Escuchaba susurros por todos lados, las personas me miraban como si fuera un bicho raro y en cierto punto eso me podía incómoda. Solté un suspiro tratando de recordar en que lugar estaba, subí mi cabeza notando que el cielo se estaba oscureciendo. ¿Que hora sería? Seguí caminando para encontrar una respuesta a mis frecuentes pensamientos.
"No sigas caminando."
Sentí una brisa detrás de mí nuca e inmediatamente me di vuelta notando que no había nadie. Ninguna de las personas que había visto anteriormente y me miraban, no estaban. Frunci mi ceño volviendo a soltar un suspiro, me sentía sola y asustada. Necesitaba saber en que maldito lugar estaba.
"Hazme caso Jazmín, si te advierto es por algo."
Volvió a repetir alguien detrás de mí, el miedo se apoderó de mi cuerpo causando que comenzara a correr de una forma desesperada. Cada vez que daba un paso la tierra se movía derribando todo árbol. Llevé las manos hacia mi cara tratando de quitar el nerviosismo pausando mis pasos. Todo era silencioso, no sabia si seguir caminando o quedarme ahí. La tierra nuevamente comenzó a moverse causando que mirara hacia abajo. Había un charco de sangre bajo mis pies, di un grito ahogado desesperandome. Desde lejos vi una sombra que se me hacia familiar. Un ruido ensordecedor se escuchó desde el cielo haciéndome saber que una especie de luz había pasado por arriba de mi. Fijé mi mirada hacia el frente captando que aquella sombra había desaparecido.
- Jazmín...-Sentí como alguien tomaba mi pierna jalando mi pantalón hacia abajo. Al mirar pude notar a un chico de cabello rubio, su rostro padecía de hematomas y sangre alrededor de sus labios. Era desconocido para mí pero el sabía mi nombre y eso me daba aún más miedo.
Una ola de sentimientos y recuerdos se vino a mi cabeza en menos de cinco minutos haciéndome saber de quien se trataba. Michael Gordon Clifford. Ese bastardo el cual odiaba con toda mi alma, me estaba pidiendo ayuda. Quién lo diría.
Dejé mis remordimientos de lado suspirando y agachandome hacia el para verlo de una mejor manera. Tomé su rostro entre mis manos quitando el cabello que caía por su frente.
- Ellos...-hizo una pausa con una mueca indicando que le dolía el rostro al hablar-. Ellos me han hecho esto, me traicionaron.
Frunci mi ceño sin decir nada indicando que no entendía lo que Michael decía.
- Luke, Calum y Ashton...-sus ojos se enrojecieron mientras el comenzaba a llorar de forma desesperada-. Ayúdame por favor.
No dije nada procesando todo lo que el me decía ¿Y si era una trampa?
Ayudé a michael a pararse mientras el pasaba sus brazos por mi hombro, comenzando a caminar de una forma pausada, escuchando los jadeos e insultos de dolor en cada paso.
Sentí el cuerpo de Michael aún más pesado, giré mi cabeza hacia la derecha para poder verlo viendo como se desploma hacia abajo. De mi garganta salió un chillido fuerte arrodillandome al lado de el, poniendo mi oreja sobre su pecho justo en el lado de su corazón. Giré mi cabeza al escuchar unas carcajadas detrás de mí.
Ahí estaban ellos, los que le habían hecho daño a michael, sus "amigos".
- Veo que el bastardo no pudo resistir -habló el chico de ojos color hazel, aguantandose una risa.
Idiotas.
- ¿Qué le hicieron? -me paré de inmediato poniéndome en frente de Ashton.
- No querrás saber, amor- luke volvió a reír mirando a sus compañeros.
Negué con mi cabeza volviendo a donde estaba michael, poniendo mis manos sobre su pecho haciendo presión.
- Aléjate de ellos...No dejes que te hagan daño -Michael tomó mi mano dándome una sonrisa forzada y cansada, esto no podía estar pasando. Por más que lo odie no puedo desear que muera.
En un parpadeo el cuerpo ya muerto de Gordon se esfumó dejándome con un nudo en la garganta. Esos tres bastardos la pagarán. Sentí una punzada en mi espalda dejando salir un grito desde mi garganta, mi vista se nubló dejándome caer en el mismo lugar que anteriormente estaba el cuerpo de michael.
Y desperté.