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Mientras subían las escaleras Luc se preguntaba cuál sería la reacción de la tripulación, pero cuando llegó el momento nadie la presto demasiada atención. Ice la acompaño hasta su camarote y le indicó donde se encontraba el baño al mismo tiempo que le dejaba un montón con ropa limpia.

— La cena se sirve a la puesta de sol, sería un honor que me acompañase a cenar— dijo ella mientras le guiñaba un ojo.

Luc tenía tiempo, así que la ducha que se dio fue larga; tuvo que frotarse a conciencia y dejarse la piel roja para quitarse la suciedad y sentirse completamente limpia. Por fin pudo relajarse un poco, sintiéndose segura en la tina de agua caliente.
Cuando comenzó a vestirse, una vez seca, se dio cuenta que Ice y ella tenían más o menos la misma talla de ropa, ya que todo le quedaba bien, los pantalones negros se ajustaban a su cintura gracias a una cinta roja y la blusa blanca era suave y fina, pero suficientemente resistente para aguantar un par de tirones.
Una vez vestida se recostó en la cama y comenzó a pensar en los diferentes motivos de por qué la capitana la quería sentada a su mesa, no es que le desagradase, pero no sabía lo que podía significar. Al final acabó quedándose dormida y por poco no llega a la cita de no ser por qué alguien comenzó a llamar cortésmente la puerta al principio y aporrearla a medida que pasaba el tiempo.

— Señorita— esa voz era ya inconfundible para Luc, — la capitana le espera—.

— Perdón, ya voy Black— y abrió la puerta al mismo tiempo que se pasaba los dedos por su pelo para cepillarlo.

Black la condujo hacia la sala donde cenarían.

— Pensaba que estabas bien muerta en el fondo Del Mar, a sido todo una sorpresa encontrarte en aquel barco— dijo para romper un poco el silencio.

—Ya...—

— Por cierto, más te vale fingir que te has pasado a nuestro bando, por que si no se te echaran todos encima— e hizo una especie de mueca que pretendía parecer una sonrisa burlona. Parecía disfrutar con la cara de angustia que se le había formado a Luc al pensar en los demás tripulantes.

— Si ya me conocen, saben quién soy—

— Pues ingéniatelas, aunque tranquila la Capitana no dejará que te hagan daño.
Aúnque ser la favorita tampoco es bueno, yo me cuidaría de ver que como, no vaya a ser que cierta persona eche algo.—

Por fin llegaron al lugar. Resulta que no era cono Luc se habia imaginado, la mesa era bonita pero sin ser ostentosa y los platos eran simples pero con suficiente buen aspecto para que su estomago rugiera.

— Alguien tiene hambre— dijo Ice saliendo desde una puerta situada al otro lado.
Luc bajo la cabeza muerta de vergüenza.
— Sientese señorita— volvio a hablar mientras hacia un gesto cómico al ofrecerle asiento.

— Gracias—

— No hay de que—

La velada transcurrió tranquila, la conversacion no fue muy fluida por el hecho de que ninguna de las dos parecia haber visto un plato de comida en dos dias. Cuando por fin terminaron con todo, Ice saco una botella de algun tipo de alcohol y se dispuso a preguntar aquella pregunta que luc ya llevaba un rato esperando.

— Y ¿que tal esta Calip?—

Luc se atraganto con su propia lengua, se esperaba la conversación, pero no tenia ni idea de que iria a empezar por ahí.

—Ey tranquila, respira—dijo Ice mientras le pasaba un baso con un liquido de color rojo. Olía a vino, pero Luc no supo identificar exactamente que tipo, así que sin siquiera pensárselo dos veces se vivió la copa.

—No te lo bebas...—no pudo acabar la frase, —de golpe...—. En el instante uno en el que vació la copa Luc se dio cuenta de que tipo de vino era, y el tardío aviso de Ice se lo confirmó. Su cara empezó a ponerse colorada, y Ice no pudo evitar partirse de la risa cuando vio como su acompañante buscaba desenfrenadamente una jarra de agua en la estancia. La capitana acabó doblada agarrándose el estómago de la risa, la cual era muy contagiosa y al final a pesar de que le ardía la garganta, Luc comenzó a reírse hasta que las lágrimas afloraron en sus ojos.

Por fin consiguieron serenarse y se volvieron a sentar en sus sitios.

— Calip me entregó una carta para ti...— dijo mientras se masajeaba las doloridas mejillas.

— Si, la tengo yo. Ya la he leído por si te interesa—

— La verdad, me pica la curiosidad sobre que decia, pero entiendo que es un asunto ajeno a mi persona y que no me incumbe—.

— Vaya vaya, sigues siendo igual de correcta despues de habernos visto ya un par de veces, no hace falta, puedes tutearme— Ice sonrió.

— Muy bien, como quieras, ¿que ponía?—

— He dicho que podías tutearme no que te iba a contar todos mis secretos—la cara de Luc le debió hacer gracia por que en seguida añadió con un tono de voz que delataba que estaba jugando con ella., — Es broma, de todas formas no ponía nada muy interedante, dolo quería saber que tal me iba y que si pasaba a verle alguna vez... Pero lo que si me interesa es que te ha podido contar él.—

— No gran cosa tampoco—

— Seguro que si, estuve viviendo con él unos cuantos años y se quede la gente buena se fia, y eso significa que te ha contado algo o que te ha pedido algo. Puedes decidir contármelo o no, independientemente de lo que hagas te vas a quedarte un tiempo en mi barco, y me temo que vas a tener que aprender a confiar en alguno, así que te lo pongo facil, tu me cuentas y en función de lo que digas te contare mas sobre mi persona y sobre todo aquello que te interese y pueda responder. ¿Trato?— a Ice se la veía contenta cuando Luc estrecho su mano en señal de que aceptaba.

La verdad, a Luc no le hizo ninguna gracia lo de quedarse mucho tiempo en aquel barco, pero si tenia el apoyo más o menos completo de Ice le iría mejor que si s enemistaba con ella, además la estaba empezando a tener aprecio, y le apetecía saber que tipo fe maldición tenían ella y Calip encima.

— Pues me contó la historia de como llegaste tu más o menos a él y ...—

— Entonces sabes de mi maldición— la cara de Ice estaba sería de repente, no era un tema que le gustase tocar.

— A grandes rasgos. Se quien era tu madre y también de que estas condenada a matar a un número de navegantes en un periodo de tiempo, lo que Calip no me llegó a explicar es porque se os impuso dichas maldiciones.—

— Se podría decir que aquella hechicera tenía que saldar unas cuentas en número de almas y a mi me venía bien que me diese un empujoncito.— No parecía que quisiese hablar más del tema así que Luc dejo de indagar por ese camino.

— Y... ¿Hay una cura o algo?— la curiosidad podía con ella.

— No paras de sorprenderme, pensaba que los marines no creíais en este tipo de cuentos—

— Bueno, he de decir que casi  un mes viviendo con Calip puede cambiar a cualquiera .—

— No te lo voy a rebatir— dijo Ice mientras soltaba una pequeña carcajada.

Luc sonrió, ella mejor que nadie sabía que su vida había empezado a zarandearse, sus creencias eran constantemente cuestionadas, al final la vida en el mar no tiene nada que ver con la de la tierra, las leyes no existían, aquel dios al que tanto se le veneraba en los países no era ni mencionado entre los que navegaban; todo era distinto, ahora resultaba que después de años creyendo que la leyendas no eran más que eso, leyendas, eran el su mayoría verdaderas. Existía Calipso y había tenido un hijo, la leyenda que a tantos hombres aterrorizaba sobre la "mujer del diablo" también era cierta, y la prueba de su existencia era aquella chica de temperamento fuerte pero con su toque gentil.

— El caso, sólo te lo podré contar si me juras no contárselo a la armada, ya que básicamente sería ponerme a mi en bandeja, y tengo entendido que no te apetece que yo acabe pasando al otro mundo.

¿Lo Juras?— dijo mientras se hacía un pequeño corte en la palma.

Luc imitándola respondió — Lo Juro—
Y al entrelazar sus manos el juramento quedo cerrado.

Surcando Nuevos MaresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora