Capítulo 39

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El líder de Dawanee salió de la mansión con una mirada seria, su rostro no tenía ninguna expresión, su porte era rígido y lo hacía tomar un gran tamaño. Caminaba a prisas por el bosque que al pasar de los minutos se volvía más negro y con un aspecto espeluznante, el atardecer invadía el lugar, eran las seis y cincuenta y dos de la tarde y Hoseok todavía no llegaba a Lahinis, sus pasos seguían sin perder rapidez y sus ganas de llegar a dicha manada no cesaban.

Se detuvo de inmediato y observó con detenimiento cada espacio, cada árbol y cada rama que abundaban el lugar, agudizó su vista y fue cuando vio en el tronco de un árbol el fuerte rasguño que Namjoon había dejado años atrás señalando el inicio de su territorio. Una sonrisa se asomó en los labios de Hoseok, estaba por ingresar al territorio enemigo, exactamente hace cinco años que no regresaba a ese lugar, desde que Namjoon aquel día marcó con sus garras el lugar al cual no debería entrar Hoseok no tuvo las ganas de ir hasta Lahinis, le daba asco estar cerca de esa manada y desde ese entonces no había vuelto a ese lugar.

Se alejó un poco y con toda la fuerza que sus pulmones le daban soltó un fuerte rugido que fácilmente llegó a los oídos de todos en la mansión Lahinis, Namjoon al oír el fuerte llamado de un lobo que no había logrado reconocer sintió como su cuerpo se tensó y su corazón latir con rapidez, abandonó la habitación en donde estaba Jin junto a su hijo y salió de la mansión, caminó por los alrededores asegurándose de que nadie amenace la tranquilidad de su manada. Se alejó aún más casi a las afueras de su territorio y fue cuando sus ojos divisaron una alta y fuerte silueta recostada en un árbol mirándolo lentamente.

- ¿Qué es lo que quieres? -Namjoon se acercó a pasos rápidos cuando reconoció al ser que estaba acechando su manada.

- ¿Esa es la manera en la que recibes a tu hermano? -dijo el líder de Dawanee con burla en sus palabras, una media sonrisa irónica estaba en su rostro y su mirada hacia Namjoon era potente.

- ¿Qué dices? Cállate imbécil -una sonora risa salió de los labios de Hoseok haciendo que Namjoon se enfurezca más.

- ¿Acaso estoy mintiendo? -

- Dime, ¿Qué es lo que quieres Hoseok? -Namjoon en ese momento no quería ver al alfa, lo asesinaba con su mirada y rogaba porque se fuera rápido y se alejara para siempre de su manada pues con el reciente nacimiento de su hijo no quería estar ni un segundo lejos de él.

- Quiero ver a mi sobrino -impuso Hoseok con firmeza. El rostro de Namjoon cambió, la ira lo estaba consumiendo en su totalidad, Hoseok se estaba burlando de él.

- Deja de decir idioteces y lárgate -amenazó con la poca paciencia que le quedaba en el cuerpo.

- Yo solo quiero conocer a mi sobrino, ¿Me vas a prohibir eso? -

- Yo no voy a prohibir nada porque lo que dices es falso, Jinyeon es mí hijo, él no es sobrino de nadie -la sonrisa no se borraba del rostro de Hoseok y el enojo de Namjoon no dejaba de crecer a medida de que las palabras de Hoseok aumentaban.

- Jinyeon, lindo nombre -las intenciones de Hoseok eran todas menos dañar al pequeño, porque podría ser líder de una poderosa manada y asesino en varias guerras ganadas, pero nunca se atrevería a hacerle daño al hijo de Namjoon porque aunque no lo quisiese ese niño era parte de su familia.

- Lárgate de una vez -Namjoon tomó con fuerza la muñeca de Hoseok y lo quiso arrastrar fuera de su territorio, pero el alfa no se dejó y de un fuerte manotazo apartó la mano de Namjoon.

- ¿Qué te pasa? ¿Me tienes miedo? -la risa burlona no se iba del rostro de Hoseok, le encantaba ver como su mayor enemigo le tenía miedo, odiaba tanto a Namjoon que las ganas de matarlo en ese momento eran inmensas y sentía que no podría controlarse.

Fangs [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora