𝗖𝗜𝗘𝗟𝗢 𝗔𝗭𝗨𝗟 ท้องฟ้า ━━ 𝖳𝖧𝖨𝖱𝖣 𝖪𝖠𝖬𝖨𝖪𝖠𝖹𝖤 𝖸 𝖳𝖴́

Capítulo 26

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Estaba nerviosa, muy nerviosa, demasiado nerviosa. Daba vueltas por toda mi habitación porque no sabía qué ponerme. Lo único que quería era que nada saliera mal. Tenía un presentimiento pero no sabía si era bueno o malo.

—Ey, ¿Estás bien? —preguntó Pau.

—Sí. —me fulminó con la mirada. —Okey, no... Es que... No sé, yo... Supongo que estoy nerviosa.

—No te preocupes por eso. —Elena me dio un abrazo. —Todo va a estar bien. Hay que empezar a prepararte. —onreímos-.

La sensación crecía o disminuía mientras las chicas me ayudaban a buscar la ropa. Luego Cata llegó corriendo y aunque quise preguntarle cómo le había ido con Marc ella sólo gritó "¡Tengo el peinado perfecto para ella!" Cuando me estaban peinando y maquillando empezaron a sacar fotos. Después ellas salieron como rayos a sus casas para traer sus vestidos y arreglarse aquí. Me miré en el espejo y no pude evitar sonreír.

Mi cabello estaba amarrado en una coleta alta, donde colgaba mi cabello ondulado. El maquillaje que habían escogido las chicas resaltaban mis ojos.  Y el estilo de mi ropa era elegante pero nada ostentoso, de colores lila y blanco.

—Dieciocho años, wow. —reí.

—Estás preciosa.

—Gracias mamá...

—¿Te digo algo? —asentí. —Me gusta ver como mi niña adora bailar y estar con sus amigos porque al venir aquí pensé que no te gustaría mucho.

—Lo sé, fue extraño, lo admito pero... Sabía que al fin y al cabo... Me iba a gustar.

—Deberías hablar con Third y arreglar las cosas.

—¿Q-Qué? ¿Cómo sabes que...?

—Porque soy tu mamá. Todos los días venía a buscarte o se quedaba a dormir y no paraban de reírse junto con Marc, no paraban de hacer bromas después de ir al estudio... Hicieron un desastre con su pijamada, que por cierto terminó en lo que parecía una fiesta de los Vengadores en manos del señor Stark. —reímos. —El punto es hija... —tomó mis manos. —Que no sé que les pasó, pero tienen una amistad muy fuerte y única, y no deberían pelear. Habla con él. No lo dejes ir. No tengas miedo de hablar de lo que sientes y sobre todo respetalo y escúchalo. La amabilidad es un lenguaje que los sordos oyen y los ciegos ven.

—Mark Twain. —sonreí. —Gracias mamá, te quiero mucho. —la abracé.

Me gustaba estar así con mi mamá, era difícil que tuviéramos momentos madre e hija por... Todos los "problemas" que había tenido últimamente.

(...)

Todos estaban llegando, la poca familia que tenía aquí y mis amigos. Todo estaba más bonito que cuando lo vi antes de la fiesta. El escenario ya tenía los micrófonos y algunos instrumentos arriba así que se veía mejor.

—¿Podemos hablar? —preguntó Perth.

—Claro.

Nos acercamos a el escenario, donde nadie podía vernos, lo miré a los ojos y miré con nerviosismo sus manos entrelazadas con las mías.

—Te ves linda hoy. —rió nervioso.

—Gracias —sonreí.

—Yo... Venía a pedirte una disculpa

—¿Qué? ¿Por lo del beso? Mira, yo...

—Me gustas. —nos miramos por unos segundos. —Pero sé que yo no a ti. —apretó mis manos con delicadeza. —Sé que sientes algo por Third