Capítulo 19

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Cuando Adrien y Marinette se quedaron solos en la habitación se quedaron en un silencio bastante incomodo, tratando de arreglar las cosas se prometieron hablar de lo que el akuma les hizo ver cuando se sintieran listos, el rubio pensaría más en lo que había visto y la azabache hablaría con sus padres respecto a sus sueños. La secretaria llamó a la puerta recordándole a Adrien que tenía una sesión de fotos programada, la ojiazul le dijo que no se preocupara pues ella regresaría con su transformación y le mandaría mensaje cuando llegara, pero cuando estaba frente a la panadería dudaba de entrar a su propia casa, llevaba quince minutos mirando el edificio mientras tallaba su brazo tratando de reunir fuerzas.

—Vamos Mari, estaré contigo si me necesitas. —Dijo la kwami desde el bolso de su portadora.

—Ho-hola. —Saludo tímidamente a sus padres que la abrazaron con fuerza al saber que estaba bien.

La menor les pidió que fueran juntos a la sala pues tenía que hablar de algo urgente con ellos. Cuando se acomodaron en el living Marinette pensaba en que palabras usar, se asomó a su bolso donde Tikki la miraba mostrándole su apoyo.

—Saben, hace unos días tuve un sueño donde estaba yo de pequeña abrazando a un hombre que no reconocí, lo llamaba Papá pero no eras tú. —Dijo mirando fijamente a Tom

Los adultos se miraron incrédulos entre ellos, esto era el mayor temor de Sabine, que su hija supiera la verdad, basta decir que con sus expresiones Marinette había sacado algunas conclusiones.

—Entonces es cierto...Tú no eres mi... y tu... ¿realmente eres mi madre? —Era inevitable que la voz se le quebrara. —¿Acaso soy adoptada o algo por el estilo?

—Marinette no días estupideces claro que eres mi hija y no hay nada más que decir. —Dijo Sabine sumamente fría tratando de darle fin al tema.

—Entonces tu si...pero él no... —En la mente de Marinette algunos hilos se iban uniendo y ahora solo debía de enfrentar a su madre para saber la verdad. —Cuando estabas akumatizada, tratabas de... borrarme la memoria...

—Tú lo has dicho, estaba akumatizada, no era consciente de lo que hacía o del porqué.

—Los akumas te dan poderes a base de algo que quieras. —Susurró la ojiazul. Retomó su postura y volvió a mirar a Sabine. —Ahora todo tiene sentido... ¡Tu solo quieres esconderme la verdad!

—Mi amor por fa...

—¡Ahora no papá! —Al escuchar sus palabras, la ojiazul limpio sus lágrimas y volteó a ver a Tom. —¿Sigo llamándote así?

Ahora toda la familia tenían el corazón roto, Tom sentía que había perdido a su niña, Marinette se sentía traicionada y Sabine estaba ahogando sus sentimientos por destruir a su familia con tantos secretos, cuando el silencio reinó la menor se subió a su cuarto azotando su puerta.

Una vez en su cuarto se aventó a la cama y se aferró al peluche de gato tratando de ocultar su llanto, por su parte la kwami se acostó en su cabeza dándole caricias con sus diminutas manos, ahora ella quería hablar y contar toda la historia para que ya no hubiera dolor, pero no podía interferir.

Cuando dejó de llorar Marinette se sentó en su cama con el teléfono en mano tentada a llamar a Adrien o Alya pero simplemente no sabía como iniciar una conversación con ellos. Termino dejando el celular en la cama soltando un largo suspiro.

—Tikki... Creo que necesito hablar con ellos. —Menciono Marinette refiriéndose a sus padres casi como extraños, limpio su cara y fue caminó a la cocina, cuando vio que su kwami la seguía la miró. —Quédate aquí, tratare de no tardar.

En realidad la menor quería estar sola, despejar su mente y no recordar lo que había vivido, sentía que nadie la entendería y estaba más sola que nunca, dejo que sus pies le llevaran por rumbo desconocido, necesitaba saber la verdad que nadie quería contarle.

Pasado un rato la noche comenzaba a caer, la panadería T&S se preparaba para cerrar, Sabine por su parte estaba con una bomba nuclear de sentimientos y pensamientos de la pelea que tuvo con su pequeña, ni siquiera había bajado a comer y de seguro estaría en su cuarto llorando o en la Torre Eiffel pensando en lo que pasó. Sin muchos ánimos subió a su alcoba con la esperanza de que le diera la oportunidad de explicarse, la llamó una y otra vez pero no tenía respuesta, su instinto maternal le pedía que subiera a su cuarto y así lo hizo, cuando se dio cuenta que estaba vacío pensó en que quizá Ladybug se adelantó al patrullaje pero solo vio a una criatura rojiza sobrevolando en el escritorio.

—Tikki...¿Por qué estás solo tú? ¡¿Dónde esta Marinette?!

—Ella dijo que iba a bajar con ustedes.

—Pero no lo hizo...—La fémina comenzó a hiperventilarse por el miedo que sentía, su hija estaba en la calle sin su kwami en la noche, sin pensarlo se empezó a enojar buscando culpables en vez de soluciones. —¡Todo esto es culpa del imbécil de Agreste! ¡Jamás piensa bien las cosas! ¡Ahora mi niña está afuera quien sabe dónde!

—Es muy fácil culpar a Félix ¿No? —Replicó la kwami mientras veía a su exportadora al borde una crisis nerviosa.

—¡Pero si es el responsable de todo este caos!

—¡Bridgette ya cállate! —Gritó Tikki interrumpiendo a la mayor. —Si en parte tiene culpa, pero te recuerdo que le has mentido todo este tiempo y nunca dedicaste tiempo a aclararle algunas cosas.

Tikki entendía a Félix, había renunciado a su hija por fuerzas mayores, pero recordaba como la cuidaba de pequeña y le parecía normal el querer estar cerca de ella pero les criticaba a ambos el hecho de guardar silencio tanto tiempo, solo iban a terminar lastimando a Adrien y Marinette.

—Ahora trata de controlarte, ya fuiste akumatizada y Marinette nos necesita más que nunca.

Lazos del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora