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¡Hola!
Antes de que empiecen a leer el capítulo aclaro: si escribo con — esta letra — quiere decir que es un recuerdo y si escribo con — esta letra,  común — quiere decir que es presente.
Gracias por su atención :)

~🔫~

— No te alejes de mí. — susurra Carl

— Ya lo sé. Además, no sé porque me lo dices, ya soy grande y sé cómo defenderme. — contesta de mala gana Emma

— Yo solo te advierto. — la mira de reojo el chico

   Caminar es lo único que hacía. Volví al campamento; pero nadie se encontraba allí.

   Vagaba, ya cansada, por el bosque. Tenía hambre y sed, lo poco que tenía en mi mochila en dos días lo acabé.

    Lo sé, lo sé, en días así es muy peligroso dejar a una pequeña tan expuesta. Pero... Qué le íbamos a hacer.

— ¿Creés que son los del Santuario? — pregunta Emma inspeccionando a los tipos que estaban a unos metros frente a ellos

— No lo sé. Si llega a ser así estamos fritos. — contesta Carl

— ¡JA! ¿En dónde te quedó lo machito, Grimes? — le pregunta Emma

   Carl solo frunce el seño.

Día 150:

   Debo pensar que ya cumplí años.
  
   Vague por todos lados. De árbol en árbol, de casa en casa, de auto en auto. Pero aún no encontraba una comunidad, necesitaba cruzarme con alguna persona o me volvería loca.

— ¿ Qué hace una pequeña tan expuesta?. — pregunta una persona atrás mío

    Lentamente me doy vuelta. Lo primero que veo es una mano y... ¿un muñón?  con un cuchillo. Mi vista va subiendo y me encuentro con el hermano del hombre ardilla. Merle Dixon, señoras y señores.

— ¿Merle? — mi voz sale ronca.

   Ya se habrán dado cuenta lo poco que he hablado en todo este tiempo. Ni yo misma me reconocía la voz.

— ¡Pequeña Walsh!. — dice con ¿alegría?  — Cuanto tiempo, pequeña. — sonríe

— Yo también te he extrañado, Merle.— golpeo su brazo

— ¿ Qué haces por estos lugares? ¿Acaso el estúpido sheriff te dejó encadenada a tí también? — pregunta

— ¡No le digas estúpido a mi hermano, Dixon!  — lo defiendo — y no, no me dejó encadenada. —

— No hablaba de tu hermano, pequeña, habla del otro sheriff. —

— ¿Otro sheriff?. — pregunto sorprendida

— Sí, el padre del muchachito por el que se te caía la baba. — ríe

— ¿Estás hablando de Carl? — pregunto — A mí no se me caía la baba por él... ¡Esperá! No nos desviemos del tema. ¿Rick Grimes está vivo?. — pregunto atónita

— Sí, hasta la última vez que lo ví, hace tres días él estaba vivito y coleando.—


  Con sigilo ambos chicos recargaban sus armas. El par de hombres frente a ellos aún no se daban cuenta de la existencia de los jóvenes.
    

— A la cuenta de tres disparamos. — dice Emma

     Llevaba varias semanas vagando entre el bosque. Atrás de ella se podía ver una gran bola de humo. Su desición fue alejarse de su antiguo grupo de Atlanta y lo había logrado. Rendida decidió volver y lo único que encontró fue una prisión, un tanque de guerra y varios caminantes ahí, todo estaba en llamas.

    Los volvió a perder por idiota.

   La chica, ya adolescente, se encaminó por una vías del tren. Cómo olvidar cuando tomaba el tren junto a su hermano para ir a visitar a sus abuelo.

   Caminaba haciendo equilibrio por las vías cuando un hombre una chica salen corriendo desde el bosque, agitado y con su poca fuerza le gritan a la chica que corra. Y así fue.

    Los tres empezaron a correr en por las vías, tratando de perder a la gran horda que iba detrás suyo.  Lo lograron.

— ¿Cuál es tu nombre?. — pregunta la chica

Uno. — susurra Emma y empieza a recargar su otra arma.

EMMA, EMMA WALSH.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora