Capítulo 4: La Marca.

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—A mi despacho. —tenía una mirada seria. Miró a Jai, suspiró y me volvió a mirar—. Vamos.

La seguí medio andando medio corriendo mientras subíamos las escaleras, abrió la puerta del despacho y cuando entramos, la cerró tras ella. Fue hasta su escritorio de caoba y se apoyó en él, mirandome. Ahora tendría que aguantar el típico sermón ¿para qué? si seguramente me acabaría echando o qué sé yo.

—¿Sabes? —comenzó. Pero yo no tenía ganas de tragarme un sermón así que le corté.

—Mira, si vas expulsarme ahorrate el sermón y hazlo ya.

—¿Quién ha dicho nada de expulsarte? Si hubiera querido expulsarte —dijo mientras se ponía derecha y se dirigía hacia el sillón— habría dejado que te escaparas esta noche. Pero no queremos que te atrapen y te maten ¿verdad?

—¿Quién va a querer matarme? —rápidamente se me vino la imagen de una persona a la cabeza.

—¿Eres retrasada, querida? Los vampiros, ya te lo dije. —otra vez con la misma historia. No iba a aguantar las fantasías de una vieja -vale, no tan vieja- chiflada. Fui a girarme para salir de la habitación cuando escuché un porrazo en la mesa de la directora. Estaba de pie, apoyada con los brazos en la mesa cuando me dijo —Carla Di Ángleo, eres una Cazadora de Vampiros te guste o no. Cuando antes lo asumas, mejor. Esos bichos se han llevado a tus padres, ¿y así es como pagas su sacrificio? ¿Exponiéndote a la primera de cambio a que te cacen?

—¿Mis padres.. están muertos? —pregunté mientras me acercaba a paso lento hacia el escritorio. Aunque no estaba segura de querer oír la respuesta.

—No lo sé.. —dijo suspirando—. Pero déjame prepararte. —me miró con firmeza—. Te entrenaré, te enseñaré a utilizar las armas, a defenderte..

—Ya sabe que no creo en nada de esto. A parte, no confío en usted.

—Tienes una marca de nacimiento en forma de V invertida justo en el hueso de la cadera. En la parte izquierda. —explicó.

—Eso no ayuda. —dije llevandome la mano a la marca—. Aparte, solo es una mancha de nacimiento.

—No es sólo una "mancha" es una marca. La Marca. Sólo un verdadero Cazador, engendrado por otro Cazador, la posee. ¿Acaso no se lo has visto a tus padres? —la verdad es que tenía razón, mis padres la tenían, siempre me había extrañado que la tuviéramos los tres, en el mismo sitio. La misma forma. Aunque no es que digamos me quitara el sueño por la noche. —No te estoy pidiendo tu plena confianza el primer día, ni tampoco el segundo. No confíes en mi si no quieres, pero confía en tu madre. Ella te mandó conmigo por alguna razón.

Me quedé mirandola, analizando cada palabra que había dicho. Seguía sin transmitirme confianza, pero debía hacerlo por mi madre. Si de verdad existía todo lo que me estaba contando, debía preparame. A lo mejor así podría ayudarles, podría enfrentarme a ellos y salvar a mis padres. 

—Está bien —dije al fin. No muy segura—. ¿Qué tengo que hacer?

—Mañana a primera hora en el pabellón. Sólo tienes que atravesar el jardín. Y trae ropa adecuada.

Me giré y me dirigí a la puerta para abrirla cuando volvió a hablar.

—Por cierto, ¿cómo pensabas sobrevivir, si conseguías escapar, con una manzana?

—Bueno —dije girandome, metiendo la mano en el bolsillo y sacando la manzana. Me quedé mirandola mientras la giraba examinándola en mi mano, y le di un mordisco—. Tenía pensado dar pequeños mordiscos, ya sab.. —me cortó.

—Buenas noches, Kelly. —Juraría que intentaba reprimir una sonrisa, aunque la tenue luz del la habitación iluminada por su lampara de mesa no me dejaba confirmarlo.

Cazadora de Vampiros. (Janoskians: Luke Brooks, Jai Brooks y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora