Capítulo 18

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Alex

Abrí mis ojos y ahí está ella durmiendo como si no hubiera mal en este mundo, sus facciones estaban relajadas y pequeños ronquidos salían de sus labios regordetes, la admire un poco más, no tenía necesidad de usar maquillaje era perfecta, su piel blanca como la nieve hacía juego con sus labios. Un rayo de felicidad cruzó dentro de mi, sonreí y le di un beso en la frente suavemente para no despertarla, me giré para agarrar mi celular y ver la hora: 7:00am, el instituto comienzo hoy a las 9:00am así que tenemos tiempo.

Recoste mi cabeza en las almohadas blancas y me quedé admirandola otra ves, sus cejas negras, su blanca piel, sus pestañas tan gruesas y largas. Sus labios se formaron en una línea mostrando sus dientes, estaba sonriendo, mientas que sus ojos permanecían cerrados.

-¿Qué haces mirándome?.- su voz en las mañanas es tan linda.

-Sólo admiro la belleza.- le sonreí.

-Es extraño.- abrió sus ojos color avellana y me vio.

-¿Te molesta?.- quité mi mirada dolida.

-No para nada, me encanta.- sentí que se subió en mi quedando a horcajadas, subí mi labio sonriendo busque su mirada, ella me estaba viendo traviesa sonreí un poco más.

-¿Qué es lo que estas tratando de hacer nena?.- la miré burlona con una ceja levantada.

-Nada.- una carcajada salió de sus labios al mismo tiempo que se ruborisaba y escondía su cabeza en el hueco de mi cabeza y hombro.

Acerqué mi nariz a su cuello y aspire profundamente, mi cuerpo respondió sólo y la atraje a mi provocando que hiciera fricción su vagina con la mía. Coraline se estremeció y me hizo sentir deseosa, pero no, con ella haré las cosas bien.

-¿Me contarás por qué veniste hasta acá?.- susurre en su oído aún con mis manos en su cintura haciendo círculos u otra figura que se me ocurría en su piel. Está dio un suspiró y se pegó aún más a mi.- Está bien linda, no tienes que decirme.

Le di un beso en su cabeza y nos quedamos ahí como si sólo nosotras existieramos, nadie más que nosotras en esa habitación donde nadie nos podía ver ni juzgar, sólo éramos un par de jóvenes perdidas por tener gustos diferentes a lo normal, miedo a ser rechazadas, juzgadas hasta incluso golpeadas. No más que dos chicas decidiendo a amar en esta estúpida sociedad, dos chicas con sentimientos al flote y miedo a ser descubiertas. Escondiendo nuestro amor en la superficie sintiendo océanos entre nosotras.

La realidad vuelve a nosotras cuando tres toques en la puerta suenan, me aferró a lo surrealista pero esta vez son dos apretones de parte de Coraline que me hacen volver.

-Creó... creó que es tu mamá o alguien más.- apunta a la puerta con su mano temblando.

-Está bien, no te preocupes.- agarre su torpe mano parando el temblor en ella.

Me levantó y abro un poco la puerta sólo dejando verme y parte de la habitación.

-¿Qué pasa?.- sonrió un poco nerviosa.

-Mamá dice que ya es hora de levantarse pero al parecer ya estas despierta desde hace rato.- la cara de mi hermano cambia cuando huele algo.

-Si bueno, en un rato bajo.- sonreí aún más nerviosa, me aleje de la puerta para poder cerrarla pero la mano de mi hermano se interpuso.

-¿Con quién estás?.- su curiosidad hizo que su mano se moviera para ver lo que hay detrás de esta.

-Con nadie, estoy sola, siempre estoy sola.- le reste importancia con una mano, pero su curiosidad era más grande y se escabullo por la puerta hasta llegar con Coraline, cerré la puerta más nerviosa que nada y corrí hasta ellos, el la miraba ansioso.

Quédate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora