10; Bubblebath

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Los ojos de Jungkook se paseaban aburridos por la habitación, analizando cada rincón de esta como intentando convencerse de que aún no había visto los pocos objetos allí, aferrándose a la débil creencia de que en algún momento algo nuevo aparecería, algo que valdría la pena mirar, y él ya no estaría aburrido.

Su mirada se posó esta vez sobre Yoongi, sobre sus manos; centrándose en como estas jugaban ávidamente con una bandita elástica, dándole vueltas entre sus dedos; y luego viajó a su rostro; siempre hastiado, enfadado, y aún así Jungkook no podía descifrar si aquel ceño fruncido se debía en la atención que el muchacho prestaba a la pequeña tira de elástico en sus manos, o a su presencia a su lado. Comenzó a divagar unos instantes sobre la fría personalidad del muchacho, regocijándose de placer al tener algo nuevo en qué pensar.
Hasta que de pronto, aquel ceño fruncido se fijó en él.

Aquel hubiese sido un momento perfecto para iniciar una conversación, el pelinegro sabía que ese era el único modo de no aburrirse, y de seguro acabarían charlando tarde o temprano, pues apenas sí había pasado un rato y les quedaba toda la noche por delante.
Pero solo se sintió capaz de capturar su labio inferior entre sus dientes, y desviar la mirada. No comprendía por qué el rubio lo intimidaba tanto, lo ponía tan nervioso.

El pequeño cuarto de baño, de paredes de cerámica y piso de baldosas, de pronto se sentía más frío e interminable. Revisó su celular unos segundos, esperanzado de que hubiese alguna notificación nueva que él no hubiese oído, o deseando tener al menos un poco de señal para dejar a su acompañante en segundo plano. Pero acabó por bloquearlo y, nuevamente, llevarlo a su bolsillo trasero al notar que nada había cambiado.

"¿Qué hora es?"- oyó entonces la ronca voz a su lado, antes de alzar la vista algo nervioso, y volver a fijarse en su teléfono pues estúpidamente se le había olvidado lo que decía.

"Las siete treinta"- resopló finalmente al comprobar que tan solo habían pasado un par de horas. ¿Qué se suponía que hiciera para matar el tiempo con Min Yoongi? Si este continuaba ignorándolo y volviendo cada segundo más pesado de lo que era, más pesado aún que su grave voz- "Aún nos queda un buen rato aquí"

"Así parece ser"- se limitó a responder el rubio, para luego seguir jugando con sus manos.

Jungkook volvió a resoplar. Él realmente estaba poniendo todo de él para que el tiempo pase, ya no se le ocurrían cosas para pensar, aunque de cualquier modo no creía que hubiese mucho más entre esas cuatro paredes. Su labio dolía de tanto morderlo, y estar sentado en el duro suelo le resultaba incómodo, por lo que se incorporó finalmente antes de estirar sus brazos.

Pero ni siquiera erguido junto al pequeño cuerpo, ni haciendo ruidos o movimientos extraños que denotaran su aburrimiento exagerado, logró ganarse la atención del mayor.

"Yoongi sunbaenim"- habló finalmente, sin estar muy seguro de qué podría decirle. Hablarle a Yoongi se sentía extraño, casi le asustaba. El mayor parecía tener el más delicado de los cuerpos, aquel que se quebraría con un solo toque, aquel que parecía limpio de cualquier roce, y aún así se sentía tan increíblemente enorme a su lado.

El contrario tan solo emitió un sonido en respuesta, y Jungkook se preguntó cómo podría ser que el rubio no se hubiese ya aburrido, y siguiese tan concentrado en sus pensamientos.

"Estoy aburrido"

Tal vez fue por el pedido en sí, tal vez fue por la voz de niño pequeño que inconscientemente utilizó para efectuarlo, pero de pronto los felinos ojos de su mayor se hallaban clavados sobre los suyos, y este se estaba levantando con esfuerzo del suelo, aún viéndose desganado.

"¿Y bien?"- habló luego de unos interminables segundos de observarse el uno al otro sin emitir palabra. Jungkook no comprendía a qué se refería con aquella pregunta, por lo que solo se mantuvo en su lugar, tal vez alejándose lentamente del cuerpo del mayor quien sin ningún escrúpulo se acercaba al suyo, y observándolo confundido.
Yoongi ni siquiera resopló, no mostró rastro de molestia o de frustración, no mostró nada. Tan solo dejó que su voz, sumida de neutralidad, se explicase nuevamente- "¿Qué quieres hacer para no aburrirte?"

Jungkook se lo pensó un rato. Él no tenía idea de qué podía hacer.
De hecho, la pregunta de Yoongi le resultó muy estúpida: si Jungkook supiese qué hacer, no se estaría aburriendo tanto.
Pero decidió pasarlo por alto y dedicarse a buscar un plan.

Era curioso como a los ojos del mayor se sentía apurado, como si siempre estuviese siendo medido, evaluado, observado. Jungkook siempre era perfecto, siempre maravillaba sin siquiera intentarlo, o estudiarlo, o preocuparse por ser aprobado. Pero ahora en aquel baño, con alguien sin ningún tipo de autoridad, se forzaba a mantenerse en una buena postura y formular una idea sorprendente porque, a pesar de saber que el rubio no diría nada, él notaría cualquier mínimo error. Se sentía terriblemente inferior, necesitaba llegar a ser suficiente pues era lo único que conocía, y Yoongi lo alejaba de aquello todo el tiempo.
Pero aún más curioso era que, a pesar de estar causando todas aquellas inexplicables inseguridades en el pelinegro, la mirada de Min Yoongi jamás transmitía nada.

El rubio jamás era feliz, mas tampoco parecía deprimido. No reía, no lloraba, mucho menos demostraba amor o afecto por alguien, y eran muy pocas las veces que se lo había visto enfadado. De pronto recordó cuando vio a los hermanos abrazándose, y la petición que este le hizo hacía un rato, y siendo llevado por ese pensamiento, una idea llegó a su mente.

Sabía que sería difícil pero la curiosidad lo estaba matando, y qué mejor situación para llevarlo a cabo que toda una noche juntos, donde el mayor no podría simplemente responderle mal y huir.
Porque él sería el curioso y falto de escrúpulos detective Jeon Jungkook, y su nueva misión aquella noche era descubrir qué ocurría con Min Yoongi.

★GOF★ ykDonde viven las historias. Descúbrelo ahora