ProblemaSummary: Lidiar con ella y su actitud, casí siempre, era un problema.
Problema
Suspiro, nervioso y mirando fijamente el fuego que consumía la madera de la fogata. Cada trozo de esta se consumía con rapidez, siendo reducida a mera ceniza que se elevaba por los aires junto con la nube de humo, similar a la niebla, y pensó por un instante, en que la paz reinaba.
Si tan solo su mente estuviera de acuerdo con su corazón.
Y le miró, se atrevió más bien. Ella ya había dejado claro que no quería oír palabra alguna tras el incidente, pero jamás menciono que no podía verle.
—Deja de mirar, Chispitas. —gruñó Toph, apretando los dientes, con la cabeza hacia atrás. —Y no voy a perdonarte—afirmó, adelantándose a sus acciones.
Zuko gruñó por lo bajo, pasándose con exasperación una mano por los cabellos. No había sido intención suya lo ocurrido. ¡Por Agni, si había sido una maldita casualidad! ¿Y dónde diablos estaba la Toph sin pudor que casí siempre inspiraba deseos de evitar presentarla ante cualquier persona por su desvergüenza? ¿Dónde diablos se había metido la Toph a la que había estado tan acostumbrado?
—"Pero"—se dijo nuevamente, inspirando aire lentamente—"Es una chica, cualquier chica se enojaría"—resolvió con un asentimiento de cabeza.
Fijando sus ojos ámbar en la maestra tierra que seguía con la cabeza echada hacia atrás, en tanto su cuerpo reposaba en una roca lo suficientemente grande y ancha para abarcar su pequeño cuerpo, decidió dejar atrás las protestas de la pelinegra. Era un hombre, y aunque no supiera que diablos pasó para que llegasen a ese punto, iba a disculparse.
Toph, inesperadamente, se sentó en la roca, subiendo sus pies en la fría superficie de esta. Posiblemente rehuyendo al contacto con los pensamientos del maestro fuego por medio de los latidos del corazón, que ella tan fácilmente podía percibir.
Era su oportunidad, no sería Toph la que se le adelantaría, tenía cierta ventaja.
—Lo siento—dijo con seriedad.
— ¿Lo siento? ¿Eso es todo?—Zuko creyó ver como la lengua de Toph se retorció fuera de sus labios, cual serpiente, y el ceño fruncido en las delgadas cejas no ayudaba del todo tampoco.
— ¿Qué más quieres que diga?—interrogó destilando claras señales de molestia en su voz— ¿Qué ame verte desnuda? ¡Toph por el amor de dios! ¡Fue un accidente! ¡Solo eso!—la calma había sido sustituida por la exaltación.
Toph permaneció en silencio, con los brazos cruzados sobre el pecho, mirando a la nada. Pero eso no quería decir que Zuko no se sintiese inquieto ante los ojos de jade perlados, que sin duda eran hermosos, pero eso no era algo que fuera oportuno el pensar.
—No me importa que me vieses desnuda. —aclaró ella con calma. Pero los ojos dorados advirtieron como los pequeños labios de Toph se apretaban entre sí, tensos. Y como las cejas volvían a pronunciarse en un ceño fruncido. —Fue lo que dijiste luego. —confesó, arrugando la nariz.
Zuko elevó una ceja. ¿Toph haciendo pucheros? ¿Era una realidad o estaba imaginándolo?, sacudió la cabeza, negando tal posibilidad. Por otro lado, analizo con lentitud las palabras dichas por la chica. ¿Le ofendió lo que había dicho después de verla como había venido al mundo?
—Déjame recordar—pidió él, cerrando los ojos, rascándose la mejilla derecha con un dedo—Recuerdo que dije: ¡Oh por Agni! ¡Toph lo siento! ¡No he visto nada lo juró! ¡De veras lo lamento! ¡Enserio que no he visto nada, aún eres muy pequeña!—repitió Zuko, gesticulando con los brazos y cambiando su volumen de voz, similar al de Sokka cuando estaba buscando como loco comida que no fuera fruta, hongos o hierbas venenosas que comía sin antes consultar con los demás.
—Exacto—concordó ella. Molesta.
— ¡Pero si me disculpe!—A este paso se volvería loco, Toph se había molestado por sus disculpas iníciales. ¡Pero si no había dicho nada malo!—Ya madura Toph, me disculpe. Mira si te hace sentir mejor, puedes golpearmede nuevo—hizo una mueca al recordar las piedras lanzadas en su dirección durante el incidente—por verte bañándote en el rio, pero ya no actúes como si hubiera cometido algún pecado capital ¡Por Agni!—expresó con energía.
—Bueno, sé que no soy tan dotada como Katara o Sukki, o cualquiera de las otras chicas que tu por fortuna, si puedes ver. Pero no por eso mi cuerpo deja de ser el de una chica. —Saltando de la roca, Toph aterrizo sobre la tierra. Tras unos segundos de silencio, la muchacha se encamino en dirección al príncipe, picándole el pecho con un dedo—Por eso, princesa flamígera— una sonrisa se formo en su cara—Sera mejor que recuerdes bien este cuerpo de niña, porque de aquí en unos años, no volverás a verme así. —Dándole un fuerte golpe en el brazo, la chica se alejo con la cabeza en alto.
Zuko se quedó, plantado allí con la boca ligeramente abierta. Pero la cerró al momento. Dándose una palmada en la cara.
—Mujeres. —Gruño—Quien las entienda, que me lo diga.