Capítulo 10

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La panadería se encontraba tranquila, los clientes de la tarde se habían retirado y casi era de cerrar para poder ir a comer, Tom estaba haciendo las cuentas de la venta mientras esperaba a que su esposa o hija llegaran.

Un fuerte golpe de la puerta asustó al hombre que termino tirando parte del cambio en el piso, cuando iba recogerlo vio como su esposa entraba completamente seria seguida tras la menor toda alterada.

—¡¿Estas consiente de lo buena que es esta oportunidad?!—Gritó Marinette.

—¿Estas consiente de que YO soy tu madre y no te mandas sola?

La azabaches se miraron retándose entre sí, era extraño que una mujer tan dulce como Sabine se portara tan seca y más extraño ver a la linda Marinette furiosa con su propia madre.

—¿Pero qué les pasa a las dos? —Menciono el castaño interrumpiendo la pelea

—El Señor Agreste me dio la oportunidad de ser su aprendiz y mamá solo sigue diciendo no.

—Mi amor esa es una gran oportunidad. —Dijo Tom abrazando a la menor por la noticia, pero en cuanto vio la cara de mujer solo vio descontento. —¿Sabine que es lo que te ocurre?

La azabache mayor subió a su casa en completo silencio seguida por su familia que trataba de persuadirla para que aceptara pero solo la veían más molesta. Optaron por guardar silencio durante la comida, pero cuando finalizaron de limpiar el comedor y la cocina volvieron a intentar hablar con ella.

—Al parecer ustedes no entienden, he dicho que no y si alguno se opone se las verá conmigo. —Sabine estaba cansada de pelear con su familia y trató de poner un ultimátum.

El coraje de la ojiazul estaba al máximo,quería una explicación razonable pero recibía un "NO" como respuesta, siempre había sido amable y respetuosa con sus padres pero esta vez sus emociones explotaron. —¡¿Que diablos pasa contigo?!

—Marinette... —Susurro Tom al ver la reacción de su hija.

Aun enojada y sin pensar bien las cosas se puso frente a su madre. —Siempre parecías apoyarme en todo y de unos meses en adelante tratas de detenerme.

—Tu no lo entiendes yo...

—Exacto, no lo entiendo porque no quieres explicarlo.  —Interrumpió Marinette 

—N-no es así, no puedo. —Sabine no quería enfrentar la verdad y menos exponer a su hija a tantas revelaciones, después de tantos años de guardar silencio y encubrir su verdadera historia no sabía las consecuencias que se desatarían si hablara.

La ojiazul estaba al borde de las lágrimas pero aun así miró a los ojos a su madre para decir lo que pensaba. —Bien, entonces yo no puedo escucharte. 

Después de esas palabras Marinette subió a su cuarto azotando la puerta dejando a sus padres sorprendidos por su actitud, Tom entendía a la menor, era su sueño ser una diseñadora pero su madre no mostraba razones lógicas para negar tal oferta. Mal que bien Marinette tenia un punto a favor, merecía un motivo creíble de todas las acciones de su madre. Cuando se quedaron a solas Tom exigió una explicación para sus decisiones.

—Créeme, algún día lo entenderá y me lo agradecerá.

—Espero que tu entiendas lo que ella siente y que no te arrepientas después. —El castaño le dio un beso en la frente a su mujer y bajó a la panadería para empezar la siguiente ronda de ventas.

Una vez sola Sabine suspiro cansada, todo su pasado se le venia encima para tirarle su presente, tenia que proteger a su hija a cualquier precio pero no podía a hablar... o más bien no quería, como explicaría todo lo ocurrido en su vida, ¿Qué diría acerca de ser la antigua Ladybug? ¿Qué diría de haberse ido de París? ¿Qué diría de Felix? Félix... ese idiota tenia la culpa, si no hubiera abierto la boca para proponer semejante locura nada de eso hubiera pasado.

El sonido de un plato estrellándose saco a la azabache de sus pensamientos, no había notado cuando comenzó a llorar, simplemente le dolía esa parte de su historia.

Lazos del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora