EMMA, EMMA WALSH.

26

    El adolescente conduce. Cada segundo sus nervios aumentan. Él no se esperaba tal cosa, no esperaba esa disparo. Que, con mala suerte, podría terminar con la vida de Emma.
   No sabe de que otra forma llamarla, ella es como una amiga; pero, él admite que tuvo cierta cercania con la chica.

   Faltaban unos kilómetros para llegar a Alexandria y tenía medio tanque de gasolina.

    Miro un segundo para atrás.  La chica no se movía. Estaba más palida que una hoja y un color morado se podía notar bajo sus ojos. Su pecho subía y bajaba con mucho esfuerzo. Por lo menos respira se dijo a si mismo.

    De un momento a otro un fuerte ruído lo deja aturdido. Mira al frente y el vidrio se encontraba roto.
    Rápidamente bajo y se encuentra con un caminante frente al vehículo, con dos piernas rotas y estirando sus brazos para alcanzar al chico.

    Carl suspira. Frustrado vuelve al auto. Por lo menos podía ver sin tanta dificultad la carretera.
    Giró las llaves y volvió a arrancar,  estaba vez más apresurado.

~🔫~

— Abran la puerta.  — grita Carl.

Un alexandrino que se encontraba vijilando se acerca a la reja y la abre,  dentro de la comunidad se escucha como llaman a Rick. Este se acerca trotando apunto de abrazar a su hijo hasta que ve el cuerpo de la pequeña Walsh en brazos del antes mencionado casi moribunda.

      Rick manda a llamar a Tara, se dirige rápido a su hijo y toma en brazos a la adolescente. Estaba fría. Muy fría.

   ~🔫~

— Dos hombres — relata Carl —. Salvadores.  Ambos. Estaban cerca nuestro, nosotros nos encontrábamos atrás del vehículo. Si queríamos salir de allí teníamos que hacer algo. Actuar rápido. Eso hicimos. Los matamos,  pero uno fue rápido y le disparó a Emma. La cagué y la subí rápido y manejé lo más rápido posible para llegar. —

Rick suspira — Hiciste todo lo posible,  hijo. — pone la mano en su hombro.

—Tuve mierdo. Por primera vez, en tantos meses, volví a tener miedo. Miedo de perderla. —

— Te entendemos,  Carl — dice Michonne —. Ella va a estar bien. — acaricia su espalda. — ¿ Qué les pasó que el vidrio de la camioneta está roto? —

— Cuando venía en camino,  me giré un segundo a verla y, no me dí cuenta,  terminé atropellando a un caminante. —

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Falta poco,  falta poco... Estoy muy emocionada. 💚🙊😂