Dos

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El silencio los envolvió, un silencio incomodo y asfixiante, Sebastian observaba a la mujer y a la pequeñita recostada en el portabebe. La mujer también se concedió el placer de mirarlo.

Notó unos cuantos kilos menos, una barba de días y algo de fatiga.

-¿Cómo has estado? -preguntó la castaña sin saber por donde demonios empezar, verlo no estaba en sus planes y mucho menos confrontarlo.

-Como si eso realmente te interesara -contestó el actor con cierto rencor.

-Sebastian no quiero discutir -dijo tratando de contenerse de confesarle lo que aún sentía, que a través de Elise sabía lo duro que había sido para él también la separación.

-¿Es mi hija? -Ella asintió y dio un suspiro, observó a la pequeña y después a él.

Era perfecta, tenía los rasgos de un Stan, cejas bien delineadas y algo tristes por la caída de estas, sus graciosas orejas incluso, nariz recta, labios rosados bien definidos, la línea de su mandíbula algo cuadrada pero no tan marcada como la de su padre y el cabello castaño obscuro. Parecía un querubín.

Sebastian se acercó y tomó asiento junto al portabebe, percibió las pecas, pocas y muy tenues apenas si se notaban y acarició con sumo cuidado su delicada mejilla, la pequeña se removió un poco y bostezó, el actor sonrió, aquello había sido tan tierno de ver.

Sebastian recordó como Gianella odiaba sus pecas y se empeñaba en ocultarlas, él le decía que prefería verla con la cara libre de maquillaje, diciendo que era lo más tierno que alguna vez hubiese visto en la vida.

-Pecosa al igual que tú -murmuró sin apartar la vista de la chiquilla.

-Bueno algo tenía que heredarle y...

La pequeña lloró y empezó a removerse incomoda.

-Aby... shh... shh.

La mujer se levantó y la cargó para después acomodarla sobre los brazos de Seb que de manera torpe la acunó. La italiana se dispuso a preparar un biberón.

-Tiene tus ojos.

-Lo lamento -dijo después de colocar el biberón en los labios de la pequeña, Sebastian le ayudó a sujetarlo.

-¿Por qué lo lamentas? -cuestionó con el entrecejo fruncido y algunas líneas surcando su frente.

-Se parece en lo demás a ti, para mí es difícil verla sin recordarte, supongo que cada vez que la mires recordarás a la mujer que la abandonó.

-¿Abandonarla?, ¿pretendes dejarla conmigo? -Su voz mostraba confusión y decepción.

-Seb, tú sabes que no deseo niños y...

-¡Por dios! -la interrumpió-, estás hablando de tu hija, no de un cachorro que abandonas y esperas que alguien más se haga cargo.

-Seb, no hagas esto más difícil -Imploró con los ojos brillosos apunto de derramar lágrimas.

-¡Maldición Gia! -Alzó la voz, lo que provocó que la pequeñita empezara a llorar, Sebastian al escucharla de inmediato se arrepintió de haberla asustado.

-Mecela un poco para que se tranquilice.

El actor torpemente lo hizo, movía sus brazos mientras la pequeña aminoraba su llanto de a poco, él ofreció el biberón de nuevo y la pequeña terminó con la fórmula una vez se tranquilizó.

Gianella sonrió un poco, hacía lo correcto ó al menos eso era a su parecer.

-¿De verdad es mía?

Papito》 Sebastian StanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora