Mientras iba al hospital, tenía la cabeza echa todo un lio. No sabía que pensar, entre haber dejado a Jesus y Indara solos y lo de mi abuela, estaba echa toda un lio. Tanto, que de camino no me importaba nada, fue ir a cruzar la calle cuando casi me atropella uncoche. En ese coche iba una niña, una niña bastante guapa. Me quede con su cara grabada, sabía que la volvería a ver. Llegué al hospital, y me abrí paso a empujones entre enfermos, doctores y familiares. Por fin llegue a la habitación, la trece. Que suerte, el mejor número, ¿verdad?. Entre, y estaba mi madre agarrada a mi abuela, abrazandola. Había un monton de médicos, y un.. un especie de cura, como confesandola. Pedí que todos se fueran y asi lo hicieron.
-Hola abuela, quería darte las gracias por todo, por ser como eres, por ser como fuiste, y por ser como serás. Prometeme que te quedarás a mi lado que no te irás. Que me seguirás llamando princesa.
-No te puedo prometer nada, no existen las promesas.
Eché a llorar, mi abuela me agarró fuerte la mano.. y.. y..y..cerró los ojos. Desde ese momento, supe, que había perdido lo mejor que tenía.