8; Tingles

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"¿Qué le pareció sunbae?"- exclamaba jadeando un agotado Jungkook, mientras limpiaba el sudor de su húmedo torso con su camiseta blanca, la cual ahora estaba arrugada en su mano- "¿Tardé mucho en llegar?"

La mirada de Yoongi, igual de cansada, se conectó con la suya sin el estorbo del cabello rubio de por medio, mientras limpiaba unas gotas de transpiración de su frente- "La verdad estuviste muy bien, ¿no dijiste que era la primera vez que lo hacías?"

Jungkook asintió con las mejillas sonrosadas debido a la fatiga, bajando la vista unos instantes al sentirse extrañamente halagado, antes de volver a conectarla con la de su mayor.
Era la primera vez que participaba en algo así. Al principio sintió nervios de no ser lo suficientemente bueno, más teniendo en cuenta que estaría con Min Yoongi, sintiéndose aún más presionado a demostrar sus habilidades. Pero mientras pasaba el tiempo, sentía como dejaba de improvisar y pasaba a actuar más por instinto, cada vez le iba tomando más el ritmo, y la verdad es que acabó pasándoselo muy bien.

De todos modos, la carrera ya había acabado. Solo faltaban un par de deportes más para que los torneos anuales terminaran. Y tan pronto como se habían plantado en sus puestos veinte minutos antes, al saber que les tocaría formar equipo, se fueron cada uno por su camino, saludándose con un simple gesto con las manos por mera educación.

Yoongi se alejó cansado rumbo a su mejor amigo, que lo observaba sonriente mientras le hacía señas con una mano, y le tomaba fotografías. Hacía un par de meses que no se veían, más que nada porque el mayor había pasado unos días en Suwon con la familia de su novia, antes de ir a Seúl a averiguar el precio de un piso para mudarse juntos. Por lo tanto, este había decidido que sería una linda sorpresa que se pasasen de visita por el instituto, y de paso podría saludar a sus viejos profesores, y recordar viejos tiempos.

A pesar de haber sido una amistad un tanto vacía y complicada en un principio, debido a que el menor no ponía nada de su parte, la relación de aquellos dos sorprendentemente jamás había llegado a un fin.
Todo el que los conocía y se enteraba de lo cercanos que eran, solía detenerse a pensar un rato en la incompatibilidad de ambos. Y es que es cierto, eran dos personas completamente diferentes, en el mayor sentido de la palabra, y aún así de algún modo habían logrado forjar un lazo que se sostenía con el tiempo, aunque ninguno de los dos estaba muy seguro de con qué, pero que allí estaba a fin de cuentas.

Finalmente, luego de tantos años, Seokjin había aprendido a aceptar la forma de ser de Yoongi, la frialdad y falta de sentimientos de este, más aún sabiendo el motivo por el cual se comportaba así.

Le horrorizaba y le inundaba el alma de pena pensar que este jamás podría experimentar lo que él con Eunbi, no solo la confianza que se tiene con una pareja, sino también el romanticismo alocado. La adolescencia de Yoongi se acababa, y este ya se estaba convirtiendo en un hombre; aunque Jin dudaba de si en algún momento Yoongi había sido un niño de verdad. Le apenaba muchísimo que el menor se perdiera de los que, él creía, eran los años más sinceros para el amor.
Porque sí, cuando se es adolescente se cometen muchísimas estupideces, y el compromiso en una pareja suele ser algo muy difícil de conseguir. Pero aún así se trataba del momento de mayor inocencia; aquel donde se amaba con plenitud, sin pensar las cosas, de forma casi desmedida y exagerada; el instante en que florece el romance, acompañado de los primeros impulsos sexuales. Es momento de experimentar; de besar, de sonreír, de transpirar la palma al tomarse la mano por la calle, de invadir a susurros el espacio personal y derribarlo a besos en la oscuridad, reírse de chistes internos y aprenderse de memoria el sol en los ojos del otro, y de llorar abrazados dejando que el mundo se derrumbe, mas nunca el otro.
Pero, sobre todo, es momento de amar con locura, una y otra vez, equivocándose y volviendo a empezar. Cayendo en las mismas trampas, aprendiendo nuevos modos de besar nuevos labios, y aún así siempre preparando el corazón para volver a amar con inocencia.

Y Jin dudaba de si alguna vez Yoongi había amado, o si llegaría a hacerlo. Y aquello simplemente le rompía el corazón.

"Hola"- se dirigió el rubio con una sonrisa, tanto al castaño como a su novia al ya encontrarse junto a estos, y sacando al mayor de sus pensamientos- "No pensé que vendrían"

"Te extrañaba"- admitió un acongojado Seokjin guardando la camara en su bolso, antes de volver a fijarse en Yoongi, esperando tal vez que este demostrara un mínimo ápice de emoción y reciprocidad. Pero, como siempre, debió resignarse a obtener a cambio una sonrisa, y un apenas sí audible "gracias"- "Hace mucho tiempo que no pasamos tiempo juntos"

"¿Quisieran venir a cenar esta noche a casa?"- preguntó entonces, tomando por sorpresa a Jin. Este no recordaba cuando había sido la última vez que había ido a casa de Yoongi. Y, divagando en sus memorias, acabó por verse transportado a aquel día en que comenzaron a hablar, cuando el menor le pidió ayuda con un trabajo de literatura.
Era un chico extremadamente sensible, y pensar cosas así le emocionaba en exceso. Él amaría volver a aquella casa, observar todo de nuevo, y revivir con su presencia momentos del pasado.
Pero había solo una cosa que lo detenía, y Yoongi pareció notarlo, ya que pronto volvió a hablar- "Mi padre no estará por un par de días. Ya saben, con las amenazas de Corea del Norte y todo eso. Lo necesitaban en la frontera"

La pareja entonces asintió contenta, y fue cuando Seokjin no pudo evitar fijarse en que a espaldas de su mejor amigo se encontraba, inmersa en su celular y con aquella típica expresión indiferente, la pequeña Yoonji.

Rápidamente se sentó a su lado, revolviendo su negro flequillo como siempre solía hacer, y causando que esta volteara de pronto enfadada.

"Seokjin oppa no vuelva a hacer eso"- espetó casi ofendida, causando que el mayor riera ante tan adorable visión, y respondiendo con un bufido.

Desde pequeña, además de su mal genio, la pelinegra siempre había tenido aquella obsesión con mantener perfectamente acomodado su cabello. Por ello mismo es que Jin se divertía tanto molestándola, porque el ver a la "temible" Min Yoonji enojada le resultaba en exceso tierno, a pesar se esta ser solo dos años menor a él.

"¿Sabes qué creo? Que usas ese flequillo para tapar las arrugas que te dejó el seño fruncido"

Sin poder evitarlo, la chica soltó una áspera risa, dejando entrever aquella sonrisa que compartía con su hermano. Y Jin no podía sentirse más feliz, no solo por haber visto a la joven finalmemte alegrarse un instante, sino porque le había recordado a esas pocas veces en que vio a su amigo riendo, y deseó entonces poder permanecer más días con ellos.
Realmente le había extrañado.

En ese momento, vio como se acercaba a paso lento el pelinegro que antes había visto correr con Yoongi en la carrera, y tras una rápida reverencia, este se sentó junto a Yoonji a beber un poco de agua. Y así se mantuvieron en silencio unos momentos, causando que el mayor- quien era todo un cotilla- no pudiese evitar preguntarse quién era aquel chico.

"Esta noche ven a mi casa a hacer el trabajo de literatura"- exclamó de pronto la pelinegra girando su rostro para enfrentar a Jungkook, como si acabase de recordarlo pero aún así no estuviese preocupada, y obteniendo una mirada sorprendida de parte de este último- "Puedes quedarte a cenar"

Seokjin no comprendía, ¿acaso ellos eran pareja?
Le resultaba extraño ya que, si mal no recordaba, la chica estaba con un tal Taehyung hacía no más de un par de meses. Pero de otro modo no veía capaz que la joven fuese tan amable con alguien.
Le resultaba extraño que el muchacho pareciese de hecho intimidado por ella, pero a fin de cuentas decidió no darle mayor importancia al asunto.

Se enderezó rápidamente ante la mirada de aquel lindo menor, y tras despedirse con una sonrisa de ambos, se largó junto a su novia y su mejor amigo, olvidando por completo que ellos también cenarían en la residencia Min esa noche.

★GOF★ ykDonde viven las historias. Descúbrelo ahora