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James se preguntaba el porque aquella noche se había hecho la más fría de todas, luego del accidente de Isabelle se quedo en casa de esta ya que no tenia corazón de dejarla sola. Su querida musa tenía dos días durmiendo debido a unas inyecciones para relajar y calmar el dolor que el pelirrojo le ponía, había llamado a su papá el cual es médico para que le diera algunas indicaciones para aliviar aquella herida y este indudablemente se las dio, aunque se preocupo muchísimo por su hijo ya que le pedía indicaciones para una puñalada.

Se encontraba acostado aún lado de esta en la cama ya que paso un día y medio completo sentado en una de las sillas del comedor y en ese tiempo había  escribo algunas 15 páginas para su libro, la inspiración le empezaba a llegar sola y cuando eso ocurría no podía parar de escribir ya que aprovechaba todas sus ideas al máximo, Madame se despertaba de vez en cuando pero por corto lapsos de tiempo no más de 15 minutos se le veía con los ojos abiertos y hablando incoherencias en su extraño idioma que lo único que podía entender era "Wii" ya que según el significaba si o algo por el estilo. Leía el tan afamado libro "El principito" que a pesar de ser una obra infantil tenía algunas cosas que le llamaban la atención ya que depende el punto de vista podía ser un libro profundo o una simple obra para niños con dibujitos extraños, cerro el libro cuando sintió el movimiento  brusco de su musa el cual provocó que esta se sentara en la cama con evidencia de estar agitada y de estar llorando ¿Qué le sucedía ahora?

-¿Qué paso? ¿Por qué a mi?- Preguntaba mientras veía a todos lados con un cierto grado de nerviosismo-

-Tranquila Madame, estoy con usted- Pronunció en un tono bajo mientras tomaba con delicadeza de los hombros de esta en un intento de calmarla- Ya lo peor paso así que puede relajarse y estar tranquila-

-No me hagas daño- Pronunció entre lágrimas y al ver por fin directamente a los ojos de aquel chico tomó de las mejillas de este en un toque suave y ligero- Señor James- Una sincera sonrisa se dibujo en su rostro mientras acariciaba la piel de este-

-Isabelle no tienes porque asustarte- Abrazo con delicadeza el cuerpo de la mayor de edad mientras olía con tranquilidad el aroma leve a mente que salía de su cabello- Está segura en su casa, he pasado este tiempo de recuperación con usted así que no tiene que temer a nada-

La Madame acepto el abrazo y cuando volvió en si tan sólo se podía preguntar la razón que impulso aquel joven a cuidarla, estar hay para ella y socorrer la cuando estuvo en necesidad ¿Cuáles eran sus verdaderas intenciones hacia ella? Había dado tanto al mundo que le lastimaba pensar de forma errónea acerca de aquel muchacho ¿Era feliz estando asi? Acompañando a una mujer que no vale nada.

Escucho sus palabras y como de forma desinteresada hablaba como la había cuidado y medicado durante esos días, cuando intento levantarse de la cama este se acercó a ella para ayudarla, en ese momento Madame acepto pero no quería sentirse tan inútil.

-¿Qué quieres a cambio de esto?- Pregunto en aquel tono cortante y amargo- ¿Sexo gratis? ¿Dinero? ¿Qué diablos quieres de mi mocoso? A penas llevas un mes conociéndome y ya me andas cuidando como si fuera ¿Tu madre?-

-No quiero nada, tan solo intentaba ayudarte, tengo dinero y puedo tener la chica que me guste- Se cruzó de brazos sintiéndose ofendido- No lo sabe todo Madame, quizás estuvo con muchos hombres y cree concer como somos, pero eso no significa que va a saber que tipo de hombre soy yo. No necesito hacer una acción esperando algo a cambio, no soy ambicioso-

-¿Y por qué hiciste esto? No lo entiendes ¿Cierto?- Lo observó con al confusión en el rostro- Soy una mujer con uno de los oficios más bajo del mundo ¿Qué te hace venir a cuidarme y acompañarme mientras estuve convaleciente?-Cuestionó con enojo mientras se recargaba en al pared se sentía muy débil como para estar sobre sus pies-

-Yo- Respondía con duda era cierto ¿Qué hacia allí? Ni siquiera conocía a esa mujer y ya estaba cuidándola y velando por su salud ¿Qué le ocurría?- Creo que es un acto de... ¿Humanidad?- Se rasco la cabeza con nerviosismo, no podía creer lo, pero ya sabia la razón de sus propias acciones- Yo la amo Madame Isabelle-

Madame se quedo en silencio por unos segundos sintiendo como el enojo le subía del estomago y se le estacionaba en el paladar ¿A caso tenía cara de estúpida? No la conocía ¿Y la amaba? Es una prostituta ¿Y la ama? Que se vaya con esa historia a otra mujer pero ella nunca caería en ese extraño juego que tenia aquel muchacho.

-¿Amarme?- Ríe a carcajadas para luego mirar al muchacho- Me harás estallar de la risa con tus bromas y forma barata de ligar- Suspiro cansada cruzándose de brazos, cuando pensó que ese chico era diferente a los demás resultó ser peor- Eres un niño ¿Qué sabes tu del amor-

-Se que sentí morir cuando vi tu sangre en mis manos, se que me enojó que Madame Susan dijera que no podía enamorarme de ti cuando ya lo había hecho, se que no te gustan los sitios ruidosos, se que amas el cafe, se que tienes 18 lunares y uno en particular que cientos de hombres han visto pero yo seré el único en recordarlo- Contestó sintiéndose ofendido tras lo que está le decía- ¿Me descriminas por amar a una prostituta? Cuando tu misma te menosprecias, deberías ser tu la cuestionada y no yo ¡¿Por qué te enojas conmigo?!- Alzó la voz llevándose la mano al pecho- Si solo te estoy confesando mi amor-

Era cierto no tenia porque enojarse con el, no le decía cosas malas tan solo le confesaba su amor ¿Pero por qué reaccionaba así? Y fue entonces cuando se dio cuenta que tenia miedo, que solo era una mujer cobarde a la cual nunca nadie antes la había amado, por eso temía, por eso se enfadaba con el.

Gruesas lágrimas salían de sus ojos no quería dañar aquel muchacho pero que estuviera enamorado de ella eso iba hacer demasiado amar a una arpía, le dolía el pecho, sentía que su corazón en cualquier momento iba a estallar tantas emociones juntas y mezcladas le calcomia la cabeza. Tenia miedo de ser amada de que alguien la quisiera cuando sólo la habían usado día tras día para complacer el ego más asqueroso y lo deseos más carnales que puede sentir un se humano.

-Dime por favor ¿Por qué lloras? ¿Te duele tu herida?- Pregunto con preocupación al ver a la joven de esa forma- ¿Qué puedo hacer?-

-Tengo miedo James, tengo miedo de amar a una persona hasta llegar al punto de sentir que podría dar mi vida por el, tengo miedo de que me amen y menos una persona tan buena y con un futuro tan brillante como el que tienes tu- Las lágrimas en sus ojos eran cada vez más gruesas y abundantes- Tengo miedo de romperte el corazón, llegaste a mi vida como un maldito tornado moviendo todo a tu alrededor y dejando un desorden, dejando un sin números de sentimientos revuelto. Siento que no puedo respirar-

Ante aquellas palabras el joven pelirrojo quedó perplejo parado delante de su musa, entonces su de verdad también ella sentía lo mismo ¿Cuál sería el problema?

MADAME ORGASMOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora