Capítulo 13

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—¿Qué esperas para empezar a huir? — le preguntó Natasha a Elizabeth en un tono de furia.

        La chica tenía su dedo en el gatillo y la apuntaba sin la más mínima dificultad. O al menos eso esperaba que pareciera, por dentro estaba aterrorizada. Se concentró en que su mano no empezara a temblar cuando se acercó a Elizabeth.

—De verdad me sorprendes Nat —rio la rastreadora sin el menor dejo de miedo en su voz —, te ves tan radiante con tu arma en la mano, casi que invencible… Aunque ambas sabemos que no serás capaz de disparar ¿no?

—No me tientes Elizabeth. Yo tengo el control.

—¿Estás segura de eso? — le replicó moviendo sus manos.

En ese momento Natasha recordó el poder de Elizabeth, como hacía volar a la gente por los aires con una fuerza sobrenatural, aunque parecía que solo venía de sus manos.

—Daniel —le ordenó a su amigo—. Átale las manos.

—¿Con qué? —preguntó el chico.

—No lo sé, busca algo.

—¿En serio creen que voy a dejar que me aten sin oponer resistencia? —se burló Elizabeth.

        Natasha disparó. Por un momento pudo ver el miedo en el rostro de su enemiga, quien cerró los ojos para recibir el impacto. Al notar que no sentía dolor alguno Elizabeth abrió los ojos, la bala estaba a unos pocos centímetros de su frente. Natasha la mantenía en el aire con su otro brazo.

—Yo que tú obedecería mis órdenes —le dijo Natasha a la rastreadora en un tono que aparentaba tranquilidad—. Podría ser que se me olvidara como controlar mis poderes… Y no estoy segura de que quieras una bala en tu frente.

        Natasha no entendía por qué se sentía tan bien tener el control sobre Elizabeth. Tal vez sería el hecho de que le estaba dando una cucharada de su propia medicina o que simplemente había esperado este momento desde que la había conocido en aquel callejón. Lo único que tenía claro era que Elizabeth colaboraría, no era tonta y hasta este momento no había ninguna otra salida.

        Elizabeth posó sus manos al frente de Daniel, quien las ató con el cinturón del rastreador que yacía inconsciente con una herida de bala en la pierna. Cuando estuvo seguro de que la rastreadora no era capaz de usar sus habilidades, hizo que se recostara en una pared. Natasha se movió un poco, aun apuntándola con su arma.

—¡Chicos! —exclamó una voz alarmada a lo lejos.

        Alicia y Lisa caminaron rápidamente a donde estaban sus compañeros, ambas tenían una expresión de sorpresa en sus caras.

—¿Qué demonios pasó aquí? —preguntó Alicia mientras observaba su alrededor.

—¡Liss! ¡Al! ¡Bienvenidas a la fiesta! —exclamó Elizabeth con una falsa sonrisa—. Yo las pondré al tanto chicas… Al parecer Nat sabe controlar sus poderes ahora, y me está amenazando de muerte. ¿Pueden creerlo? ¿A mí?

—¿Dónde está Oliver? —preguntó Lisa, ignorando por completo a la rastreadora.

        En ese momento Natasha recordó a Oliver, con todo el ajetreo que había pasado los últimos minutos había olvidado cuál era su propósito en ese callejón.

—Está en el auto —le respondió Daniel—. Lo puse ahí para que descansara un poco, está inconsciente.

—Y así lo estará, por mucho, mucho tiempo —se rio Elizabeth.

—Dime que le hiciste. Ahora. —Natasha pudo sentir la furia de Lisa en cada palabra.

—¿Y dónde está la diversión en eso? Creí que entendías que lo divertido era saber secretos que nadie más sabía ¿no era así Liss?

Peligro (la mentalista #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora