Era casi el amanecer, y aunque el galopar de los caballos no causaba agitación al carruaje, algo más mantenía al joven heredero de Antaria desvelado. Le había sido imposible conciliar el sueño en las horas nocturnas, aunque sus ojos ardían y su conciencia parecía perderse entre el agotamiento, se preguntó si esta era la forma en que pasaban sus últimas horas de vida los bandidos y asesinos condenados a muerte, esperando en silencio el cumplimiento de su destino ante el patíbulo, aunque para él nada de lo que ocurriría se relacionaba con la muerte de su cuerpo, o al menos eso esperaba. Por un instante el carruaje se detuvo, abriéndose la puerta de este, para dejar ver el apacible rostro del canciller, responsable de guiarlo hasta los límites establecidos
–Pronto llegaremos, su majestad. No tiene de que preocuparse– Mu notó la mirada poco amable del príncipe, más decidió ignorarla. Por su mentor, el Sumo Sacerdote de AltoDestino, era lo menos que podía hacer, escoltar al joven Príncipe, su amigo de la infancia además, a su próximo destino, la corte de la Casa Aurore, en las tierras de la brisa helada de Saadalsud
–No te di permiso para asumir lo que crees que me inquieta– Milo se sentía traicionado por el joven de mirada apacible. Lo conocía desde la infancia, y compartían más que su edad y juguetes, pero ahora el cooperaba con la mentira que lo traía a tierras lejanas, para unirse a otra persona de quien poco conocía, excepto que la misma no salía de su castillo y su aspecto, eran desconocidos por los reinos que al igual que Antaria, se guiaban por las reglas del AltoDestino, el mismo que lo señalaba como parte de una historia y de un compromiso del cual no quería formar.
–Bien– Dicho aquello Mu retomó su posición
Transcurrieron un par de horas desde su última parada, en las cuales Milo rememoró viejos recuerdos del palacio de Antaria, sus escapadas a la capital, las personas que lo conocían, al igual que el olor del mar y de la costa de desembarco. Recordó las lágrimas de su hermana pequeña la noche antes de partir, el listón que ella misma tomó de su cabello para atarlo al de él. Ninguna de esas experiencias volverían, tan solo para cumplir un mandato del AltoDestino, uniéndose a un príncipe del cual solo rumores existían, como aquellos en los que relataban como su piel se caía, o de sus ojos con cataratas y el único diente que existía en su boca. Supuso que debía haber una razón para que el príncipe heredero de Saadalsud no se dejase ver, pero Milo ya no quería pensar en nada escabroso por los momentos. El carruaje se detuvo, y con este, la puerta se abrió nuevamente. Milo no les daría el gusto de ver más allá de lo que él quería mostrarles. Ajustó su espada, Antaria, el máximo tesoro de la corona que heredaría algún día, permitiéndose ver firme, imponente, al igual que los celestes que permanecían impenetrables ante las miradas de los guardias y escoltas. Frente a ellos, hizo acto de presencia una figura masculina de cabellos verdes y vestimentas purpuras, al igual que sus ojos, resguardados por los cristales de los anteojos, que Milo encontró familiar en los maestros que le obligaron a aprender el idioma de Saadalsud. Según le había explicado Mu horas antes, se trataba del Duque de Krest, Degel, el hermano mayor del príncipe heredero y su mano derecha. A Milo le parecía extraño que no fuese ese el heredero, pero según las tradiciones de Saadalsud, es el hermano siguiente al mayor el que hereda la corona, ya que un rey debe gobernar con pureza, y es el mayor quien lo asiste como consejero principal a su lado. Es el hermano mayor quien representa la rigidez de las normas, la política interna y externa y el conocimiento. Se trataba del cargo de mayor jerarquía luego del Rey. Degel se veía relativamente joven, pese a su expresión de estoicismo. Eso le daba a entender a Milo que al menos, su futuro esposo era alguien joven.
Los pensamientos de Milo se esfumaron al sentir un sutil golpe del baston que Mu llevaba en su mano, a modo de indicarle que debían acercarse al Duque. Mu fue el primero en hablar, tras una leve reverencia
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*Cancelada* [Saint Seiya] Est Immanens [Camus x Milo]
Fanfiction[Medieval & Fantasy Au] Unidos en un matrimonio en conveniencia, los herederos de los reinos de Antaria y Saadalsud deben aprender a convivir en armonía y sobrellevar las dificultades, para cumplir con la misión que el Alto Destino les otorgó. Sin e...