VEINTIUNO

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—¿Qué historia?—preguntó confundida.

Me regala un gesto fastidioso para la noticia. —El dios que adoran es tu mundo terrenal no es como lo creen de "santo" —.

Frunzo el ceño. -
—¿Cómo? —me mira. —Pronto lo sabrás y ya deja de estar de preguntóna.

Una sonrisa apara en la comisura de sus labios y me hace sonreír de la misma manera. —¿Sabes? me siento segura contigo. Es algo que no puedo explicar. —aparta un mechón de mi cabello.

—Te he salvado en dos ocasiones la vida es por ese motivo que me has perdido el miedo aunque... No por completo¿No es cierto? — Trago saliva.

[...]
Me he quedado dormida en el living después de la conversación.
No sé donde esta él pero no creo que me importe en estos momentos.
Me levanto delicadamente observando el alrededor. Sorprendentemente todo esta oscuro no puedo ver absolutamente nada con claridad pero si puedo avanzar a pasos cortos.. Claro.
Un ruido sigiloso me hace quedarme quieta y mi corazón bombardea sangre rápidamente.
Miró a todos lados. Pero no veo nada. Joder esto me pone mal.
Hasta que una mano helada Rodéa mi cintura y me estrella contra la pared fuerte y rasposa.
Trató de gritar pero su mano sostiene mi boca impidiendolo.
Y lo veo a él ¿Qué jodidos cree que está haciendo?.

—shhh—suelta en un susurro con su voz ronca. Lo miró a los ojos y están llenos de algo que no puedo explicar algún sentimiento que es extraño. Y completamente dilatados que parecen in reales. ¿Es él? Por unos momentos creí que no era el o solo alguien parecido pero en efecto es él. Los tatuajes lo dicen todo.
— Desde que llegaste mi polla ha dolido¿Sabes?—.
Agrando mis ojos hasta más no poder. Esas palabras me han dejado atónita.
¿Pero que esta diciendo?
¿Esta idiota?
Trago duro.
Mi respiración es agitada. Tengo un poco de pánico y estoy empezando a sudar.
Estoy jodida.
Su mano recorre mi mejilla y su cuerpo apresiona al mío para que sea incapaz de moverme y hacer algún movimiento.
Su tacto llega a mi cuello y lentamente se va acercando para empezar a devorar lo.
Lame y muerde esa zona que tanto me hace sensible. Soy Gelatina.
Me quema el contacto de su boca en mi cuello.
Me empiezo a sentir extraña.
Su mano llega a mi trasero y un apretón decidido me hace temblar.
No puedo moverme.
Una ráfaga de luz hace que él se despegue y mire hacia el frente de donde proviene eso.
Murmurando algo que no comprendo y los dientes apretados como si los pudiera romper.

—Vaya vaya que tenemos aquí — Dice una voz Femenina.

Una mujer de tez blanca y con ojos seductores nos dirige la mirada llena de impresión y confusión.

—¿Qué haces aquí? — pregunta entre dientes él.

Ella frunce el ceño y hace un puchero. — Vengo a saciarte no dejaré que ella lo haga. — me lanza dagas con su mirada y agarra el brazo de él y lo jala hacia ella. —Después te lo regreso — y sin más desaparecen esfumandose como un simple espejismo.
Mi cerebro parece que quiere explotar.
¿El tendría sexo con ella?
Una ola de ira y decepción pero a la vez de pánico me invadió.
Me resbaló ligeramente por la pared hasta tocar el suelo con mi trasero con mis ojos perdidos mirando a la nada.

BELCEBÚ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora