La mujer del rey: parte 2

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-El emperador Shizong de Kitán ha llegado- anunció un guardia con gritos.

Las puertas de las sala del trono dando paso al emperador de Kitán, era un hombre alto y robusto, no tenía más de 30 años; sus ropas eran cafés obscuras, sobre ellas estaba un pecho café de cuero con relieves dorados, botas negras de cuero protegían sus pies que caminaban con firmeza, su cabeza era cubierta por un ancho sombrero de piel de algún lobo gris del que colgaban tres colas de cada costado. Su apariencia era imponente y sus guardaespaldas no se veían nada amigables; pero Wang So pudo leer en sus ojos su verdadera bondad.

-Saludos, rey Gwangjong- lo saludó Shizong arrodillándose sobre el suelo.

-Bienvenido, emperador Shizong; espero que su viaje haya sido grato- respondió So con una sonrisa en su boca. El emperador se levantó, sus guardias se desplegaron a los lados de la habitación intercalándose con los soldados de Goryeo.

Jung y Ji Mong se encontraban a la izquierda del rey, Baek Ah estaba a la derecha y era el más nervioso de los tres; estaba consciente que la situación con Kitán era delicada y So necesitaría de toda su astucia y recursos para que ese día no terminara en guerra.

-Gracias, Pyeha; mi viaje fue tranquilo y sin interrupciones; por eso hemos podido llegar tan pronto-

Inmediatamente llegaron dos eunucos que pusieron frente al emperador una mesita preciosamente decorada y tras de ella un cojín de seda bordado con hilo de oro.

-Por favor, tome asiento- ordenó So, el emperador agradeció y obedeció.

-Pyeha, usted debe conocer muy bien el motivo de mi visita- dijo Shizong con voz seria, mas no severa.

-Por supuesto. Recibí su carta hace una semana solicitando un encuentro para negociar la paz entre Goryeo y Kitán. Como rey de esta tierra, estoy dispuesto a aceptar sus términos para llegar a la paz; sin embargo, éstos no deben afectar ni la economía, ni la dignidad de Goryeo- sentenció Wang So con serenidad, pero su voz grave le daba seguridad a sus palabras.

-Comprendo, Pyeha. Pero debo ser claro con usted- el rostro lleno de confianza de So se borró poco a poco, incluso sus amigos se atrevieron a mirar directamente al emperador de Kitán- Mi pueblo, la gente de Kitán, son personas extremadamente rencorosas, enemigos acérrimos de sus enemigos, conocidos por su odio que llega a durar por generaciones; sin embargo, son personas que reconocen la importancia de la familia y la valoran más que nada; nunca se atreverían a atacar a alguien de su propia familia- explicó Shizong, So lo miraba curioso y muy interesado en sus palabras. El emperador de Kitán sudaba, había visto pelear a Gwangjong cuando era príncipe y sabía que era peligroso tenerlo de enemigo ahora que era rey, sin mencionar que ya estaba harto de tantos conflictos. Hizo a un lado la mesa frente a él y se inclinó quedando con la cara casi en el suelo- Pyeha, si la familia real de Kitán y la familia de real de Goryeo emparentan, la paz será posible. Cualquier ataque de mi pueblo contra su reino será un ataque directo a mí y recibirán un castigo severo. Permítame casarme con una de las princesas de Goryeo y la paz entre ambas tierras estará asegurada-

Wang So iba a decir algo cuando fue anunciada la llegada de Hae Soo con su comitiva y la comida.

-Muy conveniente- pensó el rey.

-Pyeha, hemos traído de Damiwon lo que ha pedido- habló con formalidad la joven saludando con una reverencia. El tono tan formal de su voz desconcertó un poco al joven rey, pero comprendía que no podía hablarle con tanta libertad frente a su invitado.

-Gracias, Dama de la corte Hae. Sirve primero a mi invitado; emperador ¿Le apetece un poco de té o licor?- El emperador se levantó poco a poco.

-Con mucho gusto tomaré un poco de licor, Pyeha- dijo Shizong, So le hizo una seña a Soo con la mano e inmediatamente dos damas de la corte pusieron la mesa en su lugar y Hae Soo se arrodilló para servirle el licor que había pedido; cuando la cara de la joven estuvo a la misma altura que la del emperador, éste exclamó sorprendido al verla- ¿Su Ni?

Scarlet Heart Ryeo: Larga vida a la ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora