Capítulo XI.

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El viaje de TaeYeon y Tiffany se había adelantado una semana aproximadamente debido a que, uno de los grupos de la empresa para la que ambas trabajaban, haría un comeback de verano, por esa razón, esa mañana estaban terminando de echar sus pertenencias en el auto de la Kim, en unos pocos minutos saldrían del pueblo donde las dos chicas vivían.

Por otro lado, SeulGi tuvo que levantarse temprano para prepararle algo de alimento a su tía para que no viajara con el estómago vacío hasta que las dos mayores bajaran a comer algo en el camino. Lo que preparó consistía en un par de panes tostados junto a un vaso de leche fresca, hubiese preferido hacerle café o té que es lo que regularmente tomaban todas las mañanas en ese lugar, pero requería de más tiempo y al parecer su tía lo necesitaba como al mismo aire que respiraba.

La Hwang subía y bajaba las escaleras rápidamente, pero con total precaución, TaeYeon esperaba fuera de la casa a que la amante del rosa saliese, Tiffany era una chica responsable, aunque, parece que esa no era su mañana.

—Corazón, ¿has visto mis esmaltes rosas? —SeulGi niega con la cabeza sin dejar de mirar a Tiffany. La más joven se pregunta para qué querría su tía tantas cosas si iban solamente dos días, aunque, si lo pensaba bien, tanto Tiffany como TaeYeon debían presentarse cien por ciento formales, debido a que la empresa de música en la que trabajaban era una de las más grandes y conocidas a nivel continente.

La tía Tiffany regresa al piso de arriba, y entonces Kang recuerda que esos esmaltes rosas ya estaban dentro de la maleta que la noche anterior le ayudó a cerrar. Ve que Hwang baja nuevamente hasta donde está ella —Están en mi equipaje, ¿cierto?

SeulGi asiente.

—Anoche las echó en esa bolsa rosa de corazones que metió en la maleta rosa que tiene su nombre grabado.

—¡Uh! No se me olvida la cabeza porque la tengo pegada —Stephanie observa su reloj percatándose que faltaban ocho minutos para salir del pueblo, la chica salió de la casa azotando la puerta principal, SeulGi la siguió solo un poco con el plato de tostadas y el vaso de leche en las manos, entonces escuchó la puerta siendo abierta nuevamente, viendo a su tía entrar a prisa —¡mis labiales rosas!

Jamás invitaría a la tía Tiffany a unas vacaciones en otro lugar


—Y recuerda tomar tus tres comidas diarias, y si no quieres preparar nada... —Tiffany bajó el tono de su voz —Puedes decirle a MinGyu que te prepare algo, nunca se niega además de que le gusta mucho cocinar —Hwang le guiña un ojo a su sobrina.

—Está bien... creo —Responde la pelinaranja.

—¿Yo qué? —El chico aparece detrás de ellas sin entender de lo que estaban hablando, escuchó su nombre por ahí.

—Nada, nada —Niega la amante del rosa —Que por favor cuiden de mi sobrina mientras no estoy.

—Siempre, Tiffany noona —MinGyu le sonríe como un niño a su madre.

Irene estaba lejos de SeulGi, quien no había dejado de observarla desde que había salido de la casa de su tía. La castaña sostenía una bolsa en sus manos, seguramente era comida para TaeYeon para el camino, y ahora se sentía mal porque no le preparó gran cosa a su tía quien desde que llegó a ese lugar le había puesto su atención las veinticuatro horas y siempre que necesitaba algo, ella se lo proporcionaba, como la vez que le prestó el cargador de su móvil para al menos escuchar un poco de música. Aun así, sabía que su tía le agradecería internamente por preocuparse por ella.

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