Los Greengrass
El sol estaba saliendo de la cordillera senteyeante, los pájaros estaban despertando y algunos ya habían empezado a cantar sus cortas pero hermosas melodías, la luna y las estrellas se iban desvaneciendo poco a poco mientras el sol cada vez iluminaba más y más el cielo, la oscuridad se iba de apoco dando paso a la luz. Un nuevo día se estaba iniciando.
Los ojos de un chico se abrieron a causa de un inocente rayo de sol que había entrado por la ventana y había dado en uno de sus ojos plateados. Se quedó por unos minutos en la cama esperando algo, esperando a que esa voz aguda y horrible le llamara, a que él viniera a su habitación para asignarle algún trabajo repugnante. Pero algo maravilloso paso, él ya no estaba y no volvería nunca más a su casa o siquiera a respirar, había veces en que se sorprendía por haber sobrevivido al estar trabajando con él durante mucho tiempo. Suspiro y se levantó de la cama para prepararse, ya que ese día los Malfoy recibirían visitas y debía estar presentable.
Se dirigió a su ropero para seleccionar algún traje apropiado para la ocasión, hasta que se decidió por uno que era el más sencillo de todos (era el menos caro de todo su guarda ropa) era gris oscuro, no lo ocupaba mucho pero hoy sería el día en que lo usaría. Se lo puso lo más rápido que pudo ya que empezaba a sentir hambre.
Él bajo las escaleras con el traje y listo para recibir a las visitas. Él chico se dirigió a la cocina para comer algo allí encontró a uno de los elfos del hogar, le quiso pedir algo para comer pero se decidió por una manzana que había encima.
- ¿El pequeño Malfoy no quiere nada?- le pregunto el elfo desconcertado.
- No, gracias. Con la manzana podré sobrevivir- sonríe triste y se va al living.
Allí se encontraba su madre leyendo un libro y su padre estaba observando por el ventanal esperándolo. Su padre siempre le había aterrado desde pequeño pero ahora...solo lo veía como una pequeña cucaracha.
- Te tardaste- fue lo único que dijo.
- Lo lamento, padre. Ayer estaba ordenando mi habitación, me quede hasta tarde...
- ¡¿Ordenando la habitación?!- Lucius miraba a su hijo escandalizado.
- Ehh, si- vaciló el joven- Puedo hacer esas cosas por mi sólo.
Lucius se acercó a su hijo enfadado, ¿como su hijo iba a ordenar la habitación? De eso se encargan los elfos. El hombre tomó del cuello de la camisa a su hijo y lo miro desafiandolo a que se intentará soltar, pero Draco ni intento safarce, ¿para que? Si igual le iba a pasar algo después.
- ¡Los elfos se encargan de esas cosas! Los sangre limpia como nosotros no podemos hacer cosas de sangre sucia ¡Para eso están los elfos!- Lucius estaba realmente molesto con su hijo. No sabe de donde Draco había sacado esas ideas. Desde que la guerra había acabado, Draco ya no trataba a los elfos como se "debía", sus cosas las hacia por si solo y nunca permitía que algún elfo le traiga algo, ese comportamiento era extraño en él.
- ¿Vas a responder o no?- pregunto impaciente.
- ¿Responder que? ¿a lo que me dijiste? No veo que sea necesario- mordió su manzana y se zafó de él para sentarse con su madre. Narcissa leía Historias modernas del Mundo Mágico, el chico no tenía ni idea de donde había sacado ese libro, lucia nuevo pero algunas páginas ya se salían.
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Lo que un fénix nunca hizo (Drastoria)
AdventureLa guerra por fin había terminado, la gente estaba contenta, no más asesinatos ni desapariciones todo iba a estar mejor de ahora en adelante. Por el final de la guerra, el Ministerio de Magia decidió que los alumnos de séptimo año retomaran su enseñ...