TREINTA.

373 32 2
                                    

Antes de que el pueda procesar lo que haya dicho hecho a correr como rayo hacia la puerta de salida.
Mi corazón late con fuerza y el camino me parece más largo de lo que recuerdo.
Una fuerte mano me sujeta de la cintura haciendo que de mi garganta salga un jadeo de espanto.
Y su otra mano me eleva cargandome como si se tratara de un bebé recién nacido.
—¡Bajame!. No puedes tenerme retenida aquí como si fuera un animal—. Gritó.

— No te estoy comparando con un animal te estoy pidiendo que seas una niña buena y me obedezcas! — Ruge en mi cara.

Pataleo pero no parece tener algún efecto sobre él.
Cuando llegamos a la habitación me tumba en la cama y rebotó en ella.
Se pone encima de mi inmovilizado me.
—Tendré que calmarte con estos métodos — susurra en mi oído.
Mi corazón retumba.

Una mano se resbala por mi pantalón.
— Juro que me portare mejor— Suelto de repente.
No quiero esto de nuevo. Siento que me Quema.
El parece pensarlo un momento mientras sus labios están en línea recta.
— Lo siento no me arriesgare— Su mano se adentra en mis bragas.
Un jadeo se escapa de mis labios.
Sus dedos acarician mi clitoris agilmente haciendo que me retuerza de placer.
Cierro mis ojos por las olas de placer que me inundan como si de un tsunami se tratase.
Me toma del mentón y me hace mirarlo mientras que me tortura con sus caricias. Una sonrisa ladina se escapa de sus labios y sus ojos tienen un maldito brillo indescifrable para mi. Acompañados de un oscuro que me inquieta. Es como si la lujuria en su cuerpo lo consumiera.
— De verdad quería controlarme pero creo que eso no está en mis planes. — murmura para si solo.

Un sonido de una correa me hace mirar hacia abajo nerviosa mientras que siento que pronto voy a estallar.

Sus pantalones se resbalan por sus piernas tan varoniles.
Y su erecto amigo esta pidiendo salir a gritos. Es como si se fuera a reventar el bóxer que lo cubre.
Trago saliva y me quedó mirándolo a los ojos como buscando que se retracte de lo que esta a punto de hacer pero sus facciones me indican que no va a detenerse.
Se baja el bóxer y su longitud se vuelve más grande.
"Por dios es demasiado grande"
— Eso - N-no — No se ni siquiera que decir.
El me Mira serio pero decidido.
Se acerca más a mi y yo estoy como en una escena de trance. No puedo ni moverme. Es como si fuera consumida por algo que es inexplicable para mi.
Su longitud y gruesa ereccion choca contra mi feminidad haciendo que un gemido escape de mis labios.
No estoy pensando ni reaccionando.
Lentamente se resbala dentro de mi.
El cierra sus ojos por la sensación lo cual yo también hago.
—¡Joder! — Masculla jadeando.
Un gemido de dolor se presenta en mi.
— Deja que me acostumbre! — susurro desesperada.
El me Mira con una sonrisa.
—Así que la pequeña luciernaga es virgen — me susurra juguetón en mi oído — Soy afortunado.
Maldito engreido.
Respiro agitamente mientras que el se Mantiene estático.
—¿Crees que tienes espacio para más? — susurra.
¿Más? ¡Pues cuanto más falta?!.
Se adentra en mi toda su completa longitud. De inercia hecho hacia atrás mi cabeza golpeando ligeramente la cómoda.
—No puedo—Chilló.
Jadeo de dolor pero a la vez de placer ¿Qué es esta sensación?.

BELCEBÚ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora