Capítulo 8

483 101 18
                                    

Me quedo paralizada, pues mi cerebro aún procesa lo que está pasando.

¿En serio es ella? ¿Qué hago ahora? ¿Estaré mal?

No sé que sentir por ella. Felicidad, odio, rencor, tristeza, ¿qué pasará?

—Sí, hija, estoy de vuelta —responde. 

—¿Qué haces aquí? —me pongo a la defensiva —¡¿Tienes idea de todo lo que sufrí por tu culpa? ¿Con qué cara vienes a decirme "hija"?!

—Perdón —dice.

—Un perdón no me va a devolver a mi hermano, un perdón no me va a devolver la infancia; un perdón no limpiará lo malo que hiciste. Un perdón no hará que te quiera como una madre. ¿A qué viniste? —suelto.

¿Cree que me pondré contenta porque apareció? Pues no, no merece ni el más mínimos cariño.

¿Pero qué cosas digo? Esperanza nunca me odió a pesar de todo, su amor era incondicional; pero, el mío hacía Macarena no lo es.

—Sé que no te cuidé, ni a ti ni a John, fui mala, lo sé. Quiero arreglar las cosas, quiero demostrar que he cambiado, por favor, te lo suplico, perdoname —ruega —. Perdón por dejarte botada, cuando debí luchar junto a ti, pero no sé en que estaba pensando; estaba mal de la cabeza.

》Eres mi vida. He pasado muchos años observandote, pero, no me atreví a hablarte, sentía vergüenza, de haber sido la persona que fui, hasta hoy, que me atreví. Siento lo de tu hija, siento tu vida y sé que fue mi culpa. Si tan sólo no te hubiera dejado sola; si tan sólo hubiera estado al pendiente... —dice, pero no la dejo terminar.

—Si tan solo, si tan sólo hubieras hecho todo eso; pero no lo hiciste. Solo una persona enferma hace lo que tú —reprocho.

Analizo mejor las cosas, y pienso que, si Esperanza me hubiera odiado, quizá me hubiera asentado cabeza y quisiera su perdón.

¿Y si lo intento?

—Perdóname por favor —suplica.

—Está bien, pero, con una condición; no quiero que me llames hija. Tampoco quiero y no me nace llamarte madre por el momento. No quiero que estés tan cerca mío, conserva distancia, necesito procesar todo esto. De lo contrario, haré lo posible por desaparecer por completo —digo.

—Lo que quieras, entiendo tus condiciones, ¿puedo darte un abrazo? —pregunta.

—No, y me voy, tengo que trabajar —respondo, muy cortante.

Le doy mi número de teléfono, para acordar una salida. Macarena quiere platicar sobre todos estos años perdidos. Y pues, también tengo curiosidad por saber que fue de ella.

Le dije mamá, sí, pero fue algo del momento. Por ahora no me nace llamarla de tal modo.
Hablaré con Diego, él sabe darme buenos consejos, y me ayuda a estar más calmada.

¿Qué sucederá después? Espero que logre perdonarle del todo, pues aún siento rencor hacía ella, y no es para menos. Lo merece.

#2(AM): Cambiando Mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora