Sousuke no nayami II

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Tal vez sea porque lo estoy mirando muy fijamente, pero puedo ver como las manos de Rin tiemblan mientras gira la tapa de la botella en su lugar.

—¿Lo dices en serio? Pueden pasar años antes de que pueda volver a competir.

Rin asiente con su cabeza, pero no mira en mi dirección, y juega con la botella de agua entre sus manos.

Miro frente a mi y veo a un par de niños jugando juntos en la caja de arena. Se parecen a Rin y a mi cuando teníamos su edad. Un niño extrovertido y risueño, y el otro es callado y parece casi tímido. Tal vez nosotros nos veíamos así a su edad. Recuerdo que Rin me hacía sentir un poco nervioso cuando nos conocimos, y no podía entender cómo era posible que él quisiera ser mi amigo. La natación solo nos unió más cuando estábamos en el mismo club.

—Te estaré esperando. Esperaré hasta que regreses. —. Estoy sorprendido de que recuerde las palabras exactas que me dijo la última vez, y siento como mis ojos se agrandan por la sorpresa —¿Era algo así?

—Sí. Espérame —. Le digo, sonriendo.

Por fin, Rin me mira, y sonríe. Mis labios pican, y no estoy seguro de por qué motivo, cierro mis puños y aprieto mis labios, metiéndolos al interior de mi boca. Al verme, Rin frunce el ceño ligeramente, y parece hasta un poco sorprendido por mi reacción.

—¿Qué pasa?

—No, nada —. Le digo, pero algo extraño está pasando en mi interior, y no estoy seguro de las palabras que tengo que usar para describir esta sensación. Y aunque Rin lo deja pasar por el momento, sé que comenzará a exigir respuestas si no digo nada. Y aunque me esfuerzo pensando en algo que decir, siento mi mente totalmente en blanco.

—¿Es así? —Dice, pero no insiste. Y yo me trago un suspiro de alivio. ¿Por qué me sentí aliviado de que no insista con las preguntas? Algo muy extraño está pasando, y de repente el ambiente se siente un poco pesado.

Rin juega con la botella de agua entre sus manos, y yo me pongo de pie y tiro la botella vacía en el tacho de la basura antes de tomar mi bolso y colgarlo en mi hombro bueno. Él capta la indirecta y se pone de pie, caminando junto a mi en dirección a la estación.

—Ahora que lo pienso, —le digo —¿cuándo has vuelto?

—Esta mañana —. Dice, pero no continua con la conversación.

—O sea que ¿aún no vas a casa? —Le pregunto, notando por primera vez, que solo trae un bolso pequeño colgando de su hombro derecho.

—Así es. Planeaba quedarme en tu casa esta noche. Y recuérdame llamar a mi mamá cuando lleguemos allá.

—¿Te quedarás?

—Sí. Pensaba que tenemos mucho con lo que ponernos al día, y solo planeo quedarme unos días antes devolver a Australia.

—Ah... sí —. Le digo, pero mi cabeza da vueltas y más vueltas. Por algún motivo, no creo que sea buena idea que Rin se quede en mi casa. No es como si fuera la primera vez que lo hace, pero hoy estoy extraño. Algo extraño está sucediéndome, y ni siquiera me lo puedo explicar  a mi mismo. Definitivamente comenzará a insistir en lo de antes cuando estemos solos.

Nos subimos al tren, y nos agarramos de las agarraderas. Por algún motivo, intento no utilizar mi brazo en recuperación. Y aunque mi médico insiste en que debo utilizarlo normalmente para no dañar el otro, hay algo que me lo impide.

—¿Aún te duele? —Susurra Rin junto a mi. Me acerco un poco hacia él, para no tener que hablar muy fuerte, y su aroma me llena la nariz. Algo extraño. Nunca antes me había fijado en el aroma de Rin hasta ahora. ¿Qué rayos está pasándome?

—No, ya no duele —. Le digo, acercando demasiado mi rostro a su oreja, y cojo aliento como si no hubiese respirado por semanas. Su aroma llenando mis pulmones —. Es solo una costumbre.

Rin se estremece un poco, y yo lo miro sorprendido por mi propia acción. Tal vez si estoy actuando extraño. Siento el cuerpo ardiendo. Tal vez tengo fiebre.

—¿Es así? —Dice Rin, y aunque parece tranquilo, su voz tiembla un poco, y su cuello comienza a ruborizarse por la base. Tal vez también tiene fiebre, como yo.

—¿Estás bien? —Le pregunto, alejándome unos centímetros de él. Mi corazón está comenzando a latir más rápido, y aunque no falta mucho para llegar a mi estación siento que es peligroso que me acerque demasiado a él.

—¿Y tú? ¿estás bien? Hace tiempo que estás actuando extraño —. Me dice, y supongo que se dio cuenta de mis acciones extrañas.

—Me siento un poco enfebrecido —. Le digo, y paso mi mano libre por mi rostro.

—Sí, yo también. ¿Tal vez cogimos algo en la clínica?

—Esa es una clínica de kinesiología, no un hospital.

—Aún así. Tal vez es un resfriado o algo.

Asiento con mi cabeza, pero creo que comencé a sentirme extraño desde que vi a Rin en el interior de la clínica. Tal vez él me contagió a través de la botella de agua. Pero ahora que lo pienso, él no se veía enfermo cuando lo vi al principio.

Llegamos a la estación, y bajamos del tren. Caminamos en dirección a mi casa, y en el camino veo a Rin por el rabillo del ojo mirarme continuamente de reojo.

—¿Tengo algo en la cara? —Le pregunto, mirándolo fijamente.

—¿Eh? No —. Dice, pero parece un poco nervioso, incluso algo alterado.

—¿Entonces?

—Es solo que... si te golpea muy fuerte el resfriado y te desmayas, no podré llevarte todo el camino. Pareces pesado, así que...

—Estoy bien. Solo me siento un poco extraño —. Le digo. No siento como si fuera a desmayarme. Pero definitivamente no me siento normal. Rin está teniendo reacciones muy extrañas, y yo reacciono a todas ellas. No se que rayos está pasando, y me siento incómodo.

—Estoy en casa —Digo cuando entramos a mi casa.

—Perdón por molestar —. Dice Rin.

Las luces están apagadas, así que me imagino que no hay nadie en casa. Entramos después de sacarnos los tenis, y entramos directo a mi habitación. Dejo el bolso en el piso junto a los pies de mi cama y pienso en dónde está el futon para los invitados. Mi cama es grande, pero no creo que sea cómodo que compartamos una cama.

—Tal vez debería haber ido directo a casa —. Dice Rin, y veo que mira directo a mi cama. Es una cama para dos personas.

—¿Te sientes muy mal? Deberían haber cosas para el resfriado en el botiquín —. Le digo, y tomo su bolso de su hombro antes de dejarlo junto al mío. Lo empujo suavemente por el hombro, haciendo que se recueste en mi cama y me siento junto a él. —Acuéstate, iré por los medicamentos y haré algo de gachas de arroz para comer.

—Estoy bien —, dice él, empujando mi mano, intentando levantarse y yo lo dejo. Verlo recostado en mi cama, solo me hace sentir aún más extraño.

—¿Es así? —Le digo, y sonrío repitiendo su frase anterior, y me doy cuenta como mi voz tiembla un poco al hablar.

—Sí —. Dice Rin, sonriendo también al responder como lo haría yo. El ver su sonrisa de niño, hace que mi estómago se sienta extraño también.

Me pongo rápidamente de pie, y salgo en dirección a la cocina.

Mientras preparo algo de comer, escucho sus pasos moverse por la casa, y cada vez me siento más y más extraño. ¿Qué está pasándome?

SouRin - Omae Wo MatteiruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora