» Especial: Galletas.

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🍪🐻🍪

SeulGi tenía la canasta de galletas en sus manos. Irene, la vecina de su tía y a quien conoció momentos atrás, tenía ya varios minutos de que se había marchado, y la chica oso no se había retirado de la puerta principal. Cuando la pelinaranja reaccionó, fue hasta la sala de la casa donde se acomodó en el sofá para un cuerpo mientras colocaba la canasta en la mesita ratona frente a sí.

¿Qué sabor tendrán? —Se cuestiona la Kang en su mente sin dejar de observar el postre que fue preparado especialmente para ella —Bueno, no lo sabré hasta haberlas probado.

Retira el papel transparente que cubría las galletas, con sus delicadas manos toma dos de ellas, una la deja en su mano izquierda y la otra la lleva a su boca con su mano derecha. Al darle una mordida, SeulGi creyó que había llegado al paraíso.

¡Las galletas estaban riquísimas!

Luego de haberse terminado la primera y la segunda, tomó otra y otra y siguió comiendo hasta que dejó de contar después del diez. Tiffany la observaba desde la cocina con una sonrisa. Le sirvió un vaso de leche fresca para que pasara las galletas y fue hasta donde estaba su sobrina ofreciéndole el vaso con el lácteo.

—Toma, corazón —SeulGi la miró con el rostro lleno de migajas. Tiffany alzó sus cejas al ver el estado en el que se encontraba la Kang, lleva su vista hasta la canasta percatándose de que al menos un cuarto de la cantidad de galletas había desaparecido —Querida, si comes mucho chocolate enfermarás. Además, no has tomado el desayuno y tu estómago está vacío.

La dulce y preocupada voz de Tiffany hace cambiar de opinión a la Kang. SeulGi envuelve nuevamente las galletas llevando la canasta hasta el centro de la mesa ante la atenta mirada de la mayor.

—Desayunemos, tía.

Ambas chicas se sentaron a la mesa ya con el desayuno frente a ellas. Tiffany le preparó a su sobrina un desayuno americano que consistía en huevos estrellados con tocino, un jugo de naranja recién exprimido y la leche que le había sobrado después de haber comido galletas.

Luego de haber charlado por al menos una hora y media, la menor se estira al ponerse de pie, Hwang imita la ultima acción de la más joven.

—Tía, creo dormiré un rato —Kang se dirige a las escaleras con pasos que a cualquiera que la viese, seguro le daría flojera.

—De acuerdo, querida, descansa —Le dice su tía desde la planta baja y el sonido de la vajilla al ser depositada en el lavabo se hace presente —Yo iré en un momento a jugar cartas con los Kim, regreso más tarde. ¡Ah! SeulGi, querida —La pelinaranja se regresó al escuchar la voz de Tiffany —Ya no comas más galletas al menos por el resto del día, puedes enfermarte después.

—No te preocupes, tía —Ambas chicas se dedicaron una sonrisa. SeulGi retomó su camino hacia su habitación temporal, a, según ella, descansar.

🌺🌸🌺

Luego de haber escuchado el sonido de la puerta principal cuando es cerrada, SeulGi asoma medio rostro para verificar que no hubiera nadie cerca. Pff, ¿quién estaría ahí? Su tía había salido y nadie más vivía con ellas, era obvio que no habría nadie más bajo el mismo techo. Con pasos cautelosos bajó las escaleras hasta llegar a la primera planta, pudo observar la canasta de galletas. Sacó cinco de aquel paquete envolviéndolas en una servilleta. Fue hasta el refrigerador y se sirvió un poco de jugo de naranja que su tía exprimió horas atrás.

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