Capítulo 2

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Al día siguiente, fue algo más maquillada, no tanto, solo rímel y un labial rosa pálido, nada que llamara tanto la atención, también, en vez de blusa, vestía la polera de la escuela que le quedaba de maravilla.

El día transcurrió lentamente y se dio cuenta que Bankotsu no había ido al colegio, sus amigas estaban ocupadas haciendo un trabajo atrasado que tenían ellas para su ramo optativo.

Ese día no habría reunión de comité porque pronto comenzarían los exámenes y estaban todos muy ocupados, la chica suspiró pesadamente dándose cuenta que todavía no recibía noticias del moreno, ella debía explicarle todo y poder diseñar junto con él algunas ideas para presentar a la escuela para poder escoger un tema.

Cuando por fin salieron de clases, la azabache estaba deprimida, se separó de sus amigas y  decidió irse caminando, quería despejarse, se había hecho ilusiones de compartir algunos momentos con el ojiazul, pero nada había ocurrido.

Se sentó en unas de las bancas cerca de la calle, cuando una moto de color azul eléctrico paró frente a ella, la chica sacó su celular para simular una llamada, porque la verdad no le causaba buena espina, pero tuvo que parpadear varias veces para estar segura de lo que estaba viendo.

—Hey, Kagome— saludó el moreno sacándose el casco  — estaba a punto de llamarte ¿Puedes venir aquí? No sería buena idea dejar mi moto justo aquí.

—Claro— dijo y se acercó tragando pesadamente, su pobre corazón latía a mil por hora— ¿Qué pasa?— trató de sonar natural.

—Vamos a otro lugar para hablar del estúpido baile, súbete.

La joven lo miró como si le hubiese salido otra cabeza, nunca se había subido a una moto antes.

—Hey, iré despacio, acabo de obtenerla y no pienso arruinarlo— sonrió de medio lado, la joven tenía las manos algo transpiradas y las piernas le temblaban.

—No veo un casco extra — respondió seria.

—Ten— le tendió el suyo— solo iremos a mi casa.

—¿Qué?— preguntó aún más nerviosa si es que eso era posible, el moreno lanzó una carcajada.

—Es sólo para estar cómodos, para que me expliques bien— puso una voz de lo más inocente.

—Bu-bueno— las palabras se fueron de su boca y su cerebro decidió tomar una siesta, así que agarró el casco, pero no supo cómo ponérselo.

—¿Haz usado uno?— la joven solo negó algo avergonzada— entonces, es tu primera vez— dijo con voz sensual, provocando un sonrojo en la azabache— te ayudo entonces. 

La joven no podía pensar con claridad, sentir las manos del moreno, la hacían sentir en el paraíso y en el infierno porque pensaba que su falda era corta y debía agarrarse de la cintura del ojiazul, además sus piernas quedarían expuestas, pero solo se subió apartando esos pensamientos, y se aferró firme, tratando de dejarse llevar por esta oportunidad gloriosa que el destino le estaba regalando.

—Eso es— dijo el moreno con una sonrisa de medio lado— el trayecto es corto, e iré despacio así que puedes agarrarte con una mano y con la otra evitar que todo mundo vea tus bragas— la azabache se quería morir de la vergüenza.

—Idiota— susurró, Bankotsu escuchó perfectamente y sonrió sin que lo viera, podía sentir la piel expuesta de la joven y por un segundo se tentó de ponerle sus manos, pero al final se sintió un poco mal y se compadeció de la chica.

—Iré lentamente, Kagome.— dijo con voz suave  y más ronca de lo normal, para tranquilizarla, pero el tono utilizado parecía hacer todo lo contrario, y él lo sabía, aunque la azabache simplemente lo ignoró.

¿Amor platónico? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora