Merci, Kiawe.

1.3K 96 31
                                    

— Pika... - intentó animarlo.

— Volvamos... a casa - se giró y se fue corriendo.

— Pika-pi...

      Ash se quedó en silencio y se fue corriendo a la casa. Cuando llegó, tiró la mochila al suelo y subió las escaleras. Se echó a su cama y se tapó, acurrucado, en silencio.

— ¡Ash, ya he llegado! ¿Cómo te encuentras?

— ¡Estoy bien!

— ¿Qué quieres de comer?

— ¡No tengo hambre!

— Oh... vale.

     Era la primera vez que Ash le decía al profesor que no tenía hambre. Otras veces, Ash comía algo más tarde, pero nunca lo había escuchado decir que no comería. El profesor se extrañó y pensó que estaba mal de la barriga.

— No se lo han dicho al profesor, ¿eh? - rió triste.

— ¿Litten?

— Oh, no me había dado cuenta que estabas ahí, amigo - cubrió su cabeza con la manta.

— Litten... - se metió con él.

— Oye, amigo, ¿desde cuándo eres tan cariñoso? - le dio la espalda.

— Litten - frotó su cabeza en su cara.

— Oh... pequeño... - lo acarició por debajo del mentón.

— ¡Litt! - dijo disfrutando de las caricias.

— Es verdad que los pokémon saben cuándo estás triste y te hacen compañía... - abrazó a Litten.

— Litten - lamió su pelo y su oreja.

— Me haces cosquillas, Litten - rió.

     Él siguió lamiendo su pelo y su oreja y luego frotaba con su cabeza la de Ash. Después de un rato, Litten se durmió.

      Después de Litten, vinieron Rockruff, Pikachu y finalmente Rowlet. Al final, todos quedaron dormidos.

      Era ya la hora de merendar y seguían dormidos. Entonces Litten se levantó y fue a la cocina. Cogió el chocolate que más le gustaba a Ash y subió de nuevo con él.

— Litt..., litten... - lo intentaba despertar con las patas.

— ¿Qué pasa, Litten?

— Litt... - dejó el chocolate en frente suya y lo empujó hacia él con la cabeza.

— ¿Para mí?

      Lo empujó hacia él y luego se echó hacia atrás.

— Gracias, pequeño - acarició su cabeza y orejas.

      Litten empezó a ronronear y se tumbó boca arriba dejando la panza.

— Vaya, eso es nuevo - rascó su barriga y Litten cerró los ojos -. Qué bueno eres, amigo...

— ¡Litten!

— Bajaré a comer algo más, ¿vale?

— ¡Litten! - lo siguió rodeando sus pies.

— Litten, me caeré - rió.

— Litten - siguió rodeando sus piernas.

— Vale, vale... tendré que bajar con cuidado.

     Ash fue a la cocina y tomó la mitad de un helado que tenía en el congelador.

— Qué bueno...

|& Promesses &| {Amourshipping}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora