" Eres mía"

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Sí,  le pedí que se quedara conmigo, otra noche más. Lo deseo y lo necesito. Necesito sentir el calor de su cuerpo, sus labios besarme completa, sus muestras de amor, en fin... lo necesito a él, solo a él. Sé que solo tengo 17 años,  pero Josué es el hombre que quiero a mi lado siempre, sin importar la diferencia de edad, la posición en la que nos encontramos, simplemente lo quiero y punto.

-¿Estás segura de lo que me estás pidiendo?
-Sí, más que nunca.
-Bueno, está bien, para mí es un placer quedarme aquí, contigo.
-Pero... ¿no tienes que buscar ropa?
-No, no te preocupes por eso, suelo tener ropa en mi auto, para cualquier situación que se  presente.
Nos paramos del mueble, caminamos hasta su auto y sacamos algunas de sus pertenencias.
-Que ingenuoso eres. Me encanta tu manera fácil e inteligente de resolver las cosas. Juro que cuando hacía alguna clase contigo, era todo fácil y cuando te ibas, seguía siendo fácil, pero ya no tanto.
-Disfrutas de mi compañía,  lo puedo sentir. Por eso lo dices.
-Bueno, sí,  eso sí, me encanta cada momento conti...
-Como a mí también me gusta estar contigo. Dijo interrumpiendo y plasmándome un corto beso en los labios.

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-¿Vas a cenar ahora? Debes tener hambre.  Pregunté a Josué, ya que Paulina había preferido unos plátanos fritos con pollo horneado que había preparado la vecina.
-No, yo no tengo hambre, pero sí quiero cenar.
-¿Cómo,  cómo así?  Pregunté extrañada.
"No tengo hambre,  pero quiero cenar", que raro. Pensé.
-Quiero que tú me des de comer.

¡JODER! que provocador sonó eso, me encantó la manera como lo dijo, tan... tan sexy ¡MIERDA! Josué me vuelve loca,  sé a que tipo de cena se refiere.

-¿Qué estás diciendo? Por Dios, ¡no! Paulina está aquí.

Solo dije esto para hacerme de rogar,  claro que sí quiero, lo deseo. Además dormiríamos en habitaciones distintas. Así que, vamos, Josué,  insiste más.

-Perla por favor, no seas niña. Paulina puede dormir en la habitación de tus padres, y nosotros en la tuya, como la otra vez.

"LA OTRA VEZ, LA OTRA VEZ, LA OTRA VEZ". -Mi primera vez. Pensé. 
-Así será, pero no creas que vamos hacerl...
-No, no lo creo, estoy seguro.

Dicho esto, sentí sus labios juntos a los míos. Mi respiración se agitó, mi corazón aceleró, los nervios se hicieron presentes y podía sentir un familiar cosquilleo en mi estómago, que solo Josué logra en mí. Me besó, era tierno, pero apasionado.
¡La combinación perfecta!
Él sabía como aprovecharse de mí, sabía volverme loca con un solo beso, él sabía exactamente mis puntos débiles, sabía como utilizar su fina lengua y con ella matarme de placer... Y no es solo eso, sino también sabía utilizar las palabras precisas para enamorarme una y mil veces más.
Nos dirigimos a mi habitación, como él había dicho, cerré la puerta con seguro, así Paulina sabrá que su lugar de dormir era la pieza de mis padres. Continuamos basándonos y lo tiré a la cama, empecé a besar todo su cuello, a gemir y a lamer detrás de su oreja, proseguí con sus labios y fue ahí donde lo besé con más deseo, como si fuese la última vez.
Para castigarlo un poco, me detuve y le dije que no podía, le toqué el miembro, por encima del pantalón y me mordí el labio, eso lo volvió loco. Él, desesperado y  muy inteligente me pidió que continuara así, sin hacer nada, claro, para poder quitarse la ropa, lo mismo hizo conmigo. Después de haber hecho esto, me sujetó fuerte y me sentó encima de su miembro, me pidió que le hiciera un baile, eso hice. Esa noche,  y con él,  estaba dispuesta a cualquier cosa, después de todo, él es el primer hombre en mi vida, ya saben a lo que me refiero.
En uno de los tantos gemidos de Josué, pude entender:
"Perla, eres mía".






Pasión prohibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora