Tres

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La carta yacía sobre su escritorio, hace casi dos semanas que había recibido a la niña, su madre se ofreció en ayudarlo los primeros días pero al final se quedó por más tiempo.

Ilinca no podía creer lo que aquella mujer había hecho, primero lo había abandonado a él y después a una criatura inocente. 

Había dado un baño a la pequeña y la había alimentado, ahora dormía placidamente, inconsciente de su triste situación.

—¿Cuando la abrirás?

Sebastian tomó la carta entre sus manos, no había tenido el valor de leer aquella nota.

—¿Cuál es la prisa?

—Cariño, ¿qué es lo que temes?

—Mamá, no... no lo sé.

A pesar de su edad, a los ojos de su madre, seguía siendo un niño, ahora un niño inseguro y temeroso ante un pedazo de papel.

—Mi amor, la niña es tuya, lo sé, pero ni tú ni yo sabemos lo que dice esa nota, la única manera de averiguarlo es que la abras, quizás puedas encontrar una buena razón para hacer lo que Gianella hizo.

—Una buena razón — murmuró el actor con cierto repudio a la madre de su hija.

La madre de Sebastian besó su frente y salió de la oficina, esperando que por fin se decidiera de un vez por todas a leer esa nota.

Jugó con el sobre entre sus dedos hasta que se decidió a abrirla.

"Sebastian:

Perdón, por no dar la cara y pedirle a Don que te entregara a Abigail, pero no creo ser capaz de mirarte a los ojos sin sentir vergüenza de mi misma.

Sé que pensarás que soy la peor de la mujeres, que soy peor que una bestia, que ni siquiera los animales abandonan a sus crías.

Pero no puedo seguir cargando con ella, no puedo, ni sé como hacerlo, yo...

Maldición, no sé como explicar sin parecer una perra sin corazón.

Cuando me enteré de mi embarazo, pensé en llamarte, pero después de como sucedieron las cosas supuse que no querrías hablar conmigo ó que dudarías de que fuera tuya.

No podría llamarte y decirte, 'hey, adivina, tengo once semanas de embarazo, las anticonceptivas no funcionaron', pensé en informarte por medio de Don, pero él no tenía porque dar la cara por mí, era mi responsabilidad informarte.

Debía hacerlo yo, tantas veces miré en internet los costos de los vuelos, incluso perdí algunos dolares porque en dos ocasiones compré boleto, incluso preparé maleta dispuesta a regresar a Nueva York, pero como te habrás dado cuenta fui una cobarde.

Las semanas pasaron y entre más lo pensaba, más me convencía de que era lo debía hacer con el bebé.

Cuando tenía cinco meses me confirmaron que era una niña, yo lo sospechaba, lo presentía y rogaba a dios que se pareciera a ti para que no tuvieras que verme a mi en su rostro.

Por fortuna mis plegarias fueron escuchadas, salvo el color de sus ojos, lamento este pequeño detalle, pero es 99% Stan, es preciosa.

Pedí un permiso de maternidad en el trabajo y me trasladé a Melbourne, ni siquiera mi familia lo supo, no podía regresar ni a Italia.

Cuando nació causó todo un alboroto en los cuneros, las enfermeras se enamoraron de ella, incluso el doctor que la trajó al mundo dijo que era la bebé más bella que había recibido en su labor de médico partero.

El parto fue pesado, cansado y lamente no haberte avisado y que presenciaras su nacimiento, lloró con fuerza, un grito de vida, era tan delicada pero tenía una potente garganta.

Nació pesando 3.2 kilogramos y midió 50 centímetros, fue grande según me dijeron las enfemeras, pero a mis ojos lucía pequeña, diminuta.

Un par de días después salimos del hospital, principalmente porque no tenía a quien me ayudara porque su salud y la mía estaban en perfectas condiciones.

Los días siguientes conté con la ayuda de una mujer que conseguí para que me ayudara a bañarla, alimentarla, a dormirla, en fin todo aquello que la bebé necesitara.

No pude hacerlo los primeros días, no por miedo ó torpeza, me sentía culpable, pues pretendía darla en adopción, perdoname por tan absurda y estúpida idea.

La mujer que me ayudaba, me regaló un libro con nombres para bebés, no podía seguir llamándola bebé.

Leí uno y otro, incluso hice una lista con las posibles elecciones, pero entre más lo pensaba, más me inclinaba por Abigail.

Abigail significa 'la Alegría de mi padre' y sé que eso será tú pequeña hija en tu vida, sí, es tuya, solo tuya, renuncio a cualquier derecho que tenga sobre ella, pero por favor no le digas la verdad, dile que su madre murió en el parto ó algo, pero no le des razones para odiarme, sé que pido demasiado.

Espero mi elección de nombre te agrade, sino puedes cambiarlo por el que tú desees.

Perdón por tardar en traerla pero como dije antes pensaba darla en adopción sin que supieras siquiera de su existencia pero el haber elegido un nombre y lo que significaba me llevó a pensar que lo mejor para ella era estar junto a ti, tú le darás el amor que ella merece, tú velarás por ella, la educarás como toda una señorita de sociedad, le darás una vida digna y llena de amor.

Cuando duerme puedo verte en ella, tranquila, serena, exhalando esa paz que tú también irradias.

No podía seguir robandote más tiempo a su lado, debía estar cuanto antes contigo, en unos días cumplirá dos meses, no tardara en balbucear, en prestar atención a su entorno, no podía robarte que me llamara a mi por vez primera en lugar que a ti.

Será lo más hermoso escucharla decirte Papá y sé que te volverás loco, siempre deseaste una familia y espero pronto la formes con una mujer que la acepte y la quiera como una hija y agrande la familia.

El permiso de maternidad terminó y fui enviada a medio oriente, era un lugar peligroso para tu hija, así que atrasé lo más que pude mi viaje, pero no puedo más y arriesgarme a perder mi trabajo, sigo igual de obsesionada con el periodismo, pero ha rendido frutos ahora soy corresponsal del Washignton Post y estoy en platicas con una televisora pequeña de Italia, quizá en un par de años tenga mi propio noticiero, sigo soñando con eso.

He anexado algunas fotografías de la pequeña Aby, sé que no compensa el hecho de haberla visto crecer los primeros días, pero es lo menos que podía hacer por ti.

Por cierto la papelería necesaria la enviaré en un par de semanas, tengo que realizar unos tramites en Australia y no he tenido tiempo, pero no te preocupes pronto los tendrás.

Mis más sinceras disculpas por no ser lo suficiente para ti y para ella, perdón por preferir mi vida en solitario a una con ustedes.

Gianella Fossati".

Sebastian terminó de leer aquella carta extensa, quizás no era una buena razón preferir su carrera que criar a una niña que ella no planeaba tener, pero al menos fue sincera y Abigail no terminó en un orfanato sino con él.

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Bueno aquí les dejo la dichosa carta.

Me encanto el significado de Abigail, es por eso el nombre elegido.

Papito》 Sebastian StanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora