13.- PRIMERO ACTUAR Y LUEGO PENSAR.

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CAPÍTULO 13. Primero actuar y luego pensar.

Jared.

El día de hoy no hablo con ella. Se me hace más fácil no distraerme si yo estoy en la universidad y ella en el instituto y los estudios me alejan de pensar en algo.
Vale, eso me ha sonado a pederasta, pero es que es imposible... no puedo evitarlo.

Cuando llego a casa, Elizabeth no está por ninguna parte.

-Si la buscas, no va a venir. Se fue a comer con sus amigos.

-¿A quién?- Le pregunto a Rick, mientras finjo no saber de quién se trata.

-A la de las tortitas.

-¡Boh! No seas pesado, ya te dije...

-¡Venga ya!- Se rie.- En mi vida te había visto tan callado como estos días y, es más, ¿hace cuántos días que no te veo con una chica?

¡Mierda! Cierto... ahora que me paro a pensar no estoy con nadie desde el fin de semana. Todo por culpa de esa niñata.

-Porque no estás conmigo todo el tiempo.- Intento defenderme- ¿Qué pasa, tienes que saber todo de mi vida privada, o qué?

-¿Desde cuándo tienes una vida privada con respecto a este tema?- Nuevamente: Cierto. Mi vida con respecto a chicas y todo eso no es muy privada que digamos... todo el que me conoce (que creo que es bastante gente) sabe las chicas con las que tuve algo... Me quedo callado sin nada que decir.- ¿Y desde cuando alguien deja sin palabras a Jared Fernández?

¡Joder! Hoy me pilla por todos lados.

-Desde que mi madre no para de hablarme sobre mi hermana muerta. No quiero hablar de este tema y no quiero que esta discusión termine en algo peor.- Le digo en tono cortante, mientras subo las escaleras hacia mi cuarto.

Sé que me he pasado con esto, incluso sé que me ha afectado a mi, pero no quiero que sepan que la niñata esa me puede interesar de alguna u otra manera.

Yo soy Jared. El chico que si pasa el rato con una chica es solo una simple noche y echarlas al día siguiente o mismamente en el momento en que acabo, y que me empiece a gustar una cría de diecisiete años, no es algo de lo que me sienta muy orgulloso, aunque supongo que una vez usada ya no me valdrá para más. Ya no volvería a buscarla.
Pero es hermana de uno de mis mejores amigos. Eso es sagrado. Siempre. No se toca.

Estoy esperando en mi cuarto a que venga Elizabeth. No sé por qué, pero quiero hablar con ella. Cualquier excusa, aunque sea una tontería me sirve y excusas tengo bastantes, asi que de eso no me preocupo.

Me había encantado el momento que habíamos tenido hace unas horas en la cocina. Creo que esa parte de la casa se está convirtiendo en mi favorita... sobre todo la encimera... -Sonrío.
Me encantó el momento en que me empezó a hablar y me iba besando de a poco, hacía que tuviera curiosidad por saber más de ella. Recuerdo perfectamente como me había hecho acelerar cuando sus uñas rasparon mi torso delicada y fuertemente -Me muerdo el labio.-, también recuerdo cuando ella agarró mi pelo con fuerza. El efecto que causó eso en mi fue que le comiera la boca tan bruscamente, que hizo que necesitara más... me frustraba que yo no pudiera conseguir hacerme sentir como hubiera querido y me sigue frustrando que quiera más. Incluso, a pesar de la regla de no liarse con una hermana y menos con una niña pequeña, quiero hacerla mía. No sé que habría pasado si Rick no nos hubiera interrumpido, pero me habría encantado comprobarlo.

Tengo tantas ganas de probarla...

La puerta de la entrada de casa se escucha pegar un fuerte portazo, luego se escuchan pasos por la escalera, luego alguien corriendo hacia el cuarto de al lado y finalmente otro portazo, pero esta vez en la habitación de al lado.

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