El misterio de encontrarnos.

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13 noviembre, 2009.

El misterio de encontrarnos.

Después de la maravillosa noche que pasamos juntos, (aquella en la que nos conocimos y de la que les contaré después) Alelí y yo nos dimos cuenta que juntos éramos un dúo perfecto, como amigos claro, y de que tendríamos que seguir viéndonos.

Fue así como me dio su número, y yo, al paso de los días no dejaba de mirarlo, preguntándome cuando era el momento debido de llamar a alguien. ¿Cómo iba a saberlo? Nunca había invitado a salir a alguien, pero por suerte, tenía a alguien que era perfecta en eso.

-Amelie, si conocieras a un chico que probablemente es el amor de tu vida, ¿en cuánto tiempo te gustaría que te llamara? ¿Una semana, cuántas?

-¿Bromeas, Will? Si sintiera eso, creo que desde el primer día estaría esperando su llamada.

Un tiempo después, me enteré de que Amelie tenía toda la razón, Alelí estuvo esperando mi llamada desde el día en que nos despedimos.

No me bastó ni cinco minutos para salir corriendo en busca de su teléfono, que había anotado en un vaso de plástico aquella noche.

Miles de dudas inundaron mi cuerpo, ¿y si no respondía? ¿Y si ese ni siquiera era su número y me había dado uno falso? ¿Y qué tal que no quería ser llamada? ¿Y si decía "no"?

¡Había esperado un año por ella! ¿Y después de conocerla, simplemente me acobardaría? Un año atrás hubiera hecho lo que fuera por al menos tener su nombre, su hermoso nombre, y supe entonces que tenía que arriesgarme a cualquiera que fuera el futuro.

Dos timbres, y entonces contestaron. Nuestra conversación, que hasta el día de hoy lo recuerdo perfectamente y con una gran sonrisa, fue algo más o menos así:

-¿Hola?- Dije yo.

-Hola, ¿quién habla?

Trece días habían pasado, y casi olvidaba el dulce tono de su voz.

-Yo. Digo... William, habla Will.

-¿Will? Disculpa... no conozco a ningún Will.

-Entonces... mucho gusto, soy William.

-Oh, ¿sabes? Ahora que me acuerdo, creo que conocí a un Will hace un tiempo, dijo que me llamaría pero temo que mis nietos le vayan a contestar.

-Oye, no, aún estás muy joven, creo que tus hijos, probablemente.

-¿Por qué?

-Sólo bromeo, Alelí.

En ese entonces apenas la conocía, y ya la había escuchado reír dos veces, contando con esta. Pero puedo jurar que es de ese tipo de risa, que quieres escuchar toda la vida.

-El otro Will solía ser gracioso también, es una lástima que jamás llamó y no pude salir con él

-El otro Will fue un tonto al esperar tanto. ¿Qué tal salir con este nuevo Will?

-Creo que lo pensaré.

Después de ese momento, me di cuenta de que lo que estaba sintiendo por Alelí, tan intenso y de repente, fue como magia. Cualquier cosa a su lado me parecía posible, y ella siempre aparecía; en mis noches largas y solitarias, y en mis días cotidianos. Siempre fuimos ella y yo.

A través de un lente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora