Seis

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La llevó a la galería el jueves como había prometido, esperando que hubiera menos gente y no llamar la atención, le gustaba pasar desapercibido y disfrutar su tiempo como padre e hija, como cualquier persona común.

—Esperame aquí, iré a dar una vuelta y veré que no haya material grotesco.

—¡Papá!

—Abigail, no renieges y obedece.

—Bien —se cruzó de brazos y tomó asiento en la banca del Lobby.

Una mujer apresurada atravesó la puerta y se detuvo al notar a la pequeña ahí.

—¿Aby?

—Hola... —dijo insegura la niña, pero la mujer se quitó el sombrero que cubría un poco su cara, revelando una bella mujer castaña con pecas adornando su rostro y ojos tan verdes como esmeraldas— ¿Foss, cierto?

—Así es —Sonrió la mujer y la niña correspondió el gesto— ¿qué haces aquí?

—Vine a ver las fotos con papá.

—¡Ohh! —Sus ojos se abrieron de sorpresa, quiso palmearse el rostro, por supuesto que no atravesaría media ciudad sola.

—Pero quiso entrar primero, dice que para asegurarse de no ver nada feo ó algo así.

—En realidad solo son niños tratando de llevar una niñez "normal" —hizo comillas con sus dedos— en las peores situaciónes de guerra, ninguna de ellas muestra violencia, trato de mostrar al mundo que a pesar de las dificultades los niños son solo niños.

—Entonces papá me dejará verla.

—Supongo que así será.

—Puedes llevarme, de seguro le agradará conocer a la fotógrafa.

—Pues...

—Por favor —Esa pequeña sabía hacer aquel mismo puchero que Sebastian le hacía para convencerla de quedarse cinco minutos más en la cama, una sonrisa cargada de nostalgia se adueño de su rostro, no pudo negarse.

La niña se colgó su bolso que simulaba ser la cabeza de un unicornio y sujetó la mano de la mujer, a la cual la tomó por sorpresa, era extraño y a la vez reconfortante ese simple tacto.

—Bien, pero buscaremos a tu padre y...

—¿Podrías hablarme un poco de las fotos, qué sentiste ó por qué las tomaste?

Gianella giró un poco su cabeza para mirar a la pequeña castaña, realmente era lista como Don la había descrito, una sonrisa sin mostrar su dientes se curvó en sus labios y murmuró un "sí".

Al llegar después de atravesar el lobby, que no eran unos cuantos metros, las recibió una de las fotografías más representativas de aquella muestra.

Eran un grupo de niños de un campo de refugiados, que jugaban fútbol, tan despreocupados, tan sonrientes, que bien ese pudo ser un partido en alguna otra ciudad bajo otras circunstancias ajenas a la guerra.

Aby observaba la fotografía mientras la mujer la observaba a ella.

—Aby, te dije que me esperaras en el lobby.

La niña lo miró y la mujer se tensó, giró un poco su rostro en dirección opuesta al actor.

—Lo siento papá, pero...

—Pero nada Abigail.

—Lo siento, fue mi culpa —habló la mujer en voz baja atrayendo la mirada de ambos Stan a ella.

Sebastian se sorprendió y en un acto reflejo se colocó frente a Aby a manera de escudo, no permitiría que esa mujer la dañara... de nuevo.

—Papá —Se movió a un lado de su padre y entrelazó sus dedos con los de él —ella es Foss, la fotógrafa de la exposición.

Papito》 Sebastian StanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora