Corazón de hielo

Una visita inesperada

Llegue esa tarde a casa, 40 minutos después de salir del trabajo, entré y lo primero que vi fue el desastre del living, había comida en la mesa de centro y un cerro de loza sucia en el lavaplatos, me tome 5 minutos para tomar agua y comer una jalea y galletas, lo único comestible que quedaba en el refrigerador, y me puse a ordenar todo. Una hora después la casa estaba ordenada, al menos el primer piso, había sacado dos bolsas de comida descompuesta y frutas y verduras mal olientes del refrigerador.

Hace un año y medio que mi papá había fallecido y mientras lo recordaba me dije mentalmente que no podía permitir mantener su casa así. Entre a la que había sido su pieza que estaba en el primer piso y me tire en su cama un rato, recordando su olor, unas lágrimas cayeron por mis mejillas y recordé el día en que me llamaron de su trabajo diciendo que había tenido un accidente, se calló de una plataforma de casi 20 metros de altura, nunca conocí a mi madre, asique él era lo único que me importaba, cuando te crías sin madre y además eres mujer, el afecto hacia tu padre es tan grande que no mide dimensiones, sentí que una parte de mí se quedó en el cementerio ese día en su tumba, y hasta ahora, no sé si pueda recuperar alguna vez

Me levante y me deje de recordar, apague esa parte de mí y subí a ordenar mi pieza, descubrí que casi toda mi ropa estaba sucia, por tanto me puse a lavar inmediatamente y bote algunas poleras, jeans y chalecos que estaban manchadas con cloro. Deje mi pieza impecable luego de matar una que otra araña, ordene mi biblioteca y me dije que necesitaba un día de shopping, al otro día pasaría a alguna librería y si alcanzaba iría a comprar ropa.

Termine a las 9 de la noche, no alcanzaba a ir al supermercado, no tenía sueño, pero me sentía muy cansada, me tire en la cama y me quede dormida inmediatamente.

Sonó la alarma a las 7:00 de la mañana, me levante y me fui a bañar, para descubrir que no me quedaba shampo ni acondicionador, quizás hace cuanto estaba echándole y echándole agua al frasco, definitivamente necesitaba ese día ir al supermercado, si salía temprano, alcanzaría a llegar en micro al trabajo. Aunque en bicicleta siempre era todo mejor, opto por la bicicleta ese día, total salía temprano, y tenía un supermercado a 20 minutos caminando de cada, le haría bien caminar unas cuantas cuadras. Tomo un vaso de agua y vio el montón de cuentas pendientes que estaban colgadas por el costado del refrigerador, ¿Cuánto tiempo llevaba sin darse cuenta de lo que pasaba a su alrededor? Desde que él la dejo? O desde que su padre murió? Llevaba mucho tiempo sin el control de su vida, ya era hora de hacer algo al respecto. Reviso una por una las cuentas, agua, luz, gas, tiendas, todo pendiente, con uno o dos meses de retraso, pero si Javier estaba viviendo con ella? Como él no dijo nada? Algo andaba mal, tampoco la habían llamado para cobrar o algo, todo era tan extraño, luego sonó el celular, la estaba llamando Javier,

- alo?

- Hola, si, Muriel, tengo que hablar contigo, urgente!

- Javier, voy saliendo de casa en 40 minutos aproximadamente llego- de que va esto?

- Muriel tiene que ser ahora, estoy afuera de tu casa, abre por favor.

- Que tú qué? - miro afuera y no pudo creer lo que sus ojos veían, Javier en la puerta en un auto nuevo, busco las llaves y abrió. El entro, como lo había hecho tantas veces antes, pero ya no era lo mismo, lo sentía tan lejano, tan frío, era como un desconocido, era realmente él con quien había estado tanto tiempo? Muriel había aprendido a edificar muros con su dolor y para bien o para mal, él ya estaba fuera de esos muros, jamás podría volver a entrar en su corazón. Era triste, pero era lo que las circunstancias, el destino o lo que fuere, la habían llevado a sentir.

-Que quieres? – le dijo, Javier la miro con cara de preocupación, algo pasaba, ella lo intuía.

-debemos irnos, ahora – le tomo las manos