¡1000 lecturas! De verdad, no puedo creerlo. Muchas, muchas gracias por todo su apoyo y su paciencia. Sé que he descuidado mucho esta historia, pero ya voy a terminar la escuela y podré actualizar todo lo que tengo pendiente.
El arco de Chae Ryung termina en el siguiente capítulo.
¡Disfruten!
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Apenas cayó la noche, Soo se escabulló a los aposentos de Woo Hee.
-¡Soo! ¿Qué haces aquí?- la gisaeng estaba demasiado sorprendida de ver a su amiga a esas horas, pero supo que algo había pasado.
-Necesito tu ayuda, Woo Hee. Tengo que ver a Chae Ryung, comprobar que es inocente, que la manipularon para hacer todo de lo que se le acusa.- explicó Soo con sincera tristeza.
-¿Qué necesitas que haga?-
-Ayúdame a entrar a los calabozos sin que mi esposo se entere, por favor.-
Woo Hee pensó un momento. Podría distraer a los guardias clamando haber visto un ladrón y llevándolos lo más lejos posible para que la reina hablara con la dama de la corte, pero dedujo por la mirada de Hae Soo que no quería que la dejara sola. Pensó en algo más, se le ocurrió entonces intercambiar los guardias del calabozo con unos de Gyobang y darles órdenes de guardar silencio, los soldados le eran muy leales por el trato tan amable que les daba, así que estaba segura de que se quedarían en silencio. Sin embargo, había algo que le preocupaba.
-Soo, ¿Estás segura?- preguntó con sincera angustia. Baek Ah le había contado todo sobre su enfermedad y temía que la experiencia fuera demasiado para la joven reina.
-Woo Hee, si no hablo con Chae Ryung, jamás me lo voy a perdonar.- contestó firme.
La gisaeng miró a su amiga a los ojos, conocía muy bien esa mirada valiente y decidida. Hae Soo estaba consciente de las consecuencias que podría tener al desobedecer las órdenes del rey, pero aún así estaba dispuesta a arriesgarse por una causa justa. Eso la llenó de esperanza.
-De acuerdo, Mama. Arreglaré todo.- Woo Hee abrazó a su amiga y pudo sentir temblar el cuerpo de su amiga. ¿Estaría nerviosa? No, más bien quería llorar.- Iré a preparar todo, tú debes vestirte. Busca entre mi ropa un vestido negro y un sombrero con un velo. Los necesitarás para que nadie te reconozca ¿Entendido? Volveré en una hora.-
Soo asintió a las indicaciones de su amiga y se separó de ella. La mejor amiga de la reina salió de su cuarto y cerró la puerta. Hicieron lo acordado. Woo Hee fue con los guardias del calabozo y les indicó que serían relevados a las diez de la noche por dos guardias de Gyobang con la excusa de que el rey quería que los carceleros debían tener el menor contacto con la criminal y que el que los celadores fueran del otro lado del castillo aseguraba la efectividad de la operación. Los guardias ni siquiera pidieron más explicaciones o exigieron la orden escrita del rey, pues sabían que la mujer frente a ellos era la prometida de su hermano, la directora de Gyobang y todo lo que había dicho tenía sentido.
Después fue con dos guardias suyos y les explicó la situación, ambos aceptaron obedecer sus órdenes a detalle, apreciaban mucho a la princesa y aún más a la reina después de lo ocurrido en el río. Cuando Woo Hee regresó con su amiga, ésta ya se encontraba vestida, le indicó que todo estaba listo, sólo tenía que cambiarse y a las diez de las noches se dirigirían a los calabozos a ver a Chae Ryung.
La oscuridad casi las cegaba, de no ser por la lámpara de papel que la princesa llevaba, ambas se habrían tropezado en varias ocasiones. Soo estaba segura de que quería hablar con su vieja amiga, quería encontrar cualquier ápice de inocencia para salvarla. Pero mientras caminaba se cuestionaba cuánto le costaría esa noble acción. Cuando se calmó, analizó sus palabras y se dio cuenta de lo que había sido con So, del hombre que tanto amaba y que en más de una ocasión había arriesgado su vida por su bienestar.
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Scarlet Heart Ryeo: Larga vida a la Reina
FanfictionFinal alternativo a partir del capítulo 18: Hae Soo se permite cambiar la historia una vez más al casarse con Wang So, beneficiándolo más de lo que ambos esperaban. Pero cuando el destino de Goryeo recae sobre sus hombros y no en los del rey, la rei...