Las Vueltas del Destino.

¡Esto es guerra!

Al acabar la cena, todos se levantaron de la mesa, mientras Julieth daba ordenes.

–Ann, ¿podrías hacerme el favor de recoger los platos sucios y lavarlos?¬

–Claro, Abue– dijo ella tomando unos pocos y yendo a la cocina, sin darse cuenta de que Jack iba tras ella con otros pocos platos más. Al girar, ella casi choca con el.

– ¡Rayos! ¿Estas bien?– pregunto la castaña, preocupada

–Si, no te preocupes– le respondió el Guardián con una sonrisa

–Menos mal...

– ¿Quieres que te ayude con algo? – se ofreció él, al verla un poco incomoda

–Ah, ¿podrías cuidar a mis primos mientras termino? Ellos suelen hacer locuras de ves en cuando.

–Claro, no hay problema, soy muy bueno con los niños.

–Eso lo se Frost, tu reputación te precede– bromeo ella antes de verlo salir del lugar. Suspiro y empezó su labor, enfrascada en sus pensamientos. No quería admitir que la continua cercanía del Guardián le empezaba a agradar mas de lo necesario, sabia que estaba enamorada de él, pero, no quería que esos sentimientos se reflejaran en su mirada, aunque, por lo que decían los demás Guardianes, estaba haciendo un pésimo trabajo.

Al terminar con sus deberes, no se dio cuenta de que Julieth la miraba pasar una y otra vez el trapo de cocina por el mismo lugar.

– ¿Perdida en pensamientos, cariño?– pregunto su abuela, haciendo que se sobresaltará.

– ¡Abue! Casi haces que me caiga del susto– exclamo ella mientras colocaba una mano en su pecho, tratando de calmar los acelerados latidos de su corazón.

–Espero que eso te enseñe a que asustar a las personas no es nada divertido– dijo ella entrando a la cocina –Entonces, ¿vas a decirme que es lo que te pasa?– Ann mordió su labio inferior. Tenia una gran confianza en su abuela, pero, algunas veces, prefería guardarse las cosas para ella misma.

–Yo... no se como explicar esto que me pasa... – comenzó ella –Al principio, pensé que solo se trataban de ilusiones pasajeras, pero, cada día, cada semana, cada vez que el tiempo pasaba, esto se hacia mas grande y profundo, es algo muy extraño.

>>Algunas veces creo que me voy a volver loca de tantas emociones que existen en mi pecho, y, en otras, que es la cosa más maravillosa y mágica que me ha sucedido en la vida. Es aterrador abuela, pero, me gusta como se siente...