Capítulo 1

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—Sale increíblemente guapo en esta foto— Suspiraba Kagome, revisando su cuenta de instagram en su celular.

—Kagome, se te hace tarde para tomar el autobús— su madre la sacaba de sus ensoñaciones.

Kagome Higurashi, una estudiante de secundaria de dieciséis años, enamorada de un chico que tenía tan cerca, pero a la vez tan lejos, Bankotsu, estudiante de último año, especialista en meterse en diferentes problemas y claro, diferentes bragas, le encantaba todo de ese chico, desde su mirada socarrona de un profundo azul, y su sonrisa torcida, estaba loca por él, definitivamente era su amor platónico, porque para una chica como ella, entiéndase por no popular, él estaba en la escala de lo imposible, por eso se conformaba con seguirlo en redes sociales, como Facebook e Instagram— claro que con cuentas falsas—y por supuesto de verlo de cuando en cuando en los recreos o en las prácticas de atletismo, dónde él era un valisoso integrante.

La única razón por la que Kagome no era popular, era porque no se iba de fiesta y prefería estudiar, no era una chica sin gracias y atributos, sino más bien tranquila, aún así no pasaba desapercibida por los muchachos, pero sí para su eterno amor platónico.

—Kagome, oye, Kagome— fue ligeramente sacudida por una de sus amigas.

—¿Qué rayos quieres, Kagura?— dijo un poco molesta.

—Estabas ida...ah ¡Ya se! Viste la foto que subió él — rió— debo reconocer que sale bastante bien, pero debes controlarte.

—Tonta, estaba solo pensado, este semestre se nos hará corto y hay que preparar el baile de graduación— bufó.

—Tu eres la tonta que esta en eso, ah mira ya viene el autobús.

Como todos los días lunes, Kagome se quedó un poco fuera del gran edificio del instituto, esperando a Sango, su otra mejor amiga, pero eso era solo una escusa, porque se quedaba esperando que llegara Bankotsu, siempre llegaba dos o tres minutos antes de entrar a clases, al igual que Sango y el novio de ella, Miroku.

—¿Sabes que te haz transformado en una psicópata, eh Kagome?— ironizó su amiga— qué pasa si él idiota ese no viene hoy, después de todo es el primer día de clases después de las vacaciones de invierno — agregó, haciendo que la joven frunciera el ceño.

—Soy una mujer con esperanzas— bromeó — tal vez tengas razón, mira— señaló a su amiga que venía contenta y sola.

—Hola, chicas, no me alegro que estén aquí porque ya sé la razón — comentó poniendo los ojos en blanco.

Kagome la miró decepcionada, no venía con Miroku ni Bankotsu, cabe mencionar que este último era primo del novio de su amiga, por eso llegaban juntos todos los días, pero esto no significaba nada, porque no les dirigía la palabra y apenas llegaba al instituto, Bankotsu se iba con sus amigos.

—Pienso que deberías hablarle— volvió a hablar Sango— aunque ya tiene una zorra de turno...

—¿Qué?— preguntó Kagome— creí que se había tranquilizado con eso.

—¡Estas loca! Bankotsu, el rey de mirada baja bragas, tranquilizarse, valla que eres una mujer con esperanzas— se burló Kagura valiéndose de su anterior comentario, por lo que recibió un codazo de la aludida.

—No te pongas así, Kagome, siempre haz sabido como es él, además tu ni siquiera lo hablas.

—Lo sé, pero aún así— la colegiala soltó un sonoro suspiro, ya estaba acostumbrada que su amor platónico tuviera amoríos— será mejor que entremos— dijo resignada.

(...)

La primera clase fue de lo más aburrida, bueno, después de todo, así eran las clases de historia, además la azabache estuvo especialmente distraída pensando en su amor platónica y que otra vez se iba con otra mujerzuela, sus esperanzas cada vez descendían más, aunque ella nunca había intentado hablarle, sí que había hecho estupideces como chocar con él cuando venía, o quedarse parada en un lugar que él pasaría, pero nada, nunca lograba más que alguna grosería, un "fíjate mocosa"  y sería todo, solo en una oportunidad estuvo feliz, fue que lo sorprendió mirándola, pero más que a ella, era su delantera, que era bastante pronunciada, pero fue solo eso, en esa oportunidad, ella deseó con todas sus fuerzas que aunque sea por esa razón se le acercara, pero nada había pasado.

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