Ann se miró al espejo. Su mirada parecía brillar. Sonrió. Hace mucho tiempo que no había visto ese brillo y esa sonrisa. Quería que ese brillo perdurara todo el tiempo que fuera posible. Quería que el sentimiento de felicidad que la desbordaba nunca se fuera, pero, tenía que ser realista. Los secretos eran algo que no duraba toda la vida, y, en algún momento, ellos iban a enterarse tarde o temprano. Suspiro. Salió del baño y vio a Jack muy entretenido leyendo un libro. Negó divertida con la cabeza y se acercó al distraído Guardián.
– ¿Qué tanto haces, Frost?– pregunto ella en su odio, asustando al Guardián.
– ¡Mierda Ann! Deja de asustarme así– exclamo él mientras colocaba una mano en su pecho.
–No lo creo. Es muy divertido.
–Si vas a seguir haciéndolo, debo obtener algo a cambio para que el susto se me pase... ¿No lo crees?– insinuó el peliblanco de manera picara. Ann le sonrió y enarco una ceja.
– ¿Y qué es lo que pide el tan exclusivo Guardián de la Diversión?– Jack sonrió de lado, dándole toda una pinta de chico malo. Se acercó a la castaña, enredo una mano en el cabello de su nuca y atrajo hacia sí su boca. No dudo en pasar su lengua fría por el labio inferior de la chica, atrapándolo con sus dientes y comenzando el beso profundo que tanto le quería dar.
Ann no lo pensó dos veces cuando decidió enredar sus dedos en el cabello de Jack, aceptando el beso tan profundo y apasionado que le daba. Al tener una altura dispareja, la chica se sentó encima de è, dejando un espacio considerable que hacía que estuvieran muy cerca y, al mismo tiempo, un poco lejos. Sus labios no dejaban de moverse al mismo ritmo e intensidad, como si cada uno reclamara más del otro. Como si quisieran ser uno mismo. Sus labios hinchados y palpitantes pidieron un descanso, por lo que se separaron y se miraron fijamente a los ojos. Ambos los tenían oscurecidos por el deseo. Jack pasó una mano por la mejilla sonrojada y caliente de la chica.
–Ann... – susurró de manera ronca el Guardián – Yo no quiero que pienses que trato de manipularte para obtener algo más profundo. Yo quiero tener todo de ti, sí, pero, no voy a obligarte. No voy a presionarte. Solo aceptare lo que tengas que darme...– Ann trago en seco. Nunca, ni en sus sueños más locos había imaginado que Jack le diría esas palabras, incluso si estaban en un momento tan intenso como ese. Acaricio las hebras blancas con ternura y delicadeza. Se acercó a su oído, dispuesta a darle una respuesta.
– Lo único que quiero esta noche... Es que te quedes conmigo... No huidas a la medianoche. No pesadillas. Solo tú y yo abrazados y disfrutando de una noche tranquila... Sera la noche más maravillosa de mi vida...– se alejó un poco de él, y, dispuesta a ser sincera, lo miro con fijeza.
>> Me encantaría llevar las cosas más lejos... Pero tengo miedo... No de ti... Solo... Hay cosas que aún no puedo aceptar ni superar... Y que tú aceptes esperar me hace sentir en calma... Segura de mi decisión...
>> No quiero ser de esas chicas que se entregan sin estar segura. No sé a dónde nos llevara esto Jack, pero, el día en que ambos estemos seguros de lo que queramos de ambos... Tal vez pueda pasar...– Jack la miro con sorpresa. A pesar de sus mejillas sonrojadas, se notaba lo segura que estaba de lo que decía. No pudo evitar sonreír y darle un beso en la frente.
–Razón numero 2 por la que me gustas tanto: No temes decir lo que sientes cuando es necesario.
– ¿Eh?
–Acepto tu propuesta, y, en serio, si no estuviera tan a gusto teniéndote entre mis brazos, aplaudiría por tan bello discurso...– dijo él con una sonrisa. Se levantó con la chica en brazos, haciendo que ella enredara sus piernas en las caderas del chico. Hizo que ambos se quedaran acostados en la cama, viéndose frente a frente. Los ojos de Ann parecían brillar más a la luz de la luna. Una de las manos del Guardián pasó por la mejilla de la chica, haciéndola sonreír.
>> ¿Alguna vez te has preguntado si lo que estás viviendo es real? – le pregunto él.
–En ocasiones... ¿Y tú?
–Igual... Me estoy preguntando si este momento es real...
– ¿Y cómo harás para comprobarlo?– Jack sonrió. Ann nunca paraba de retarlo y eso era algo que le gustaba. No dudo en atacar su boca de nuevo, intensificando un poco las cosas, pero, nunca llegando tan lejos.
Fue una noche maravillosa, tal como Ann lo dijo. Sin embargo, no todo lo bueno dura para siempre. A veces, hay situaciones más grandes que hacen de estos momento, algo tan fugan, que, pareciera que jamás paso.
Hola a todos. Vengo rápido a subir esta parte. Espero que les guste. Ya se viene lo más revelador, así que esperen con ansia el momento.
Los quiere.
Dan M Frost.
ESTÁS LEYENDO
Las Vueltas del Destino.
Fiksi PenggemarA veces... El destino puede jugarnos malas bromas... Hacernos volver a recordar el pasado que tanto queremos olvidar... Ignorar los sentimientos que tuvimos una vez y que nos lastimaron... Estos vuelven con mayor intensidad que antes... No sabes qu...