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Los primero rayos del día empezaron a perturbar el sueño de aquella dama de la noche, despertó con un pequeño gesto de cansancio era la primera vez que se veía con un cliente y no tenia sexo, no era una mala experiencia pero si se sentía extraño su cuerpo estaba tan relajado y su piel tan limpia que se asustó un poco. Se levantó de la cama para arreglar esta, no le gustaba el desorden y tampoco es como si el espacio de aquella vivienda se lo permitiera, luego de ello se dirigió a la tina para tomar un largo y relajante baño de hiervas aromáticas dejando aquella sensación de suavidad y frescura en su piel, con una impecable toalla blanca procedió a secarse para luego vestirse con sus cortos calzones blanco y su blusa de igual color.

En un suspiro que lleno su pequeño entorno se sirvió una taza de café cargada y sentada en su pequeña mesa para dos personas apreciaba como las nubes grises cubrían el sol dando ese magnífico ambiente de nostalgia que ella tanto ama, sonrió de lado tras masticar un trozo de aquel exquisito pan de especias llegando a chupar sus dedos luego de terminar aquel sabroso trozo de bagueta.

Escucho aquellos ligeros golpes en la puerta el cual le indicaba que alguien ya había llegado a su puerto. Tras abrir el gran pedazo de madera allí en su portal estaba nada más y nada menos que aquel joven pelirrojo de la noche anterior, era cierto que ella le ofreció ir a su casa pero no imagino que de verdad iría, se hizo aún lado de la puerta dejando que este pasará con sus pesados utensilios de arte los cuales eran totalmente interesantes.

El pelirrojo se sintió tranquilo al estar en esa pequeña casa, con una cama, un gabetero, una pequeña mesa de dos personas y una reducida cocina y ni hablar de aquella hermosa y perfecta vista de la torre tan llamativa y turística de aquel país.

-No tengo muchas cosas pero es un lugar tranquilo y privado- Comentó la Madame mientras le pasaba una copa de boca ancha para servirle de una botella azul marino- Es un Di Luna, me lo han mandado como agradecimiento y creo que seria excelente que la primera bebida alcohólica que tomes en Francia sea está- Sonrió tras su comentario para tomar asiento en la cama mientras el pelirrojo tomó una de las sillas acolchadas para sentarse a los pies de la cama-

-Debo decir que dude mucho en venir aquí, pensé que no me recibiría- Dando un trago a la copa sonrió viendo el líquido en esta- Vaya tiene un muy buen sabor y es ¿Burbujeante?- Sonrió nuevamente para darle otro sorbo- No lo sé pero su textura es muy interesante-

Eso le hacía sentir que veía aún niño probando por primera vez el alcohol, que chico más divertido. Madame empezó por quitarse los calzones blanco y su blusa ya que los cuadros serían al desnudo, se recostó en la cama bebiendo por ultimo todo lo que la copa tenía dentro. Su cabello estaba suelto chorreado en sus hombros, aquellas dos perfectas perlas al descubierto, con dos botones rosados que mostraban la buena temperatura que había en el ambiente y sus piernas separadas dejando ver aquella creciente flor rosada en estado libre exhibirse ante la vista de aquel joven que tenia el paladar hecho agua ante aquella tal hermosa vista.

El pelirrojo saco sus materiales para empezar a dibujar aquel hermoso lienzo que por ese día era solo suyo y estaba en su entera disposición, estaba nervioso no había visto nunca antes tan hermosas mujer desnuda
ante sus ojos, podría ser poco profesional pero su entrepierna delataba las miles de sensaciones que arrollaban su cuerpo, se sentía intimidado por aquel mirar pícaro de esa mujer que solo soltaba risitas burlándose de el.

-Háblame de ti Madame ¿Qué tipo de persona eres?- Rompió el silencio sin dejar de mirarla-

-Soy una prostituta desde que tengo memoria- Respondió sin más mirando intensamente al ruborizado chico-

-No Madame me refiero a las cosas que le gusta hacer, las cosas que le llaman la atención, las cosas que la ponen triste- Se detuvo de dibujar por un momento para mira le directamente los ojos- ¿Quién eres Isabelle?-

¿Quién era? Nadie la había cuestionado ¿Quién quería saber que tipo de mujer es una prostituta? Era una simple libertina, podría tener muchos conocimientos académicos pero sabía más del sexo que la razón por la cual las personas respiran.

-Me gustan los días nublados y el café fuerte, cuando tengo dinero doy la mitad de mis ganancias a los orfanatos y a veces ayudó en operativos médicos como voluntaria, me gusta el pan de especias y el queso crema con puerro, odio las injusticias y adoro a los gatos, no suelo entristecerme pero cuando lo estoy suelo cantar-Hablaba las primeras cosas que llegaban a su cabeza sin saber si eran las correctas-  No conocí a mis padres y desde muy pequeña estoy metida en un prostíbulo y creo que de tomar otra vida sería no se ¿Enfermera?-

Escucho atentamente y con determinación las confesiones de su musa ¿Como podría existir alguien tan maravilloso? Solo debía escucharse así misma y entender lo maravillosa que es, no conocía a otra persona con una mejor personalidad o deseos. Terminando su perfecto cuadro sonrió al ver su musa no sólo vivía en la realidad, sino también que vivía en un trozo de papel el cual iría con el.

La sensual mujer se levantó de la cama y tras mirar el rostro de aquel hombre sonrió con malicia como solo ella sabe hacer, se sentó en el regazo de este mientras sus caderas se movieron de una forma sensual y sus manos explorando su cuerpo con sensualidad. Se acercó al rostro de esta para acariciar sus mejillas y acercarse a sus labios para besar aquellos rojizos y delgados labios que desde hace unos momentos le habían llamado la atención para probar su sabor, succiono la lengua de este al interior de su boca para hacerle el sexo oral a esta, podía sentir como las manos de este se aferraban a sus caderas por aquel toque poco gentil que propinaba aquella prostituta.

De forma torpe bajo la bragueta de este, sacando así el gran miembro del chico a decir verdad estaba sorprendida por el tamaño de este y sin previo aviso se empezó a autopenetrar sintiendo como el grosor de aquel falo llenaba el interior de su vagina, rozando perfectamente su cuello uterino, había estado con cientos de hombres de los cuales no recordaba el rostro de la mayoría de ellos, pero el que no quería olvidar en especial era el de aquel joven. Tomó el rostro de este entre sus manos mirando aquellas facciones de excitación que se dibujaban en su rostro, amaba el rostro de ese chico, amaba sus jadeos, amaba su miembro llenando su interior, amaba sus manos y por un momento también lo amo a el.

MADAME ORGASMOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora