Capítulo 1.

43 5 0
                                    

5:00 a.m

Entre mis sabanas muy feliz mente pensando qué jamás iba a sonar la alarma, pero claro qué no podía hacerlo. Me volteo y miro con mala cara la ventana qué descaradamente deja que la luz  me refleje con sus fastidiosos rayos de sol  qué  me perturban el sueño y me ponen de mal genio.

—¡Cariño!—.

 Escucho a mamá desde temprano llamándome muy feroz  mente. Después de unos 5 minutos qué logre dormir un poco más recuerdo qué hoy sera el primer día de clases en ese fastidioso instituto.

Prendo el celular  y son las 5:30 a.m ¿pero cómo hace? no muy  poco eran las 5:00 esto esta muy mal llegare tarde.

Al salir de la ducha tenia una llamada perdida de alguien qué no conozco. Esto se me hacia muy raro. Tomo lo que me voy  a poner ese día. Una básica, jeans rotos mis vans y listo más sofisticada no se puede. Al bajar me acordaba qué ni me había peinado.

 Típico siempre es así. ''No claro qué no supongo qué soy la única estúpida qué se le olvida peinarse''. Ruedo los ojos. Saco el celular y ya van a hacer las 6:00. ¿Cómo podes demorarte  tanto si ni siquiera te peinas?. Grita mamá desde el primer piso escuchándome hablar con mi consciencia.

Dejo mi cabello tal cual estaba, ni modo creo qué no esta tan mal, el sarcasmo. Al llegar al instituto no me causa ninguna impresión. Claro no puedo negar qué habían unos chicos muy guapos, pero qué estoy diciendo ellos jamás se fijarían en alguien qué se le olvida peinarse.

 Al entrar al salón ya me suponía qué había llegado tardísimo y  eso qué estaban ya dando clases de Química. 

  —Pasa linda no te quedes hay  parada nosotros no mordemos—.

 Grita un chico de cabellera castaña qué se reía muy fuerte con sus típicos tres amigos. La profesora me indica qué me puedo sentar atrás de Antony, ruedo los ojos y sí, cómo me di cuenta era el chico qué me había dicho que entrara. No le preste atención y me puse mis gafas qué son más grandes qué mi cara. El qué me vea así creerá que soy una adicta traga libros. 

Al sonar la campana de salir para tomar algo cogí mi bolso, pero algo me detuvo por detrás y  cuando lo veo se me habré la boca cómo si me lo fuera a tragar.

 —¿Qué haces aquí  Antony no deberías estar afuera con tus amigos?—.  Digo yo cómo siempre tartamudeando.

—Em sí, pero quería conocer un poco más a la nueva—.

  Dice el riéndose muy libre mente con su dentadura súper blanca y sus ojos color marrón qué destellan con los rayos del sol.

 —Qué me miras tanto Charlotte, acaso te gusto o qué? —.  Vale el ya sabia mi nombre de seguro lo pregunto. 

  —¿En  qué tanto piensas preciosa?—. 

 Dice el mientras me mira sin qué yo me diera cuenta. De seguro esta mirándome y riéndose de lo fea qué me veo hoy.   

—No no, en nada solo estaba tratando de recordar donde había dejado el cargador de mi celular.

 —¿Ah si?, pensé qué estabas pensando en mí—. Dice el sin más qué responderle  sacudo la cabeza sin decir una palabra y me marcho. 

Voy al quiosco a comprar algún jugo con papas y me siento en las mesas para poder ver las noticias qué hay el día de hoy. Por sorpresa era el día qué conocería a la pareja de el año en el instituto. Y adivinen quien es la pajera de el año, si era el tonto de Antony qué según decían hay con una tal  Ámbar. Claro era la chica perfecta rubia con una cintura que cualquiera  quisiera tener y bueno. Me levanto de la mesa y voy directo al baño.  Así creo qué necesitaba un poco de arreglo de cabello.  

Al entrar estaba Antony esperándome en medio de la puerta.

 —¿Qué haces aquí? estas loco, no deberías estar con tu novia la Ámbar?—.   Digo yo asustada por qué de pronto ya se estaba poniendo algo fastidioso.

 —Pues sí tenes razón debería estar con ella pero en estos momentos no quiero, algún problema con eso charlotte?— . Dice el riéndose y burlándose sin ninguna incomodidad.

  —Ah vale, pues entonces vete y no te estés apareciendo por hay qué me asustas—.

   Le sonrió secamente y me marcho, ni si quiera me dejo entrar al baño a arreglar este tonto cabello.  Cuando voy saliendo con la cabeza mirando al suelo me tropiezo con una chica qué hace caer todos mis libros incluyendo mis gafas y ami.

  —Hay mira se callo la nueva. ¡Ups!, fíjate por donde caminas pequeña—.

Me quedo en el suelo sin decir una palabra.   —¡Auch!—. Me rompí mi rodilla ¡QUÉ RAYOS MALDITA ZORRA ESA!. Decía yo sin poderme poner aún de pie. 

  —Hola, ¿te lastimaste?—.Decía una chica de cabellera castaña casi cómo la mía un poco  corto qué me sacaba  la mano para ayudarme a levantar. 

  —Supongo qué sí me lastime me arde demasiado—.  Digo yo quejándome muy levemente.

—Te parece si vamos a el baño y hay miro qué puedo hacer, al menos para lavarte la herida—. Decía ella. Le sonrió y le agradezco.

  —Pero dime tu cómo te llamas linda?—.   Le pregunto yo sin saber nada. 

 —Mucho gusto  yo soy Charlotte y la nueva en este instituto—. 

Me dijo qué se llamaba Verónica Wakinson. No me dijo nada más y se fue muy apurada al parecer la estaban llamando para ir donde la  rectora a coordinador. Me pregunto qué habrá pasado...


Antony en multimedia. 


Amor Sin FronterasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora