Capitulo IX: Sentimientos

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Capítulo 9

Sentimientos

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Sus pasos eran seguros, mas dentro de sí, sus emociones estaban revueltas. Para Milo era innegable, Camus le atrajo desde el momento en que le vio, aunque el espejismo creado por una visión tan fría y perfecta se vio derrotada con las primeras palabras dichas por este, su intriga por él nunca desapareció del todo. Pronto, los mínimos detalles que eran expresados por Camus fueron evidentes para el heredero de Antaria, quien se vio deleitándose por ellos. La forma en que apartaba sus lacios mechones aguamarina, la suavidad que adquiría su voz cuando sabía que era escuchado, incluso su ceño fruncido, de alguna manera le causaba fascinación hacerle enojar y sacarle de su zona de comodidad. Pero a su vez, un evidente afecto hacia él surgía, uno que pensó se trataría de costumbre y, quizás, compañerismo. Pero esa noche, aquel simple afecto era tan solo un sentimiento desconocido que era impulsado por su propia pasión, una diferente a lo que conoció en otro momento.

Se encontró siguiéndole sin prisa, ocultando la intriga despierta tras los últimos actos. La distancia discreta se acortó en el preciso momento en que la pesada puerta de la recámara se cerró tras ellos, apartándolos del resto del mundo, uniéndolos a ambos a un beso añorado, uno que evocaba las mismas sensaciones experimentadas, las mismas corrientes, el deseo de sus pieles chocando y descubriéndose, entre botones desatados y el desespero de encontrarse nuevamente entre inútiles telas que caían al suelo entre la torpeza de las caricias y los jadeos que llenaron el cuarto. No había lugar para las dudas ni los pensamientos, solo para los pasos que los llevaron hasta el lecho nupcial que compartían.

Las manos ávidas de Milo buscaron deshacer los obstáculos de las telas de Camus, quien le contempló desde su posición, debajo del Príncipe de Antaria, quien rodeó su cintura con sus piernas. Una caricia en la mejilla de Milo detuvo el curso de su anhelo. Tomó aquella mano con la suya, encontrando estremecedora el frío contraste de Camus con el calor que emanaba de su cuerpo, de su propia magia. El rostro envuelto en rubor de Saadalsud le hacía querer avanzar, el profundo azul de aquella mirada le hizo perderse en devoción. Fue en aquella pausa que Milo comprendió el efecto que la magia de Camus le provocaba en ese momento.

–Continúa...
La profunda voz de Saadalsud le hizo regresar a la realidad en la cual, el deseo de descubrir las extensiones de Camus y su temor de causarle daño coincidían en un profundo sentimiento hacia el otro que no tenía forma de definir.

Entrega, pasión desmedida, caricias pérfidas que recorrían las pieles ajenas, intercalándose con ávidos besos que descubrían territorios inexpertos. Era innegable la experiencia que el Príncipe de Antaria tenía sobre aquellas artes, gracias a años de aventuras, escapadas fugaces, diversos encuentros, rostros que eran desconocidos y que no tenían significado en su mente. Tan solo Camus era el protagonista de sus pensamientos, del vaivén de sus caderas, de las embestidas cuidadosas en un principio, y de sus arremetidas apasionadas. Milo se deleitaba con los gemidos de Saadalsud, con la calidez que su estrecho interior guardaba. El rostro de éxtasis, enmarcado en sudor por los cabellos azulados de Camus era su victoria, su razón para sonreír y sellas entre besos su unión. Las palabras de por medio nunca son necesarias cuando ambos corazones se conectan, alcanzando juntos el clímax de la mutua entrega de sus cuerpos, una que ni ellos mismos imaginaban, una que sin saberlo, reforzaría el hilo invisible de su relación.

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⏰ Última actualización: Jun 16, 2018 ⏰

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*Cancelada* [Saint Seiya] Est Immanens [Camus x Milo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora