Finalmente.

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13 diciembre, 2010.

Finalmente.

Faltaba muy poco para que se acabara el año. Y para mí, aquél había sido fantástico.

Aquella noche, nos reunimos Alelí, Amelie, y dos amigos más. Uno, quien se llamaba José, y era prácticamente como un hermano. Éramos amigos desde muy pequeños, y aunque la mayor del tiempo rechazaba salir con él (puesto que no me gustaba salir de mi casa) José siempre encontraba la manera de entrar a mi casa y quedarse horas interminables.

El otro lo había conocido ese año, Pipe. A él le gustaba la misma clase de música rara que a mí, las mismas bandas y comics. (De hecho también le gustaba mi hermana.)

En realidad esa noche, nunca la planeamos. Pipe y José habían llegado a mi casa para jugar videojuegos, y más tarde llegó Alelí de sorpresa. Y Amelie, bueno, donde estuviera Pipe ella aparecía.

Decidimos bajar a la cochera. Puesto que no habían colocado las luces en la casa, todas se encontraban allí.

-¡Will! Mira, que bonito se vería este lugar encendido de luces para una foto.- Fue Alelí la de la idea, y todos nos pusimos manos a la obra.

Dejé la cámara con temporizador y tomamos la foto. Luego estuvimos hablando, molestando, riendo. Fue uno de esos momentos en que te sorprendes con una gran sonrisa en la cara, y te das cuenta que, justo en ese instante, eres feliz sin planearlo, con las personas correctas. Y no te dan ganas de estar en otro lugar.

Entonces, Pipe, ¡Pipe! Cuando terminó su botella de gaseosa, la puso sobre el piso y nos sonrió.

-¿Quién se anima a jugar verdad o reto?

Todos nos quedamos mirándonos unos a otros. La primera en hablar fue mi hermana.

-¡Qué buena idea!- y le devolvió la sonrisa. ¡Cómo si yo no conociera sus negras intenciones!

-Bueno, sí, ¿Por qué no?- aceptaron Alelí y José. Perfecto, excelente, me tocaba jugar por mayoría.

Empezaron siendo preguntas divertidas, como "A quién salvarías si...", y luego retos como llamar a un número cualquiera y decir cualquier estupidez. Y todo era diversión.

-Alelí, uhm... ¿cuál sería un buen reto?- Era José, por Dios, lo conocía tanto que sabía perfectamente qué le iba a pedir.

-Te reto a que beses a Julián.

¿Por qué se me había ocurrido contarle a José lo que sentía por Alelí? Empecé a sudar, empecé a morirme. No podía gritar un "¡No!" Pero ¿cómo no iba a decir que sí? Alelí me miró unos cuántos segundos, y todos empezaron a gritar "Que lo haga, que lo haga", incluso mi hermana.

-No sé... ¿Julián, tú estás bien con eso?- preguntó nerviosa.

-Yo... como tú quieras... ósea, no sé, sí puede ser, no me molestaría.- tartamudeé. ¡Tartamudeaba! No me había costado nunca antes tanto hablar como aquella vez.

Alelí, que estaba al frente mío, se puso a mi lado. Me miró y asentí. Empezó acercarse, cada vez más. ¿Debía de cerrar los ojos antes, o después de que ya nos estuviéramos besándonos? Y no me juzguen, si había besado antes, una vez a una niña en cuarto grado. ¡Pero nunca un beso que se demorara tanto en empezar y con alguien que enserio me gustara!

¿Cuáles son los mejores momentos de un beso? ¿Son acaso los momentos en los que se da, o los momentos antes? ¿Es el beso en sí, o lo son las cosquillas de antes de hacerlo?

Ella estaba tan cerca de mí, y sentía unas cosquillas en mis labios por su respiración. Sentía que todo estaba en silencio, salvo por el sonido de tambor de mi corazón. Sólo un poco más, si tal vez hubiera acercado mi cara unos centímetros más...

A través de un lente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora