Capítulo 3: Yo Te Protegeré

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(Sucrette)

Mi emoción por ir al Instituto se desvaneció, ahora solo quería irme de ese lugar, desde que nos comenzaron a molestar y a tomar como los perdedores del aula... simplemente no quería volver.

-¡Su, tienes que ir al instituto o llegarás tarde! - me llamaba mi madre, yo estaba envuelta en mis sábanas, me tuve que levantar y alistarme.
Salí de casa y cuando volteó me di cuenta de que Ken también, lo saludé y juntos volvíamos a enfrentarnos a otro día de clases, otro día de críticas, otro día de rechazo.

-Te juro que si fuera por mí me cambiaría de Instituto- dijo Ken

-Yo igual- resoplé- ¿Qué hemos hecho mal?

-No somos nosotros, sino ellos, no nos aceptan solo porque somos diferentes en el sentido de que nos toman por raros- dijo Ken, en su tono de voz me percaté de su molestia- Pero no te preocupes Su yo estaré contigo pase lo que pase- me sonrió

-Yo también, siempre estaremos juntos- ambos llegamos y comenzamos nuestra clase, estábamos en el mismo salón así que nos sentábamos juntos, algunos nos miraban extraño, otros solo susurraban, a veces me preguntaba ¿Qué hicimos para que nos vean como bichos raros?

-Miren, pero si llegaron los nerds del Instituto- Ámber me empujó- Debilucha- se fue con sus amigas mientras  Kentin me ayudaba a levantarme

-Si fuera ella me daría asco yo mismo- dijo él

-Es cierto, gracias- él asintió, lo único que nos quedaba era tener paciencia.

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(Kentin)

Hoy nos tocaba gimnasia, Su y yo fuimos a los vestidores, pero por separado, una vez ingresé al vestidor de hombres, vi a un chico pelirrojo, era alto y muy musculoso.

-Qué miras mocoso, sal de mi camino- me golpeó  en el pecho y yo caí contra los casilleros

-Hey, ten más cuidado- él volteó

-Dijiste algo, porque no te escuche bien 

-No, no dije nada

-Así me gusta

-Castiel vamónos- un chico peliblanco que poso su mano en el hombro al pelirrojo, que al parecer se llama Castiel- Deja al chico en paz

-Eso no será posible, pero creo que por hoy bastará- dijo él saliendo 

-Lo lamento, él es así

-Eh gracias- se acercó a mi y susurró 

-Te recomiendo que no te acerques a él, si quieres seguir siendo libre- se fue y yo agaché la cabeza, estaba solo, desprotegido.

-No soy un hombre...soy un niño- sollocé- Un maldito niño...tengo que madurar- decía, pero las lágrimas no dejaban de cesar.


Eres lo más importante para mí (Kentin x Sucrette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora