#2(AM): Cambiando Mi Vida

Capítulo 10

Me despierto asustada, ¿todo es real?

Estoy en mi cama, con una jaqueca que me está matando, lo único que recuerdo es haber golpeado a Esperanza y haberla encerrado en el sótano, ¡LA ENCERRE EN EL SÓTANO!

Me levanto muy rápido de la cama, pero al instante caigo al suelo.

Me voy a rastras hacia la puerta para adentrarme al sótano, y ver si Esperanza continúa ahí.

¡TODO FUE UNA MALDITA PESADILLA!

—¡Esperanza! ¡Hija! —grito, lo más fuerte que puedo.

Mientras me levanto para bajar totalmente las escaleras, consiguiendolo, pero tambaleandome de un lado a otro.

Logro ver una silueta, es ella, está sentada en un rincón, abrazando a uno de sus muñecos. Llorando.

—¿Ma...má? —pregunta, entre-cortado.

Su voz suena tan débil.

Todo fue una estupida pesadilla, en realidad le he dado el peor de los tratos. Ella no tiene la culpa de la mierda de vida que he tenido.
Mi madre no fue capaz de estar a mi lado, y he estado haciendo lo mismo que ella hacía conmigo.

Me he vuelto una adicta. Una jodida adicta al alcohol.

Corro hacia ella, y la abrazo lo más fuerte que puedo.

—Perdo...name —logró articular.

》Perdóname cariño, perdóname, no sabía lo que estaba haciendo. He sido la peor madre, no merezco haber tenido un angelito como tú —digo —. Te amo tanto.

En ese instante Esperanza rompe en llanto, me duele tanto lo que he hecho, no me imagino lo que debió haber sido para ella.

—Pensé que no volvería a escuchar eso de ti, mamá. Te perdono. Me sentí tan sola —susurra —. ¿No me volverás a encerrar en el sótano? Mamá, me da mucho miedo.

》¿Seguirás tomando? No quiero que lo hagas. No quiero que men golpees, mamá. ¿Papá no volverá? Lo sabia, yo no tuve la culpa mamá, te lo juro —termina.

—Shh, no digas nada, mi pequeña. Te lo diré todos los dias, mientras tenga vida, no te volveré a dejar sola, tampoco te encerrare en el sótano. No tomaré ni te golpearé. No lo sé, cariño, no sé si vuelva, pero, por lo tanto, seguiremos juntas —suelto rápidamente —. ¿Quieres estudiar? Lo harás, ¿quieres tener amigos? Los tendrás. Pero perdóname por favor.

Me quedo así, abrazandola, mientras ella llora sin detenerse. Fue tanto el dolor que causé. Hasta que recuerdo aquella enfermedad en mi pesadilla. Leucemia. Y no voy a permitir que esto ocurra.

—Vamos pequeña, nos ducharemos para que luego desayunar. Iremos a una revisión —digo.

Ella asiente sin hacer ruido alguno.

Nos dirigimos a mi cuarto, sí, nos ducharemos juntas. Es hora de hacer un cambio, y mi pequeña, es lo que me impulsa a hacerlo.

Después de salir de la ducha, la visto, y peino su cabello, hago lo mismo conmigo. Luego, bajamos a desayunar; preparo su desayuno favorito.

Después de estar completamente listas, nos dirigimos al hospital más cercano. Es necesario hacer ésta revisión.

Esperanza ha sonreído desde que salimos, hace mucho no veía esa sonrisa.

—

Han pasado cuatros horas desde que salimos de casa. El doctor dijo que estamos sanas, sobre todo Esperanza. Pero, está baja de peso, eso dolió. Me dedicaré totalmente a ella.

—¿Qué quieres que hagamos? —pregunto.

—Ir al parque, mamá —responde —. También, ¿me comprarías un helado? —pregunta.

—¡Claro que sí! Ahora si, haré las cosas bien, mi pequeña —digo.

Así que nos dirigimos al parque. Ahora estoy tranquila, mi hija está muy sana, aunque tengo que arreglar todo lo que he hecho.

He sido un fracaso, pero no me quedaré en el.

Le demostraré que puedo cambiar, quiero que sea feliz. Al fin reaccioné, y estoy feliz por que tan sólo fue una pesadilla. No quiero perder a lo único que tengo y que más amo. He estado cegada, pero, eso se acaba ahora mismo. No más golpes, no más gritos y no más insultos. Ella siempre será mi prioridad más importante. Aunque, hubiera sido lindo tener a alguien, que me apoyara, ya sea en la crianza de mi hija, como también hacerme compañía. No me dejaré llevar más.

—Mamá, mira el dibujo que hice para ti, ¿te gusta? —dice, mientras me muestra en una hoja, por lo que veo, estamos juntas, tomadas de la mano.

—Me encanta —digo, mientras en su rostro hace presencia una leve sonrisa.

Fin.

Vendrá el epílogo.
¿Fue sorpresivo, eh? No me maten.