Derek se calló y unas lágrimas salieron de sus ojos.

     -¿Qué pasó?.- Jim se giró apoyando su peso en su brazo mientras le miraba.

     -Mi madre se había suicidado.- Pronunció Derek en un susurro antes de taparse los ojos antes de llorar.

     Jim no daba crédito a lo que acababa de escuchar, jamás hubiera imaginado que la falta de madre en la vida de Derek fuera por esa razón, y lamentaba el no poder haberle conocido antes. Su amigo dejó de llorar poco a poco, y se giró también mirando a su compañero el cual le acarició el pelo.

     -Nunca supimos el por qué, no tenía motivos, o eso quiero pensar. Tampoco dejó alguna nota que explicara el motivo. Sin embargo, supe que debía afrontar la vida con una sonrisa y darle color a la oscuridad, por eso me volví tan alegre a pesar de que por dentro estaba vacío.- Derek mostraba una falsa sonrisa en su rostro mientras miraba hacia abajo avergonzado.

     -Bueno, solo quiero que sepas que yo voy a estar ahí para ti, y que no dejaré que nadie te haga daño. No te preocupes, yo conseguiré darle a nuestro mundo el azul del cielo y el verde de la hierba que tanto merece.- Esas palabras hicieron que Derek esbozara una tímida sonrisa y se sonrojara. Se frotó los ojos para quitarse las lágrimas y volvió a girarse boca arriba.

     Ambos dejaron que el silencio se apoderase de ellos y cerraron los ojos. Quedaron dormidos enseguida. Sin embargo, algo no dejó dormir por completo a Jim, se sentía observado, como si los árboles le estuvieran mirando, por lo que se mantuvo alerta todo el rato.

     Cuando se levantaron recogieron todo lo que habían ensuciado y emprendieron de nuevo el camino. De alguna forma se sentían más unidos. Se encontraron con un camino que hacía cuesta arriba, parecía hecho a posta ya que contaba con rocas apiladas en forma de escalera, cubiertas por moho de color verde. El recorrido estaba rodeado por un montón de vegetación, más de la usual, con flores y un color sano y puro.

    De un momento a otro alcanzaron la cima de esa cuesta, se podía ver el final del bosque desde allí, y un amplio lago de color azul, sin embargo aún les tocaba mucho por recorrer. Se disponían a bajar cuando de repente Jim pisó una especie de trampa, y en un abrir y cerrar de ojos se veía colgado boca abajo del suelo. Derek no sabía como reaccionar, todo había sucedido muy rápido, y tampoco vio venir a los indígenas que caían de las copas de los árboles. Les apuntaban con lanzas hechas de madera y punta de piedra atadas con una especie de cuerda hecha con hierba.