Capitulo 2: Encuentro

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AVATAR LA LEYENDA DE CAHIL 

ENCUENTRO

Una habilidad tan rara que sólo uno de cada diez mil maestros fuego era capaz de utilizar dicho poder, crear una combustión completa y llegar superar los mil trescientos grados. Cuando La Nación del fuego lo descubrió, decretó que todo maestro con dicha habilidad quedarían bajo el resguardo directo de la corona, por supuesto que una vida garantizada llamaba la atención de cualquiera, he inmediatamente maestros de todas partes del globo renunciaban a su nacionalidad para hacerse ciudadanos del país del fuego, de eso ya hace varios años.

– ¿Eres de la élite de la Armada de Fuego? – Preguntó con terror viendo elevarse las barreras de fuego azul.

–Lo que yo sea no es algo que te interese –Replicó con un desdén arrogante, si tuviese el poder su lo habría fulminado con una combustión. Escapar sin una quemadura sería imposible, todo lo que se encontraba dentro de la barrera sería consumido antes de poder salir.

Con un movimiento oscilatorio de sus manos creo espirales ardientes, empujó su mano hacia adelante indicándole a las llamas calcinar a su enemigo. El bandido quedó indefenso esperando a ser engullido por los remolinos de fuego, fue en ese momento que escuchó una voz a la distancia.

– ¡Corran! – Gritaba una chica de cabellos castaño rojizo y ojos marrones. Andaba con prisa entre los matorrales del camino. – ¡Corran! –Repitió. Un enjambre de arañas avispa venía tras ella.

El bandido no dudo en tomar la oportunidad, de un salto se puso de pie, elevó el brazo con el puño cerrado levantando una pequeña roca en forma de disco, de ese modo huyó hacia las montañas de la misma forma en que llegó.

El chico rabió dispuesto a ir en su persecución. – ¡Ya déjalo ir y corre! o mejor aún, usa tu fuego control – Exclamó la chica a metros de distancia. Cahíl se encontraba dubitativo, cómo sabía que estaba en una riña si estaba concentrada en huir, quedó con los ojos abiertos como plato al ver el enorme enjambre frente a sus narices.

– ¡Rápido! por favor. –Clamó la chica por su ayuda. Sin vacilar respiró hondo y lanzó un puñetazo con la intención de quemar a los insectos, pero de aquel movimiento apenas salió una precaria flama naranja con un poco de humo que se dispersaba en el aire. – ¿En serio ese es tu poderoso fuego control? Eso no sirve ni para prender un cigarrillo – La chica paró en seco, le dolía el estomaga por la burla que le provocaba la situación.

–Maldición, otra vez no. –Chasqueó –Copo movía la cabeza mirando con atención como la chica continuaba riendo. –Vámonos Copo, déjala ahí. – Aun era un bebé pero comprendió las palabras de su dueño, Cahíl abrió su bolso para que el zorro saltara.

– ¡Esperen, no me dejen aquí! –Gritó la chica recordando la seriedad de la situación. Pese haber sido desfasada por unos metros, no tardo mucho en alcanzarlo y rebasarlo; era una mujer muy veloz. Al mismo tiempo Cahíl trató de propulsarse emanando fuego de sus pies, pero le resultaba imposible elevarse más de diez centímetros del suelo. – ¿El bosque no te da suficiente oxigeno para alimentar tus flamitas? –Preguntó la chica en tono de burla.

–Veo que alguien no deja el sarcasmo, no resistiré mucho tiempo corriendo. –Por lo menos llevaban más de una hora corriendo intentando escapar, era cuestión de tiempo para que alguno cayera.

Ambos sabían a lo que se enfrentaban, su picadura junto a la serpiente escorpión era una de las más tóxicas del contienen; una picadura sería mortal, más todavía a mitad del bosque. Copo observaba desde el bolso como aquellas cosas comenzaban acercarse, mientras la chica jadeaba de cansancio, ni siquiera Cahíl estaba acostumbrado a correr por tanto tiempo.

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