Parte 8

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-¿Hay alguna novedad?.- Preguntó Adrien estresado. Claude se giró hacia él, comprendía la ansiedad del joven Conde pero estaba haciendo lo mejor que podía y eso no lo entendía él.

-Unos grupos de guardias han ido a revisar por el teatro.

-¿Y abajo? ¿Ya han ido?

-Aún no, estamos esperando refuerzos.

-¿Refuerzos?.- Preguntó incrédulo.

-Sí, unos quince hombres más no estarían mal para ir a explorar las catacumbas.

-¡Es increíble!.- Exclamó sarcástico.- Con los primeros hombres pudimos explorar las catacumbas, eso ya lo habíamos acordado.

-Es peligroso allí abajo. ¿No ha escuchado de cuántas personas han muerto ahí? No sabemos a qué nos enfrentamos realmente.

-Por favor...es un hombre. ¿Qué más daño puede hacer? No creo que sea capaz de matar a tantos hombres en el primer intento.

Claude tenía que luchar con la necedad de Adrien, la histeria de Chloe y la baja autoestima de Kim. Ya comenzaba a dolerle la cabeza de escuchar tantas quejas.

-Esperaremos a mis hombres y se debe acatar lo que digo por su propia seguridad.

-Yo no puedo esperar tanto.- Dijo Adrien determinante.- Yo mismo iré a buscar a Marinette, ella es la que está en peligro con ese hombre.

Adrien dio media vuelta decidido a recorrer un camino solitario hasta las catacumbas pero, a los primeros metros, Claude lo detuvo tomándolo del brazo.

-Conde...si usted baja solo, aunque sea por el bien de la señorita...le aseguro que no regresará vivo.- Le advirtió el tono serio. Adrien lo miró sin respuesta alguna. Quería correr el riesgo porque él sabía que Marinette no estaba segura ahí abajo. Debía buscar una forma de ir por ella por su cuenta.

***

Félix se había colocado de nuevo su vestuario. Muy pronto podría tener invitados desagradables que estarían buscando a Marinette y debía impedirles el paso en el primer momento; debía estar preparado. Sin embargo, quería permanecer más tiempo con ella. Se giró hacia la cama y vio que Marinette seguía descansando. Félix parecía estar en un completo sueño, uno del que no querría despertar jamás. Marinette estaba con él y más de lo que él habría esperado. Además le había confesado que estaba enamorado de ella. Aunque ella no le respondió nada relacionado, no le importaba, con tenerla junto a él era suficiente.

Marinette se movió un poco sobre la cama y suspiró antes de abrir los ojos. En un principio había olvidado en dónde se encontraba y se levantó bruscamente. Félix se acercó a ella de inmediato para calmarla. Los ojos azules de la azabache lo miraron de repente y sintió alivio.

-Tranquila, no te espantes...estás aquí conmigo.- Le dijo Félix y se sentó sobre el borde de la cama.

-Discúlpame, había olvidado que estaba...aquí.- Dijo echando un vistazo por la habitación.- ¿Dormí mucho tiempo?

-No, sólo fueron como veinte minutos, no quise despertarte porque sé que estabas cansada.- Dijo con naturalidad. Marinette recordó lo recién sucedido con Félix y se sonrojó por el también comentario. Alzó las sábanas y trató de cubrir sus mejillas.- Podrías dormir otro rato más.

El fantasma de la OperaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora