Cap. 4 ~ Bolas de billar

138 8 0
                                    

—Fiesta en mi casa esta noche. —Dijo Elisa mientras me entregaba un papel indicando que había una fiesta en su casa... esta noche.

Elisa pasaba por todos los alumnos excepto por los nerds anunciando su fiesta. Claramente no iba a asistir.

No me gustan las fiestas. Siempre era lo mismo: Alcohol, gente borracha, peleas, gente demostrando su amor en cada esquina, chicos depravados... Finalmente, no, no voy a asistir.

—Hola, Evelyn. —Escuché una voz conocida a mis espaldas.

—Adiós, Alex. —Tras decir esto me fui a la clase que me tocaba.

[|||||]

Hoy había sido un día duro de clases. Muchas explicaciones, mucho aguantar a Alex, muchos castigos...

Al fin llegué a casa y saludé a mi abuela.

—Hola abuela, ya estoy en casa.

—Hola Evelyn.

—Voy a comer pizza, ¿quieres?

—No, gracias cariño, yo ya no estoy para comer pizza, si me lo hubieses preguntado cuarenta años antes, tal vez haya aceptado.

Reí.

—Está bien abuela.

Terminé de comer y lo recogí todo, después me fui a mi cuarto y puse mi música rockera.

Estuve haciendo algunos problemas de matemáticas, saqué la calculadora del cajón y vi que a su lado se encontraba el número de teléfono de Jack.

No sabía que hacer, ¿debería llamarlo? ¿debería ignorarlo? ¿debería... qué? ¿Qué debería?

Finalmente cerré el cajón no sin antes coger la calculadora.

Llaman a la puerta.

Abro la puerta y para mi no tan gran sorpresa me encuentro a Alex.

—No pienso bajar la música.

Iba a cerrar la puerta, pero Alex me impidió.

—No vine por eso, vine para preguntarte si vas o no a la fiesta de Elisa.

—No. ¿Te importa acaso si asisto o no a aquella fiesta asquerosa?

—Claro, así podría saber si vamos juntos o no, pero por lo visto...

—En el caso de que accediera ir, no iría contigo, buenas tardes, Alex.

Cerré la puerta y me giré para ver a mi abuela.

—Cariño, no me gusta nada tu actitud.

—Lo sé, abuela, pero no voy a cambiar.

—¿Por qué? ¿Qué te ha hecho ese chico?

—Esa no es la pregunta abuela, la pregunta es... ¿Qué me podría hacer ese chico? Todos sabemos que cuando confias en alguien, al final acabas defraudándolo o defraudándote.

—¿Cómo lo sabes si no lo intentas?

—No hace falta intentatlo, se sabe.

Mi abuela me miró preocupada y yo subí hasta mi cuarto.

[||||||]

Después de leer tres capitulos de mi libro, lo dejé en la cama y me dirijí al salón.

—Hola abuela.

Nadie respondió.

—¿Abuela?

Esto era demasiado raro.

Yo Soy NadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora